NARRADOR
Luis llamo a Santiago, su amigo desde el colegio para poder encontrarse y hablar “Nos vemos en la cafetería D´GUSTO” había exigido y él estuvo de acuerdo
-. Al fin llegas – lo recibió Luis de mal genio
-. Vaya – Santiago se sentó a su lado – debería pedir un postre de chocolate para ver si así se te pasa lo amargado
-. Jajaja – responde con sarcasmo
-. Bien – llama para hacer su pedido – soy todo oídos – dice esperando su pedido
-. No logré zafarme de ese matrimonio – dice con más disgusto que antes
-. Ya veo que tu abuelo fue inflexible en ese tema – Santiago no comprendía la razón para amarrar a su amigo –pero – dejo que sirvieran su pedido – ya te dio sus razones
-. Eso es lo que más me molesta, no me dijo ni pío – Luis probó una cucharada de su tiramisú – esto esta delicioso
-. Vaya al menos algo que cambia tu humor – Santiago tomaba su chocolate caliente con sorbos pequeños para poder disfrutarlo más
-. Este postre tiene un sabor algo especial – reconoció ya que lo había puesto de buen humor
-. Te dije que es la mejor cafetería de la ciudad – sonrió Santiago
-. Te concedo la razón – Luis le devolvió una ligera sonrisa – esto haría soportable los dos años que debo pasar casado con esa mujer
-. Por cierto – Santiago bajó un poco la voz - ¿ya la conociste?
-. Lo haré el día de la boda – Luis se encogió de hombros – no estoy desesperado por verla antes
-. No tienes curiosidad por saber qué aspecto tiene – Santiago era muy curioso y estaba a punto de sembrar la curiosidad en su amigo
-. Mira por el momento quiero olvidar el tema – aclaró
-. Como quieras – dijo Santiago con diversión porque estaba seguro que Luis ya tenía esa espinita de curiosidad
Terminaron de comer y pagaron la cuenta halagando el delicioso sabor de sus postres y bebidas, a lo cual Paula agradeció con una sonrisa sincera
-. Espero que vuelvan pronto – Luis se quedó pensando en la dulce voz de la chica y su belleza que resaltaba a simple vista
-. Yo siempre que puedo me doy vueltecita – Santiago dijo coqueto
-. Gracias – Luis se puso serio y salieron
Se despidieron y Luis fue a su departamento no quería escuchar nada más de esa boda por el día de hoy; llegó se ducho y tan solo se colocó un short de algodón sentía algo de calor; recordó que su hervidor estaba averiado así que lo llevó a la sala en donde empezó a desarmarlo tratando de encontrar la falla.
Después de un par de horas pudo volver a conectar el cable que se había soltado, lo volvió a armar y fue a probarlo… el funcionamiento fue correcto.
Tomo un té de canela y fue a descansar.
EN LA CAFETERÍA
-. Amiga – Luz no quería ser imprudente, pero la curiosidad la estaba matando
-. Dime – Pau le hablaba de espaldas mientras terminaba de limpiar los últimos utensilios usados
-. ¿Ya tienes un vestido para tu boda? – Pau dejo caer sus hombros
-. Lo buscaré la semana que viene o si me es posible un día antes – dijo con molestia
-. Pero – Luz la vio tensarse y pensó bien sus palabras – salgamos este fin de semana a buscar uno que te favorezca en ese día, solo deseo que te veas radiante ese día
-. Amiga – Pau pensaba rechazar su oferta, pero de solo recordar el sermón que tendría que soportar de su madre lo reconsideró – vayamos el sábado y será algo sencillo
-. De acuerdo – Luz celebró de manera silenciosa porque estaba segura que de lo contrario Paula cambiaría de opinión, terminaron la limpieza y cerraron… Luz dejaría a Pau en su casa ya que ella no tenía auto
-. Por favor – Luz dijo antes que Paula saliera del auto – intenta ignorar las provocaciones de tu madre
-. Lo intentaré – Pau le dio una pequeña sonrisa y fue a su casa, quería ir a su pequeño departamento; pero había olvidado realizar las compras
Entró y fue directo a su cuarto, se duchó, se colocó un pijama (polo de tiras y un pequeño short) y bajo a la cocina para prepararse una pequeña cena
-. Vaya – era la voz que menos quería escuchar – al fin apareces, ¿Dónde demonios te pierdes todo el día? – Paula se mordió la lengua no quería iniciar una discusión
-. Estoy muy cansada – respondió lo más cortes posible – ya estoy haciendo lo que querías y eso es suficiente
-. Como es posible que alguien de tu clase se comporte de manera tan vulgar – criticaba su madre sin darle tiempo a ni siquiera interrumpir – y mira esa ropa, debes comportarte como una dama, no como si fueras una vulgar – Pau se sentía triste, ofendida y ofuscada a la vez – como pudiera…
-. Que – Pau explotó ya cansada de sus agresiones – echarme de casa o mejor negarme como hija – su madre se llevó una mano al pecho mientras su respiración se aceleraba – pues lamento mucho decirte que esta casa me la dejo mi padre a mí y tú eres quien está de más aquí – le grito sin pestañear – que más diera por no ser tu hija – salió corriendo en dirección a su habitación ya no quería escuchar más, ella siempre la criticaba y lastimaba; pero eso a ella no le interesaba solo el dinero… EL MALDITO DINERO
Beatriz, madre de Pau, era una mujer de unos cincuenta años, de cabellera rubia, ojos marrones, contextura delgada, y siempre se vestía con trajes hechos a la medida que combinaran de pies a cabeza y siempre usaba falda ya que el pantalón era una prenda para los hombres no para las damas, pensamientos y dichos de ella
Provenía de una familia adinerada que quedó en la ruina por el alcoholismo de su padre y la adicción a las compras de su madre, ella odiaba ser pobre así que una vez fue llevada con sus abuelos (quienes le ponían límites en todo) se concentró en explotar al máximo su belleza y encanto, porque ella estaba dispuesta a recobrar su vida y su estatus.
Fue en una fiesta de la alta sociedad que conoció a Sebastián el padre de Paula, él estaba embelesado con su belleza y elegancia; pero lo que termino por conquistarlo fue su gran desenvolvimiento y claro su gran corazón (una excelente actuación sin lugar a dudas), salieron un par de meses hasta que él le propuso matrimonio y se casaron, tuvieron una boda por todo lo alto y una luna de miel sin igual justo lo que ella deseaba.