PREPARATIVOS
Ese fin de semana Luz y Pau fueron a buscar un vestido, la cara de Pau dejaba mucho que pensar porque parecía que iba a ser fusilada y no a casarse.
-. Amiga, por favor cambia esa cara – Paula miraba a Luz
-. Mejor vamos por helado – Luz negaba con una sonrisa
-. No puedes seguir escapando de ese tema – intento hacerla reaccionar
-. Bien – ella suspiro – hagámoslo antes que salga corriendo – empezaron a recorrer tiendas y le gustaban muchos vestidos que no estaban en color blanco, después de cinco tiendas estaban agotadas
-. De acuerdo – Luz estaba exhausta – creí que esto sería más fácil
-. Al parecer no – acoto Pau – y no quiero ir a una tienda de vestidos de novia
-. Bien – Luz sabía le esfuerzo de Pau por hacer esto y estaba dispuesta a encontrar el vestido de su amiga sí o sí – sigamos
-. Bien – dijo con falsa emoción y entraron en una pequeña tienda
-. Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarlas? – dijo una señorita muy amable
-. Me gustaría ver vestido de gala largos de color blanco – se adelantó Paula porque sentía que si no encontraba nada este día iría con una bata
-. Por aquí por favor – dijo muy segura la señorita – tenemos todos estos modelos disponibles en color blanco – le enseño dos filas de modelos y ambas se miraron sorprendidas – puede ver el modelo que guste Pau y Luz empezaron a ver los vestidos al final llevaron tres a los probadores.
-. Amiga ya sal quiero verte – Luz decía impaciente afuera – ya voy – Salió con el primero y no le gustaba para nada ya que era estilo sirena que la hacía sentir atada
-. No – dijo al verse en el espejo
-. Concuerdo – apoyo Luz. Lo mismo pasó con el segundo y ya para el tercero sus esperanzas era mínimas
-. Sal por favor – rogaba Luz
-. Voy – respondía Pau y salió del probador dejando a su amiga con la boca abierta – te ves deslumbrante
-. Este es – el ganador fue un vestido de mangas tres cuartos con un escote no muy pronunciado en V, con detalles sutiles hasta la cintura en donde parecía tener un pequeño cinturón y después la falda caía como en un corte A no tan pronunciado
-. Es perfecto para tu estilo - Luz que celebraba como una niña con un juguete nuevo
-. Si este es perfecto para casarme –Pau sonrió de lado porque se desperdiciaría este hermoso vestido
-. Señorita nos lo llevamos – Luz la llevó de inmediato a la caja antes que ella se arrepintiera.
-. Muy bien señoritas – tomó el vestido y lo empaco en una caja – serán mil soles
-. Cóbrese – Pau pago en efectivo le era un fastidio las tarjetas
-. Gracias por su compra – la atención amable de la señorita más el haber encontrado el vestido mejoraron en algo el humor de Pau
-. Vamos por helado – Luz quería animarla
-. Vamos – le dio una sonrisa y fueron por helado de chocolate (el favorito de Pau) y menta (favorito de Luz)
Comieron y fueron a casa de Pau que para buena suerte no se encontraba su madre, subieron de inmediato a su habitación y escondieron el vestido en el armario porque no sabía que haría Beatriz si supiera del vestido
-. Mejor será que te lo lleves – Pau tenía un mal presentimiento
-. De acuerdo – Luz no puso peros, sabia lo desalmada que podía ser la madre de su amiga
-. Y deberías comprarte un vestido color champagne que es el mejor que te queda porque tú serás mi madrina y dama de honor – le recordó Pau
-. Ya lo tengo amiga – Luz le guiño un ojo – no te dejaría sola, jamás
-. Gracias – se abrazaron y despidieron
DOS DÍAS ANTES DE LA BODA
En la noche Pau regresaba cansada del trabajo y encontró a su madre en la sala con una enorme caja a su lado.
-. Por fin – Pau puso los ojos en blanco – quiero que te pruebes este vestido – señalo la gran caja
-. ¿Por qué? – Pau estaba confundida
-. Es el vestido para tu boda – la encerró en el baño y le paso el vestido, Pau se lo probó no estaba dispuesta a discutir
Salió con un vestido pomposo como de princesa, con una cola larguísima y lleno de encaje y pedrería; eso era demasiado para ella sin contar que tenía un peso excesivo
-. Te ves espectacular – que podía esperar Pau si su madre quería ser el centro de atención a costa de ella – voy a llamar a mi maquillista y…
-. Basta – Pau puso un alto porque la cabeza ya empezaba a dolerle – acepte casarme y estoy aceptando tu vestido, pero hasta ahí de mi maquillaje y peinado me encargó yo – se desvistió y en ropa interior corrió a su cuarto
-. Malagradecida – escuchó la voz lejana de su madre
-. Te llevaras una gran sorpresa – susurro para sí misma
LOS MONTEMAYOR
-. Hijo estás listo – preguntaba Ricardo
-. Sí – soltó con poco interés – me retiro, necesito descansar – dio un beso a sus padres y su abuelo en la frente y se fue
-. Pobre de mi hijo – decía Cecilia – esa mujer le compró un vestido horrible a su hija y con nuestro dinero
-. Tranquila hija – consolaba el abuelo – ya verás que esto será lo mejor
-. Ojalá – decía mortificada, Ricardo no opinaba ya que la chica parecía muy diferente al comportamiento de su madre y por lo poco que la vio le pareció una excelente persona; así que él confiaba en la decisión de su padre.
-. Tranquila ya veremos lo que sucede – dijo seguro el abuelo
EL DÍA DE LA BODA
Los Montemayor habían arreglado el jardín de su mansión en las afueras de la ciudad, los invitados eran algunos de sus socios más resaltantes, un par de amigos cercanos y por parte de la familia de la novia tan solo había invitado a su madre y su mejor amiga.
Luis llevaba un traje de tres piezas color plomo con una camisa celeste cielo y una corbata negra con pequeños detalles plomos; Santiago era quien estaba su lado con un traje negro, con camisa blanca y una corbata guinda.