¿por qué... ? ¡¡me enamoré!!

IX . CONVIVENCIA (V)

Cerca de las cinco de la mañana Luis escucho un ruido extraño, con pesar y delicadeza se levantó de la cama y buscó algo para poder enfrentar lo que quiera que estaba rondando; camino con cautela abrió la puerta y tan solo logró ver una sombra que se alejaba raudamente.

Regresó a la cama tratando de ordenar su mente y pensar si debía o no decirle a alguien lo que acababa de pasar.

-. ¿A dónde fuiste? – una adormilada Paula preguntaba

-. Yo… - intentaba hilar una frase coherente – salí…

-. Acordamos cero mentiras – cortó su parloteo con una advertencia

-. De acuerdo – se sentó al borde de la cama y Paula se acomodó para prestarle atención – me pareció escuchar pasos y como que alguien se acercaba a la puerta, me levanté y fui; pero al llegar solo divisé una sombra que estaba ya muy lejos

-. Esperemos que amanezca y revisamos bien los alrededores porque el perímetro tenemos que asegurarlo – Luis asintió y se volvieron a acostar con la mirada en el techo sin que a ninguno les volviera a dar sueño

-. Y si vamos al pueblo a comprar lo que hace falta – Luis le propuso porque el ambiente está tenso

-. No quisiera que Rosa y Antonio se quedarán solos – Paula habló con preocupación y tristeza porque si deseaba ir con él

-. Vente – salió de la cama de un salto y le tendió la mano – vamos a hacer algo para desayunar y así despejamos nuestra mente – Luis la acompaño y se pusieron a hacer un desayuno como para reyes, rieron y olvidaron sus preocupaciones por un rato.

-. Ya quiero probar esto – miraba con deseo la mesa

-. Pero – Paula detuvo su mano antes de tocar los platos – debemos asearnos – él asintió y ambos realizaron su rutina de las mañanas, Rosa llegó y miraba sorprendida los platillos en la mesa y lo pulcra que se encontraba la cocina.

Paula salió y los invito a desayunar, ella los sentía como una familia espero a que todos probaran un bocado de su comida y ver las expresiones en sus rostros.

-. Esto es magnífico – alabo Antonio

-. Esta exquisita – Rosa exhalo un suspiro

-. Nos salió bien – sonrió Luis

-. Al parecer sí, les gusto a todos – Paula iba a preguntar quién le había curado las palmas de sus manos; pero un auto se estaciono afuera y todos se miraron extrañados

-. ¿Quién será a estas horas? – preguntó Rosita algo molesta – no es de buena educación interrumpir o visitar – bufaba – a alguien en este horario

-. Iré a ver – se puso de pie Luis, y Paula lo tomo del brazo porque recordó lo sucedido hace unas horas

-. Con cuidado – él asintió mientras Paula tenía un nudo en la garganta

Luis salió alerta reconociendo de inmediato ese auto, tratando de no demostrar su molestia

“Tengo que poner todo el autocontrol de mi parte, porque estoy a punto de mandarlo a volar

-. Señor Villanueva – lo recibí en cuanto bajo de su auto – bueno días

-. Solo Víctor – rio sin devolver el saludo

-. ¿A qué debo su visita vespertina? – se notó cierto tono de molestia en su voz

-. Solo vine a entregarte este presente de mi esposa para celebrar su feliz matrimonio – Luis volteó y vio a Paula dirigirse hacia ellos

-. Buenos días Señor Villanueva – saludo cortes y a la vez lago cortante

-. Como le decía

-. Ya escuché lo que le dijo a mi esposo – puso su mano en el hombro de Luis – y lamento tener que ser tan directa con usted – suspiro con cansancio – pero mi esposo y yo debemos concentrarnos en levantar la finca de nuestra familia para darle algo del brillo de sus mejores años y es por eso que pedimos a nuestros conocidos y amigos que nos disculparan; pero no los visitaremos y pedimos lo mismo al menos por tres meses

El señor Víctor tenía su cara desencajada ya que las emociones lo abrumaron en ese instante ya que nadie le hacía frente e incluso todos hacían lo que él decía sin siquiera atreverse a intentar preguntar o rechazar su palabra

-. Ya veo – ambos podían notar la ira que tenía cada palabra y la forma en que escupió esa pequeña frase

-. Lamento tener que rechazar su obsequio; pero queremos evitar compromisos que no sabemos cuándo poder cumplir – Paula lo cortó de inmediato

-. Pero – se notaba como aquel pequeño regordete trataba de controlarse

-. Por favor – Luis intervino – esperamos su comprensión

-. Como deseen – dejo el obsequio en su auto y subió – no es muy bueno que solo vivan en el trabajo

-. Lo tendremos en cuenta – Paula se despidió de lejos y no dejo que Luis se moviera de su lado – que viejo para más impertinente

-. Debo confirmar algo – Paula no se daba cuenta que aún tenía casi abrazado a Luis 

-. Vas a empezar – lo miro molesta

-. Solo déjame averiguarlo y si lo confirmo o no, te lo digo – Luis pareció un niño regañado

-. Como quieras – se cruzó de brazos y fue a caminar por el sendero para intentar despejar su mente

Paula recogió leña e hizo diferentes montones que después recogerían, vio que la maya y postes de fierro estaban a punto de venirse abajo y eso sin contar que parecía no haber vida en todo lo que la rodeaba.

LUIS

Busqué mi celular y llamé al abuelo, estaba ansioso, ella no tenía por qué haberse molestado, yo…

-. Esta mujer me saca de mis casillas – susurró en un grito ahogado

A la tercera llamada me contesto y mis nervios estaban por estallar.

-. Hijo ¿Qué sucedió? – el abuelo estaba muy preocupado porque mi llamada lo tomaba por sorpresa

-. Quiero que me expliques en este momento que historia hay detrás del señor Villanueva y nuestra familia – hable molesto y sin respirar

-. Vaya – el abuelo no esperaba escuchar de ese tipo por un largo muy largo tiempo – esa es una larga historia – y su dicho me lo confirmaba

-. Debo andar con cuidado – sabía que me ocultaban muchas cosas con referencia a este pueblo y a esta finca y no estaba seguro de si estaba preparado para afrontar la verdad




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