¿por qué... ? ¡¡me enamoré!!

X - CONVIVENCIA (VI)

UNA SEMANA DESPUÉS

PAULA

He logrado limpiar gran parte del terreno y asegurar el perímetro; he hablado mucho con mi hermana (obvio mi mejor amiga) y ella me dice que todo va viento en popa en nuestro negocio e incluso a contratado un personal más para cocina y otro más para el salón. Mi madre se ha aparecido un par de veces intentando intimidar a mi amiga y desprestigiar el negocio del cual obviamente ella no tiene ni idea que soy socia.

-. Señorita – Antonio me saca de mi mundo

-. ¿Qué pasó? – Antonio se notaba algo confundido y nervioso – habla hombre que no te voy a comer

-. Creo que el señor Luis necesita ayuda – señala hacia donde están revisando los últimos detalles para el vaciado del techo y junto a él una señorita con un short que más parecía su ropa interior un escote que revelaba hasta el brasier que llevaba sin contar los tacones que llevaba

-. Mi niña – Rosita tenía que intervenir – por favor al menos esta vez

-. De acuerdo – respire un par de veces y con poco animo camine hacia ellos, llegando en el momento en que ella se colgaba de su cuello porque casi se había lastimado debido a sus tacones, me aclaré la garganta

-. ¡Oh! Cariño – de nuevo corrió a abrazarme como si fuese su salvavidas – la señorita Villanueva está de visita

-. Señorita Brígida – la saludé secamente – pensé que les había quedado claro lo que hablamos la última vez 

-. Por supuesto – se arregló su busto y juro que tenía ganas de vomitar – solo que vine a traerles un presente por su próximo pararaico – vi la cara de confusión en el rostro de Luis

-. Si entiendo; pero no planeamos una gran celebración ya que nuestras familias no podrán reunirse con nosotros – la joven iba poco a poco cambiando la forma de su rostro y su expresión de enojo no me era desconocida

-. No quería ser imprudente – las ganas que tenía de cantarle sus verdades estaban a punto de rebasarme

-. Mire señorita – Luis tomó la palabra esta vez – le voy a dejar en claro que soy un hombre casado y sin ningún ánimo de ofenderla debería de ver la manera en que se viste y actúa porque deja mucho que desear

-. Como se atreve – le levanta la voz intentando según ella cubrirse y se acerca con intenciones muy fáciles de leer – es un…- le detengo la mano y la dejo caer de manera brusca

-. No trate de hacerse la victima porque no sabe de lo que soy capaz -  puse mis manos en jarra – mi esposo esta simplemente siendo directo y claro con ustedes – suspiro – no deseo problemas con usted; pero quien me busca me encuentra

-. Están cometiendo un grave error – tiro la canasta de sus manos y empezó a hacer uan rabieta

-. Vives en una burbuja de niña rica – hice comillas – pero no sabes lo que es la vida real en una ciudad con responsabilidades, los problemas y que no todo se basa en el poder que crees tener

-. Espero que ahora lo comprenda – Luis volvió a mi lado ya que yo me había puesto delante de él - y si quiere visitarnos de la mejor manera espero que sea cuando deje de pensar que va a obtener todo lo que quiere con simplemente abrir la boca

-. Se van a arrepentir – nos gritó – no saben con quién se están metiendo – se fue

-. Problemas – susurró Luis

-. Deberías haber hablado claro desde la primera vez – dije y me volteé para regresar a mis actividades

-. No le he dado ninguna señal para que ella crea otra cosa -  me detuvo por la muñeca y hablo mientras estaba de espaldas

-. Es una niña mimada – intente zafarme – ya se le pasará – seguía sin soltarme

-. ¿Podemos intentar ser amigos? – no sabía si de verdad había un rastro de ruego en su voz

-. Solo si estás de acuerdo de que en un momento dado debes dejar de guardar secretos – sentí que aflojo su agarre y voltee a verlo. Él tenía la cabeza baja y no hubo respuesta. Así que me fui hacia Antonio y Rosa para seguir recogiendo lo último de leña que quedaba.

Llegué y no dije nada porque por un momento sentí que mi corazón se aceleró un poco, pero él no podía estar seguro de lo que quería y para mis emociones eso está muy mal porque no voy a negar que me gusta, me gusta mi esposo.

-. Mi niña – Rosa me estaba hablando y al parecer yo andaba en la luna

-. Sí – apenas la había lo grado escucharla

-. Creo que debemos ir al pueblo – escuchar eso me tensó de inmediato

-. ¿Para qué? – deseaba salir lo menos posible

-. En un par de días será el vaciado de techo y quería preparar cuy con papas, un plato tradicional – había probado ese palto unas cuantas veces en mi niñez

INICIO DE FLASHBACK

-. Paula – mi tía Linda me despertaba

-. Me quedé dormida – me froté los ojos

-. Un poco mi niña, ya casi es hora – salté de la cama como un resorte

-. Vamos, vamos – quería salir corriendo

-. Primero debes vestirte – me miré y estaba en pijama, asentí – te espero abajo

Mi tía tenía una pequeña granja de cuyes y ese día tenía la venta de cincuenta ejemplares y cogeríamos un par para cocinar nosotros; estaba tan emocionada hasta que llegó el momento de matarlos tuve que irme porque mi tía dijo que si alguien tiene pena cuando lo estaban sacrificando no moría rápido y sufrían más.

Después de pelarlo, eviscerarlo estaba listo para condimentarlo; pelamos un ajo y lo molimos en batán (una piedra grande encima de la cual, con otra piedra en forma ovalada alargada, hacen contacto entre sí y se pueden moler distintos tipos de hortalizas y condimentos), después lo colocamos en una tela y exprimimos ese líquido lo esparcimos por todo el cuerpo del cuy y al final solo sal; dejamos orear por unas horas o si deseas de un día para otro… nosotros lo hicimos después de tres horas lo llevamos a freír en un perol en leña.

Sancochamos papa y la pintamos con el aceite donde fue frito el cuy; acompañado de una ensalada de cebolla y tomate.




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