¿por qué... ? ¡¡me enamoré!!

XI - PARARAICO

El viernes en la mañana salimos al pueblo muy temprano, compramos treinta cuyes y algunas cosas que les hacen falta a la casa y regresamos a la camioneta.

-. Tienen todo –Luis pregunto

-. Falta comprar un perol para poder freír – se lamentó Rosita – pero podemos ir con la camioneta porque la tienda está a unos diez minutos – Luis asintió y arranco la camioneta

-. Don Luis – el señor Víctor llegaba casi sin aliento al lado de su ventana y nadie puso disimular su incomodidad

-. Señor Víctor – saludo cortante y cortés al mismo tiempo - ¿Qué lo trae por aquí?

-. Disculpe – trataba de recuperar el aliento para poder hablar – venía a ofrecer mi ayuda y presencia en su llenado de techo

-. Señor Villanueva – Paula estaba haciendo uso de su mayor autocontrol – me parece que fuimos muy claros con su hija y tenemos el personal completo para el llenado al igual la comida que está completa – Don Víctor se sorprendió

-. Este tema, me parece que es cosa de hombres – Paula ya quería mandarlo a la fregada

-. Mire – Luis tomo de la mano a Paula – mi esposa tiene voz y voto en todo lo relacionado con nuestra casa, nuestra relación es 50 y 50, no apruebo los estereotipos de machismo

-. Veo que usted es un saco largo – Paula apretó la mano de Luis porque no estaba segura de cómo iba a reaccionar él 

-. Diga o crea lo que le dé su regalada gana – se notaba la cólera y rabia en su voz – pero al menos soy feliz y no tengo que aparentar – los ojos de aquel hombre rechoncho se abrieron demasiado – buenos días – arrancó la camioneta y salió de ahí como alma que lleva el diablo

Durante el trayecto nadie se atrevió a proferir palabra alguna porque Luis se veía como una bomba a punto de explotar, Paula estaba enojada; pero muy bien sabía que su enojo no era ni la décima parte de lo que en este momento se encontraba Luis; llegaron en tiempo record debido a la velocidad que iban y era una gran fortuna que no hayan tenido algún accidente y estén en el hospital o en la morgue en este momento.

En cuanto llegaron Luis se bajó y dio un portazo que por poco no desarma la camioneta, la pobre de Rosa estaba asustada

-. Bajare las cosas – susurro para Paula y esta asintió

-. Antonio ayúdale en lo necesario – este asintió y se fueron de ahí, mientras Paula solo podía ver sus manos en puño y escuchar su respiración agitada – ve al río u otro lugar a desfogar tu coraje

Luis no la miró simplemente empezó a trotar y luego correr hasta que se perdió de la vista de Paula

Espero que no cometa ninguna locura

Fue a la habitación para colocarse algo más cómodo y avanzar un poco las cosas para mañana no estar a las carreras. Puso a hervir dos ollas grandes en leña bien tapadas para evitar el sabor a humo

-. Mi niña – Rosa apareció detrás de ella sobresaltándola – no era mi intención – levanto su mano restándole importancia y pudo ver en su rostro la preocupación

-. Debe estar por ahí golpeando las cosas o que se yo – Paula intentaba lucir relajada; pero en el fondo estaba muy preocupada

-. Hace demasiado tiempo que no lo veía tan molesto – la preocupación de Rosa era palpable – por favor ve a buscarlo, yo me encargo de esto – señalo a la casa en construcción

-. De…

-. Señora – el maestro las interrumpió

-. Dígame – lo trato de forma amable – en que le puedo ayudar

-. Olvide decirle al señor que para mañana vamos a necesitar unos cuatro o cinco galones de gasolina para el trompo (máquina que usan para mezclar en cemento, la arena, la piedra y el agua) – dijo agitado

-. No se preocupe – Paula respondió tranquila - podría traerlos usted mañana y en cuanto llega yo le devuelvo el dinero ¿Le parece?

-. Claro – dijo visiblemente aliviado ya que en lo poco que llevaba junto a ellos logró darse cuenta que eran personas honestas – hasta mañana (hoy se retirarían temprano debido a que solo estaban revisando algunos detalles)

-. Mi niña – Rosa volvió a llamar su atención

-. Ya voy – dijo de mala gana, camino por donde lo vio irse, llegó a los límites y no lo vio por ningún lado

Donde carajo se metió

Paula decidió ir al río quizá le gustaba nadar para poder calmarse, camino y no podía escuchar nada, sin embargo; cerca de la orilla pudo ver su ropa así que lo buscó con la mirada encontrándolo unos metros más allá. No sabía si hablarle porque era obvio que él aún tenía un muro muy alto rentre ambos que no le permitía confiar de todo.

Mientras decidía miro a su alrededor viendo un árbol de nogales, así que mientras tomaba valor para hablar intentaba bajar algunos frutos; estaba tan concentrada que sin darse cuenta estaba en lo alto de una roca bastante peligrosa y de un momento a otro perdió el equilibrio y cerró los ojos esperando un golpe del cual no iba a salir ilesa (o bueno salvo por un milagro)

 LUIS

Ese maldito viejo, me hace perder los estribos

Afortunadamente Paula me dijo las cosas claras porque lo más probable es que me hubiera desquitado con el primero que me dirigiera la palabra, fui a nadar era una excelente manera de desgastar energía y que así se me pase el coraje.

Llegué corriendo porque estaba muy ofuscado y me metí en un santiamén ni si quiera recuerdo cuando quede en bóxer, nadar contra la corriente es un método demasiado eficaz para sentirse exhausto en unos cuantos minutos, descanse un momento para recuperar el aliento y la vi….

Es realmente hermosa, aunque sin lugar a duda demasiado mandona

Estaba embobado detallando cada centímetro de todo lo que era ella hasta que me di cuenta que estaba en un lugar peligroso, me fui acercando de una manera silenciosa, pero rápido y cuando llegue pude atraparla en mis brazos

-. Debería tener un poco más de cuidado – ella abrió los ojos y solo me miro




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