¿por qué... ? ¡¡me enamoré!!

XXI - CONFESIONES

La semana había pasado en un santiamén, Luz y Santiago habían tenido un poco de tiempo para conocerse mejor y era hora de regresar a la ciudad porque ambos tenían responsabilidades.

Ese día los ánimos estaban por los suelos en especial de las chicas

-. Te voy a extrañar – Paula abrazaba a su amiga sin intención alguna de soltarla

-. Yo más – respondía Luz – pero alguien debe estar como cabeza de nuestro negocio

-. Muy cierto – a pesar de la tristeza de separase eran conscientes que era lo correcto

Se despidieron como unas mil veces hasta que en realidad se alejaron, Paula abrazo a Luis y cayó en cuenta que durante la semana había pasado el 95 por ciento de su tiempo con Luz y estaba apenada por eso.

-. Señor Luis – esa voz hizo que Paula tuviera repentina un sabor amargo, voltearon y si era Brígida

-. Ya se me hacía aro que tuviéramos tanta paz – murmuro entre dientes Paula haciendo que Luis sonriera

-. Buenos días – Luis fue cortés y seco a la vez – no creo tener ninguna cita con usted – Paula miraba su vestimenta como siempre reveladora un top que más bien parecía un brasier, un short que parecía una pantaloneta muy corta y tacones

Que ella piensa que vive en París o no Hawái

-. Mi padre ha logrado encontrar a la persona que le puede ayudar con las puertas de fierro que deseaba – Luis miró a Paula

-. Quieres ir al pueblo – ella asintió – bien dentro de una hora estaremos ahí, gracias – se dieron vuelta para que ella entendiera que no había nada más que hablar

Se cambiaron con ropa sport, aunque Paula no deseaba encontrarse con Don Víctor de ningún modo, ese viejo buscaba la mínima oportunidad para manosearla

-. Estaré contigo – Luis le susurro en su oído mientras le ayudaba a arreglar el gorro de su casaca

-. Eso espero – ella lo besó tomándolo por sorpresa y él la atrajo tomándola por la cintura

-. Me empiezo a acostumbrar a la vida de casado – le dio un abrazo que intentaba tranquilizarla y olio su cuello porque en realidad estaba loco por su aroma

-. Vamos – Paula tomo su mano y salieron de su habitación

-. Rosita – su nana lo miró – podrías ir a ver los acabados de la cocina en la casa

-. Seguro mi niño – el agradeció y subieron a la camioneta

Cuando estaban cerca del pueblo notaron que estaba un poco más desolado de lo habitual, es era bastante extraño, había muy poca gente por las calles.

Esto no me da buena espina

-. Esto es raro – dijo Paula

-. Quizá sea porque está iniciando la semana – dijo Luis a pesar que en realidad él tampoco se lo creía mucho

-. Puede ser – ella tomó su mano – por favor tratemos de terminar este asunto lo más pronto posible – le rogó

-. No te preocupes – llegamos a la casa de Don Víctor, porque ahí había citado al señor

-. Buenas ardes – saludó el señor intentando acercarse demás a Paula y Luis se interpuso

-. Buenas tardes – dijo muy serio - ¿Dónde está el señor que nos ayudara?

-. Ya debería estar aquí – explicó con una risa que le daba mala espina a Luis y Paula que sintió que su piel se hacía de gallina

-. Lo esperaremos unos minutos porque también tenemos cosas que hacer – advirtió Luis

-. Entiendo, tomen asiento – esa falsa amabilidad ponía nerviosa a la pareja

-. Les sirvo algo – preguntó y lo raro era que no estaba ni su esposa ni su hija

-. No gracias – Paula dejaba que Luis contestara y ella no se separaba de su lado

-. Bien – Víctor se sentó la frente – sabes tienes cierto parecido a mí en mi juventud

-. No lo creo – Luis cada vez se incomodaba más – porque yo he sido educado con amor y valores

-. Vaya – Víctor estaba muy molesto debido a que Luis parecía estar calmado – no se te olvide que a veces la sangre y la genética dominan a pesar de la crianza

Paula sabía a lo que se refería y no podía creer que él sabía toda la verdad y a pesar de eso siguiera con su actitud tan petulante y egocéntrica.

 -. Hay excepciones a la regla – Paula acariciaba sus manos en señal de apoyo

-. ¿Te crees que puedes ser una? – Víctor estaba perdiendo la paciencia

-. Estoy seguro – Paula estaba sorprendida de que Luis guardara la compostura

-. ¿Te crees mejor que yo? – el tono de su voz cada vez se elevaba más

-. Estoy llevando mi vida por el camino correcto ¿Usted puede decir lo mismo? – Víctor caminaba como un animal enjaulado

-. No me desafiaras, soy tu padre – un estallido de cristal contra el piso se escuchó Brígida había escuchado todo

-. Lo sé, pero poco o nada me importa – Luis mantenía la clama – porque eso es irrelevante para mí

-. Como te atreves – Víctor ahora si estaba fuera de sí – me debes respeto y lealtad

-. Te equivocas eso se lo debo a mis padres quienes en verdad han estado conmigo en cada segundo de mi vida, en cambio usted es un simple donante nada más – Luis fue duro, pero era lo que sentía

-. Deberás estar de mi lado – le seguía gritando Víctor

-. No esperes nada de mi porque con tus acciones y actitudes solo haces que te odie y quiera estar lo más alejado posible de tu persona

-. Hice bien en regalarte, no sabías fui yo quien insistió en que te desaparecieran porque no necesitaba a un bastardo – Paula podía sentir temblar el cuerpo de su esposo

-. Gracias a Dios que él creció alejado de uan escoria como usted – Paula no se quedaría calada – porque de lo contrario yo no estuviera a su lado amándolo como lo hago sino quisiera estar lo más lejos de una basura como usted

Luis que se sentía totalmente cubierto por la rabia esta se esfumo en cuanto escucho que Paula lo amaba, ella de verdad lo había dicho

-. Eres una niñita que no entiende nada de la vida – Víctor se acercó para atacarla y Paula tomó su muñeca y se la doblo obligándolo del dolor a ponerse de rodillas




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.