Día 1.
La chica llego puntual, usaba jeans, franela, los mismos zapatos y una gorra contiendo su cabello. Enseguida procedió con su trabajo no sin antes pedirle a mi nana ayuda con algunos implementos de limpieza y una escalera alta. Comenzó por descolgar las cortinas y abrir las ventanas, solo esa acción cambio por completo la imagen de la biblioteca. Mi nana retiró las cortinas para lavarlas y la chica comenzó a limpiar un poco la biblioteca, asumÍ que para poder comenzar de manera mas cómoda su trabajo. Yo miraba todo el proceso desde la puerta admirado un poco por la energía que desprendía al realizar eficientemente cada una de sus acciones.
Al medio día mi nana fue a invitarla para almorzar a lo que se resueltamente se negó, según mi nana dijo que eso no era parte del contrato y no tuvo forma de convencerla, eso me causo gran asombro pues generalmente nadie rechazaría una comida gratis. Después de almorzar me dirigí a mi alcoba, allí tenía el centro de mando de la casa – porque soy una especie de genio informático experto en sistemas de seguridad y claro, mi casa no podía ser la excepción – me senté frente a las pantallas y me dispuse a ver que ocurría en la biblioteca.
La chica estaba sentada en una de las sillas con un libro en el regazo y un sándwich en las manos al cual daba una mordida de vez en cuando mientras leía, esta acción solo le tomo 10 minutos luego de los cuales la vi sacar de su bolso una cajita de dulces y llevarse uno a la boca, luego de 5 minutos bebió algo de un termo que traía, suspiró, dejo de lado el libro de su regazo, se coloco unos audífonos y continuo su trabajo.