CAP. IX

Día 30…

Durante esta semana he avanzado mucho con mis terapias, he decidido que me gusta angelique y quiero ver hasta dónde puedo llegar con ella…también he comenzado a sentir algunas sensaciones en mis piernas de nuevo. Angelique me recomendó un acupunturista muy bueno y he visto algunas mejorías en mi cuerpo, eso me ha hecho muy feliz y al parecer a ella también.

Hoy es sábado y voy a pedirle que almuerce en casa conmigo, después de todos estos días ella aun se niega a aceptar, pero hoy le suplicare si es preciso…

• Angelique, ¿podrías acompañarme a almorzar? No quiero comer solo, ¿siiiiii, por favor? Le suplique con ojos llorosos.
• No puedo hacer eso, me parece un abuso de mi parte, además yo traje mi propia comida, me dijo.
• Pero si yo te estoy invitando como mí amiga, siiii.
• ¿Somos amigos? Me pregunto y yo me quedo con la boca abierta como idiota. Cuando reacciono le digo
• Yo creí que si, después de estos días que has estado aquí, pensé que podríamos llamarnos amigos, la miro algo angustiado esperando su respuesta.
• ¿Como podrías ser amigo de alguien como yo? No sabes quién soy, mis antecedentes, no sabes nada de mi… además yo solo estoy aquí para hacer un trabajo y cuando lo termine me iré y no nos volveremos a ver, yo seguiré con mi vida y tú con la tuya.

Sentí como si me hubiera sumergido en una tina con hielo, creo que la sangre abandono mi cuerpo y me salte varios latidos del corazón, aquellas palabras fueron peor que una bofetada. ese  día angelique se fue temprano y yo permanecí encerrado en mi habitación. Al día siguiente hice cita con mi psiquiatra, necesitaba entender aquello que me quemaba el alma.