Confesión
Angelique abrió mucho sus ojitos. En ellos se veía miedo, sorpresa, confusión, inquietud… rápidamente y como pudo se levanto de mi regazo y yo la mire extasiado.
-di… di… discúlpame… no fue mi intención… lo siento mucho. Dijo ella.
-yo también lo siento- le conteste- lo siento muy adentro de mi alma, ese fue el mejor beso que he dado en mi vida, la mire y ella se puso colorada como una fresa.
-Yo no quería, no sé qué fue lo que paso, lo siento, lo siento, repetía.
- me le acerque y tome una de sus manos, ella quiso retirarla pero no se lo permití, le pedí que se sentara en la silla frente a mí y mirándola a los ojos le dije: querida angelique, este ha sido el accidente más maravilloso que hemos tenido, yo he querido decirte desde hace un tiempo que me gustas pero no encontraba la ocasión para hacerlo. Me gustas, me gustas mucho, me gusta tu cara, tu cabello, tus pequeñas manos (apreté fuerte la mano que sostenía) me gusta pasar el tiempo contigo, me gusta escucharte hablar. El tiempo que hemos compartido juntos me ha hecho pensar que quiero estar contigo todos los días, quiero saber todo de ti, te deseo, deseo besar tus labios, tener tu cuerpo entre mis brazos… quiero estar contigo siempre.
-¿po… por… porque? Fue lo único que alcanzó a decir.
-Porque te amo angelique, te amo desde el fondo de mi corazón, con cada célula de mi cuerpo, con cada parte de mi alma, te amo.
Por sus ojitos comenzaron a caer cascadas de lagrimas, fue un llanto silencioso y conmovedor, fue un llanto que no pude descifrar… por eso tome su carita entre mis manos, limpie un poco sus lagrimas con mis dedos y le pregunte:
-Angelique Do Santos ¿quisieras hacerme el honor de ser mi novia?
Ella abrió más sus ojos, más lágrimas corrían por sus mejillas y con su cabeza asintió un poco débilmente, mi cerebro no podía registrar ese hecho y pregunte emocionado
-¿en verdad? –Ella asintió- ¿quieres ser mi novia?-ella volvió a asentir- ¿tú también me amas? –y esta vez asintió aun más fuerte y débilmente pronuncio la palabra más hermosa que he escuchado en mi vida ¡sí! Dijo. La emoción embargó mi corazón, lagrimas comenzaron a salir de mis ojos y con su cara entre mis manos comencé a besarla en la frente, los ojos, las mejillas, y por ultimo su labios, la bese dulcemente probando y deleitándome con su suavidad y su dulzura. En ese momento fui el hombre más feliz del universo, mi angelique me ama, mi tierna y temerosa angelique me ama.