Por Siempre

CAP. XV

Comienzos

Después de que angelique acepto ser mi novia todo en mi vida se volvió maravilloso. Luego de un mes mis piernas comenzaron a sentirse de nuevo, así asistimos – vamos juntos a casi todas partes-  a las terapias, mi ángel era mi fortaleza, su amor era mi aliciente y su promesa mi motivación, y se preguntaran ¿Qué promesa? Pues verán, cuando mis piernas comenzaron a responder a estímulos mi ángel me prometió que si volvía a caminar se mudaría conmigo, ¿lo imaginan? Eso por supuesto me súper motivó para poder caminar lo más pronto posible. Ella seguía desapareciendo una semana al mes y eso me intrigaba demasiado… un día le pregunte a mi nana y me dijo que tal vez se debiera a su periodo, que algunas mujeres sufrían mucho durante esos días y tal vez a ella le ocurría algo así, yo lo acepte aunque no estaba muy convencido.

Era domingo por la tarde, estábamos en la biblioteca, estuvimos discutiendo sobre algunos libros que leíamos, ella leía uno y yo otro, ella me contaba de que iba el libro y yo hacía lo mismo, a mi me encantaba ver el brillo en sus ojos cuando me habla del contenido de los libros, era algo hechizante. Como era temporada de tormentas, al caer la tarde estaba lloviendo muy fuerte así que le pedí a mi ángel que se quedara.

-Angelique, puedes quedarte aquí, hay bastante espacio, le dije y pude notar algo de resistencia en su mirada.

-Es que debo volver, dijo. Tengo otras cosas de las que ocuparme, se la veía algo nerviosa.

-Quédate por favor. Te aseguro que nada va a pasarte, sonreí con un poco de malicia… además si sales así, te empaparas, podrías enfermarte  y yo me preocupare y estaré triste, dije tomando su mano y haciéndole ojitos tiernos, eso siempre la ablandaba.

Ella suspiro con resignación, me miro con una mirada algo complicada y aceptó. Eso me hiso muy feliz, por lo menos en ese momento. Cenamos, ella me ayudo con mi terapia para antes de dormir y se fue a la biblioteca. Yo nunca le había comentado sobre las cámaras de la casa, me daba vergüenza que pensara que la estaba espiando o acosando… aunque pensándolo bien esa era la verdad. Yo hice algo de trabajo un rato mientras ella leía en la biblioteca, pero entonces algo llamo mi atención. Ella saco de su bolso el termo  que siempre cargaba, los dulces y se sentó en la alfombra. Luego de unos minutos se acostó en el suelo y su cuerpo comenzó a convulsionar, eso me aterrorizo, baje lo más rápido que pude y cuando llegué a la biblioteca la encontré sentada tomando del termo y comienzo un caramelo, su cara estaba pálida como papel, sus manos le temblaban, estaba sudada como si acabara de correr un maratón. Cuando me vio se asusto y evito mirarme a los ojos, supuse que estaba avergonzada. 

 



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En el texto hay: separacion, dolor, amor

Editado: 04.02.2021

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