Por ti podría morir

7 - ALEX

Compartir el mismo lugar con Lucía era difícil, cada vez que la tenía cerca tenía muchas ganas de hacerla mía, poder sentir su piel bajo mis manos.
Pero cuando ya tocó el tema de mis padres no podía seguir ahí, ese era un tema que no tocaba con nadie y mucho menos con alguien que no conocía. Empecé a revisar todos los documentos que tenía pendientes y justo entra Fabián.
-Por fin llegas dónde estabas? - me dijo muy alegre
-Ahora resulta que debo informarte de cada paso que doy - dije frunciendo un poco el ceño
-Uy que carácter tenemos hoy, bueno vine porque tenemos que revisar los contratos que tenemos pendientes con los españoles y están esperando que les enviemos los documentos necesarios para el envío de los nuevos autos.
-Es cierto primero necesito …. - no terminé de decirlo cuando mi teléfono comenzó a sonar y vi que era de casa.
-Hola nana dime qué sucede - pregunté - Cómo que se fue? Porque la dejaron salir, no le permití a Fabián decir nada porque salí rápido de mi oficina. Cómo podía irse de casa sin más si le pasaba algo. Sabía que debía haber ido a su departamento porque no tenía a dónde más ir. Manejé lo más rápido que pude porque la sensación de no tener las cosas bajo control con ella me desesperaba.
Cuando llegué a la puerta de su departamento, tenía una sensación de ansiedad y deseo de poseerla. Toqué el timbre y a pesar de que sólo fueron unos segundos que tuve que esperar la ansiedad fue tanta que cuando iba a volver a tocar, abrió la puerta.
-¿Por qué te fuiste de mi casa así? - dije sin rodeos, su cara de sorpresa me hizo dudar de si esperaba a otra persona.
-Iba a despedirme pero cuando salí me dijeron que te fuiste así que no pude, igual quería agradecerte…- empezó a decir
No dejé que terminara de decir lo que estaba pensando, sólo pude tomarla entre mis brazos y presionarla contra mi cuerpo y pude sentir esa sensación de posesividad de nuevo en mi cuerpo de querer tenerla sólo para mí e hice lo que llevaba ganas de hacer desde que la vi.
La besé con tanta dureza que sentí como se estremecía bajo mis brazos, quería tener su sabor en mi boca, sus labios eran tan suaves que los mordí suavemente y escuché un delicioso gemido que salía de su boca que lo único que hizo es que quisiera más de ella en ese momento.
-¿Qué haces? - dijo sacándome de mis pensamientos - El que me hayas ayudado no te da derecho a tratarme así.
Cuando la miré a los ojos podía ver deseo pero al mismo tiempo miedo en ellos, tenía la sensación de que ella jamás había estado con un hombre y si eso era verdad yo sería el único en su vida; jamás nadie la tocaría y tendría nada de ella.
-Lo siento, no sé que me pasa. Cuando me llamaron para decirme que te habías ido no lo pude evitar, tenía que verte y saber que estabas bien.

- Mira yo no sé a que clase de mujeres estés acostumbrado pero yo no soy una de ellas - empezó a decir.

Escuchar eso me enfureció pero podía entenderla ya que no nos conocíamos de nada, lo único que me importaba era que volviera a mi casa a vivir conmigo pero que fuera su decisión.
-Tu departamento es muy bonito aunque un poco pequeño- dije mirando cada rincón del lugar.
-Pues no se compara con tu mansión, que podría vivir un equipo de fútbol tranquilamente- dijo mirándome con el rabillo del ojo.
Su respuesta me resultó interesante ya que podríamos tener muchos hijos, todos los que ella quisiera, con tal de verla sonreír siempre.
-Puedes vivir ahí también si quieres- dije totalmente despreocupado aunque estaba ansioso por escuchar su respuesta..
-¿Qué dijiste? ¿Qué viva contigo? - dijo volteandose hacia a mi con sus ojos muy grandes.
-Quienes son ellos?-dije viendo las fotografías que tenía en la sala.
-Ellos son mis padres, ellos son Silvia y Luis mis mejores amigos de la Universidad- dijo sin más.
Podía ver en sus ojos que esas personas eran muy importantes con lo cuál ellos también serían importantes para mi, salvo ese tal Luis que aunque ella diga que sólo son amigos sé que él quiere algo más con ella, claro que es algo que no va a pasar jamás.
-Alex quieres comer algo? Puedo pedir comida si deseas.
-Sí estaría bien, pero déjamelo a mi yo me encargo de la comida - justo cuando iba a llamar al restaurante entró la llamada de Fabián que me decía que los españoles estaban muy ansiosos y si no hablaba con ellos podríamos tener problemas.
-Debo irme tengo un problema y debo atenderlo perdón por no poder quedarme, tal vez lo hagamos en otro momento - dije para mi pesar porque era mi oportunidad para compartir más tiempo juntos.
-Si entiendo ve no te preocupes - dijo con algo de tristeza en sus ojos y se fue a la cocina.
Por un momento estuve tentado de llamar a Fabián y decirle que lo cancele pero ya no podía hacerlo, así que sólo salí lo más rápido que pude.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.