Mis ojos pesaban, mi cabeza daba vuelta, sentí unos brazos a mi alrededor, levante la cabeza para mirarlo ahí dormido, como el Dios de lo cielo, el hombre que últimamente no me dejaba dormir, el que esquive por una semana, ahora estaba con el debajo de su cuerpo Capuleto, totalmente desnudo e igual que yo, acaricio su rostro, sus ojos espabilan como dos abanicos.
- ¡hola princesa!,
dice abrazándome más fuerte contra su pecho.
- me duele la cabeza, le contesto.
Levanta el dorso para mirarme a los ojos, se inclina dándome un beso en la cabeza.
- Lo solucionaremos.
se levanta quitándose la sabana, su cuerpo al aire libre, mi mirada va directo a su parte íntima, toma una bata de seda negra y llega a hasta donde estoy, me cubre con la sabana y me levanta sin más. Sale conmigo hacia la cocina sentándome sobre la encimera, me abrase con la sabana, mientras Víctor buscaba en los cajones, sacando una caja de pastillas. Me acerco una con un vaso de jugo de naranja.
Me baje con cuidado, mientras él buscaba en le nevara. Si no estaba mal era para preparar alimentos, saco huevos, algunos jamones.
Me senté en una de las sillas para observarlo manipular los utensilios que utilizaría, tan ágil, desenvuelto, en un cerrar y abrir ya tenía todo listo.
Nos sentamos a desayunar, cerraba sus ojos saboreando su mismo experimento, mientras tanto agachaba la cabeza y me reía, sin que se diera cuenta.
Me levante a recoger la losa para hacer ahora mi trabajo, pero Víctor me sostuvo por el brazo jalándome sobre él. Abrí mis piernas sentada ahorcada apartando un poco la sabana, sintiendo el calor entre sus piernas de igual seguíamos desnudos, él con una bata y yo con una sábana. Acaricio mis brazos desnudos, mirándome a los ojos, una sonrisa con sus labios apretado provocándome miles de sensaciones confusas.
- “Quédate conmigo…” me susurro al oído.
Lo aparte para mirarlo a sus ojos.
- ¿Qué…?, pregunte por la confusión de sus palabras.
Acerco sus labios hacías los míos, un beso tierno, cálido, abrazador.
- “que te mudes a vivir conmigo.”
soltó sobre mis labios.
abril los ojos desorientada por lo que escuchaba. No sé si era imaginación mía, o era una broma que estaba haciendo, pero su seriedad me comprobó que habla en serio.
Esa era una propuesta de verdad. Empecé a sentir miles de mariposas en mi estómago, sentir miedo, sentir inseguridad de compartir una cama, el baño, la cocina, y sobre todo mi vida.
Nos miramos un buen rato a los ojos.
- yo…. No sé qué decirte de todo esto. al fin salía una palabra de mi boca.
desde que me había levantado solo había dicho que me dolía la cabeza, nada más.
- es que nunca he hecho esto con una persona…… yo… estado acostumbrada a vivir sola, dormir sola, bañarme sola. digo cerrando los ojos.
cuando los abro veo a Víctor riéndose de mí.
- Mi luz…. Yo tampoco estoy acostumbrado a compartir mi cama, pero quiero dar este paso contigo, quiero empezar a llenar mi soledad, yo sé que es muy apresurado, no te estoy pidiendo que nos casemos, solo que lo intentemos a ver si estamos hecho para logarlo, en caso que no funcione, me resinare dejarte ir…… ¿que……. Te parece…?
Mire a un lugar fijo, pensando lo que Víctor me proponía. No me cabía en la cabeza esta locura, si…. Para mí que no me encontraba preparada, para dar un paso tan importante.
- no… dije firme
Me levanté, Salí a la habitación en busca de mi ropa, de mis cosas, Necesitaba salir huyendo nuevamente del lugar, de él. Cuando llegue a la sala estaba sentado junto al ventanal, fumando…. ¡oh…! no lo había visto.
- Gracias…… dije sin más.
Salí corriendo del apartamento, ya se me estaba haciendo costumbre salir despavorida de ese lugar. No me reconozco a mí misma, esto debe parar, yo debo parar, para que la próxima vez no me terminen secuestrando.
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Editado: 02.05.2022