Porque TÚ?

¿SECUESTRO?

Me levante a las cinco para recoger mis cosas, llame a Malena para informarle que saldría a primera hora para Inglaterra y que nos encontraríamos a ya.

Aliste a Valeria que seguia  dormida, mis padres estaban furioso por mi actitud y cobardía.  

Llame el chofer de la empresa para que me llevara al aeropuerto.

Llegue directo a la cajera para que me registrara un tiquete, cuando estaba sacando mis documentos unos policías se me acercaron.

- buenas… señora ¿Violeta Gallur?

- si…. con ella.

- queda usted detenida, por secuestro de un menor de edad.

- ¿Qué…? Perdón señor agente, la niña es mi hija.

- lo sentimos señora, pero el padre de la niña la denuncia por sacarla sin su consentimiento.

Sentí que el color de mi rostro se iba, que mi mundo se desvanecía, pero no podía darme el gusto, porque mi hija estaba conmigo. Me esposaron llevándome sola.

ya que Valeria la había tomado una mujer policía, patalee para que me la devolvieran, pero todo fue en vano.

Lloraba desesperada, angustiada. Llegamos a la estación de policía y me recluyeron en una habitación de interrogatorio. Ahí incline mi cabeza sobre la mesa que había.

Pase medio día, mi padre fue a verme, de paso me regaño por no escuchar las advertencias que me había dado.

- maldito…. Víctor…. Te odio. Grite furiosa dando le puño a la pared de la habitación mi padre se levantó para abrazarme y consolarme.

- no escuchas hija mía…… ahora paga tu propio karma.

- pero papá… como me dice eso. Ahora no necesito de tu sermón

- te calmas Violeta, esperemos a ver qué condiciones te pone, y de una vez te lo digo, debes aceptar lo que él diga, o……. olvídate de la niña.

Mi padre estaba haciendo duro conmigo, me arrodille al suelo llorando sin consuelo.

Me pasaron a una celda muy pequeña para mí, me senté en la cama que había en el lugar

Estaba dormida cuando escuche que me llamaban.

- Violeta Gallur , tiene visita.

- ¿Quién…?

- sígame para que usted misma lo mire.

Salí detrás del guardia, caminamos el largo pasillo hasta una sala que creo es el de visita, entre con la duda porque no veía a nadie. Mire hacia una de las mesas había un hombre de edad.

 

- “buenas tardes, señora Gallur.

- Soy Rosembert, abogado de la familia Deluke.

- siéntese, para que charlemos y pueda escuchar la petición de mi cliente.

Miraba al señor con recelo, porque sabía que esto no iba hacer tan fácil, Víctor me la pondría difícil

- bueno señora, mi cliente le pondrá ciertas condiciones para que usted este cerca de su hija

- ¿puedo saber cuáles son señor abogado?   

- primero que todo la niña no se la podrá llevar a su casa ni sacarla del país, ni a ningún lugar, esto sería secuestro y mi cliente la mandaría refugiar a la cárcel por muchos años.

- segundo, para que usted pueda estar las veinti cuatro horas con su hija,solo se dara cuando se mude con él Señor a su casa.

No lo podía creer, este malnacido me estaba obligando estar en su casa, para obtener el espacio con mi hija.

- no acepto… dígale a su cliente que se puede podrir.

Veo como el abogado menea la cabeza de un lado a otro, con una risita.

- usted al parecer no conoce a mi cliente  señora, yo le daría un consejo por lo viejo que soy y conociendo al señor Deluke.

- piense bien las decisiones que tome, porque puede perder con él.

El abogado se levantó de la silla, me entro demasiada ansiedad.

- espere señor…… Acepto…

El abogado se giró para regresar al puesto sacando una carpeta.

- ¿Cuál de las dos condiciones? Señora.

Agache la cabeza analizando la respuesta que daría, era mi fin, era mi infierno.

- las dos…. Solté sin ganas, con miedo a lo que  me enfrentaría, a no poder escapar algún día de las garras de Víctor.

- firme aquí, sé que se preguntara que es, pues es el trato que acaba de aceptar donde usted se compromete a cumplir con las reglas del señor.

Tome el dichoso trato. Mire detenidamente cada palabra, cada frase. Me sorprendió unas de las advertencias.  no podía sacar a mi hija sin la supervisión del conductor y ni yo saldría sin el permiso del dueño de la casa.

- pero…. el me estaría secuestrando, la condiciones para yo estar con mi hija, no a que él me retenga a mi también. Digo mirando al abogado.

- señora, pues lo toma o lo deja.

Mire nuevamente la carpeta, tome el bolígrafo que estiraba el abogado, firme entregando la carpeta.




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