Subí a la segunda planta para ir a la pieza de Valeria, sabía que se había instalado en ella, abrí la puerta para verla mirando por la ventana.
- ¿puedo saber qué haces?
- a que se refiere. Contesto sin mirar.
- que te has adueñado de la habitación de nuestra hija. Esta no será para ti.
Cerré la puerta para acercarme un poco a donde estaba.
- Así que ahora mismo saca tus cosas de aquí.
- no pienso ir a ninguna parte, muchos menos compartir la habitación contigo.
- a no…. le susurre en el oído y sentí lo tensa que estaba, rose mis manos por su cintura hasta llegar a sus mulos, sentía la necesidad y el deseo de hacerla mía, de volar junto a ella lo alto.
Pero todo se acabó cuando me empujo, para apartarse de mí.
- que quieres Víctor - - ya me tienes aquí como lo pediste, ¿ahora también pretendes obligarme a estar contigo……? porque yo sepa ese trato no lo cerramos.
- le sonreí pícaro inclinándome hacia adelante como una reverencia.
- su majestad, si usted desea podríamos hacer uno, ¿no… te parece?
- eres tan arrogante, presumido dominante.
- Jajajajaja, llámame como quiera, pero todavía no soy ni la cuarta parte de lo que dices. ahora estoy esperando que te muevas, no tengo todo el tempo para esperarla.
Se cruza de brazos para encararme.
- pues se quedará esperando, porque de aquí no pienso moverme.
Doy dos pasos hacia ella y me ha hecho sobre mi hombre para llevarla a mi habitación, pensaba dejarla quedarse en otra, pero la castigare por rectarme.
- suéltame imbécil. Violador desgraciado
Me rio al escucharla maldecir, patalea y me pega en mis nalgas.
- ¡oh! ¿Te gusta mis pompis?
Deja de forcejear, hasta que llegamos a mi habitación la lanzo en la cama, y me le posesiono encima de ella, me quito el smoking.
La miro determinadamente, mientras Violeta cierra los ojos, sé que se resigna a no seguir en la lucha conmigo.
Me apoyo en la cama con ambas manos, la olfateo, mientras trata de apartar su rostro.
Le beso el cuello, y siento jadear, me detengo porque no pienso darle el gusto a que me diga que soy un violador. Me recompongo teniéndola presionada con mis piernas, me cruzo de brazo, mientras ella me mira.
En sus ojos había un brillo que incitaba atacarla, pero debía tener mi control, siempre había sido nuestro juego, pero no ahora. La circunstancia era otra.
La tenía bajo mi poder y debía ir con calma con ella, no llevarla hacer cosas que no quería, la dejaría que me lo pidiera por su propio instinto. Me miraba como examinando mi compostura, me acerque un poco. Hacia su rostro
- pídemelo y te hare el amor hasta el cansancio, le susurré en el oído.
sentí cuando se estremeció, sabía que lo quería; pero sabía lo orgullosa que era.
- déjame ir…. Por favor
- está bien….
Me aparte de encima para verla pararse.
- por hoy deja las cosas en la pieza de la niña, pero mañana las trasladas a donde quiera.
Siguió su camino sin mirarme.
- mierda, debía bañarme con buena agua helada, me había dejado jodido….
#4522 en Novela romántica
#978 en Novela contemporánea
dominante, intriga mentiras odio, el primer amor después de la guerra
Editado: 02.05.2022