Llegaron tan cansados a su casa, que Chloe y Edén se quedaron dormidos instantáneamente en cuanto tocaron a la cama. De hecho, iban a hablar acerca de todo lo que había pasado y de lo siguiente que fuera a ocurrir. Aunque tuvieron el domingo para hacerlo, ya que para sorpresa de ellos dos, no hubo ningún contacto del gobierno durante todo ese día, haciendo que cada uno pensase en sus respectivas hipótesis. Chloe se imaginaba que no iban a viajar en el tiempo y que todo eso se había acabado, y Edén estaba triste porque creía que su única ocasión de salvar a Albert se había desvanecido. Pero como todo en esta vida, no digas nunca que no hasta que tengas las pruebas suficientes. Y vaya sorpresa se llevaron el lunes, cuando antes de irse a clase, se presentaron en su casa el mismísimo director con otro agente.
– Buenos días, familia – soltó el director educadamente dirigiéndose más concretamente a los padres, ya que todos estaban en la puerta.
– ¿Y usted quién es? – Preguntó el padre, que iba vestido con traje y llevaba unas gafas nuevas rectangulares de color negro.
– Permíteme presentarme – hizo una reverencia –. Soy el ministro de educación y tan solo venia a anunciaros, que vuestros hijos han ganado una beca de siete días para visitar la universidad de Oxford.
– ¡¿Oxford?! – Soltó su madre muy impresionada por lo que acababa de escuchar.
– Exacto, una de las universidades más predilectas del mundo – contestó el director –. Normalmente vendría uno de mis subordinados para comentárselo, pero ha ocurrido un problema con las fechas y he venido yo a comentárselo – pausó –. Ya que como os habrían dicho en clase – miró a Edén y a Chloe, el anuncio de la beca iba a ser en dos semanas y el viaje se realizaría a finales del próximo mes. Pero resulta que por problemas de espacio e intercambio de alumnos con otras universidades, Oxford me ha pedido que si pueden ir esta semana – se paró de nuevo al ver las caras en blanco de los padres –. Sé que es todo muy repentino y sin previo aviso, pero os ruego que aceptéis la propuesta, ya que a fin y al cabo, los padres sois los representantes legales de vuestros hijos – el hombre de al lado le dio al director una carpeta –. ¡Ah, sí! Aquí tenéis todos los papeles para que veáis que todo es real – se los ofreció al padre –. Están con los sellos del gobierno y del ministerio, además de contar con un numero de seguimiento real del expediente – el padre cogió la carpeta y la abrió, tirándose unos largos e incómodos minutos para leerlo todo, ya que él era así y siempre se aseguraba bien de lo que tenia ante sus ojos.
– Está todo bien, lo que dice es verdad – sentenció su padre al finalizar de leer todo –. Por lo que he visto les incluye un seguro de salud, ¿no? – Miró al director.
– Si, por supuesto – asintió el hombre –. Hay que recordar que nuestros seguros son incompatibles con los de allí, además, lo paga todo el estado, así que deberías de estar tranquilos…
– ¿Y cómo nos mantendremos en contacto con ellos? – Quiso saber la madre, que aun seguía en shock por lo que estaba ocurriendo.
– Nosotros nos encargaremos de proporcionarles dos teléfonos para que os puedan llamar de vez en cuando – explicó el hombre.
– De ser así… Entonces… – La madre miró a sus hijos –. Os vais de viaje – soltó sin estar muy emocionada.
– ¿Estaréis contentos, no? – Soltó el director mirando a ellos dos, viendo que Chloe estaba seria como una piedra y que Edén estaba emocionadísimo, parecían el yin y el yang –. Poca gente puede acceder a un viaje como este… ¿Por qué no os preparáis las maletas mientras que yo resuelvo las dudas que les quedan a vuestros padres?
– Recordad que están en el trastero – su madre se refirió a las maletas, haciendo que instantáneamente Edén y Chloe entrasen en caso sin creérselo aun.
– No puede ser… – Susurró ella para que no les escuchasen –. ¿De verdad vamos a viajar en el tiempo? ¿De verdad van a ponernos en peligro? ¿De verdad tenemos que ir a salvarle el culo a Albert? – Todas las preguntas y ansiedad que le habían desaparecido ayer, volvieron de golpe.
– Tú tranquila – le dijo Edén sacando su maleta roja de ruedas –. Supongo que tendrán un plan para todo esto, dudo que nos dejen solos. Es más, se tiraron un día entero para pensar, ¿no? – Pausó –. Si hubiesen tenido mucha prisa, nos hubiesen llamado ayer mismo.
– O no… – Soltó Chloe –. Quizás dejaron ayer para pensar en la coartada perfecta para hacernos desaparecer durante una semana entera…
– ¿Y qué más da? Nos vamos de viaje en el tiempo, deberías de estar emocionada – comentó su hermano como si nada.
– ¡Pero a ti qué te pasa! ¿Es qué no entiendes todo esto? ¿No entiendes todos los peligros que puede haber? ¿No entiendes nada o qué? – Chloe se enfadó tanto, que cogió su maleta y se fue a su habitación sin decir nada más, ya que en cualquier momento iba a explotar por el comportamiento de su hermano y ella no quería hacerlo, así que hizo su maleta con lo esencial y se fue a la puerta, donde ya estaba su hermano.
– Despedíos, venga. El vuelo sale en unas horas y hay que llegar hasta el aeropuerto – les insinuó el director.
– Tened mucho cuidado, ¿vale? – Fue lo primero que les dijo su padre –. Nunca os alejéis del uno del otro, permanecer siempre juntos y no hagáis ninguna tontería… – Se acercó para abrazar primero a Chloe y luego se fue hacia Edén, que se quedó diciéndole algo más que Chloe no pudo entender.
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Editado: 20.09.2024