Portales

Capitulo 8

Vale que confiaban mucho en William, pero ayer mintieron en tres cosas a la hora de declarar en el acta lo ocurrido. Lo primero, y lo más evidente, era que habían intervenido directamente en la misión, lo segundo, que debido a eso estaban en el punto de mira de la sociedad, y por último, era que hoy habían quedado con Albert en algún sitio.

– ¿A qué lugar crees qué iremos hoy? – Preguntó Edén tras desayunar y quedarse solos brevemente mientras la mujer iba al baño.

– No lo sé, la verdad. Pero el lugar que propuso el profesor fue muy específico, ¿no? El comedor principal… ¿Iremos a algún palacio o algo así? – Dudó ella estirándose en el asiento.

– Tengo ganas de confirmarlo, la verdad – Edén siempre se mostraba eufórico con los saltos –. Aunque… ¿Por qué crees qué el profesor ha accedido a quedar con nosotros?

– Ya lo dijo ayer, somos cabezones y sabe de sobra que no le vamos a dejar solos… Además, no sé si se te olvidó o algo, pero nos comentó que estábamos también en el punto de mira, así que me supongo que también será para protegernos…

– ¡Chicos! ¡Llegamos tarde, vamos! – Margot apareció de golpe para dirigirse hacia la puerta.

– Pero si de hecho es pronto – le recriminó Edén.

– ¿De qué estáis… – Margot vio la hora del reloj de la casa y luego vio el de su muñequera, viendo que este iba adelantado –. Mierda… – Le dio un par de golpes, pero eso no lo iba a arreglar –. Da igual, tengo que hacer un par de cosas, así que arreando.

Los dos mascullaron a la vez y salieron de la casa sin más remedio que hacerla caso, mirándose mutuamente con ganas de seguir preguntándose cosas, aunque tendrían que discutirlo luego, ya que tenían que seguir la coartada que dieron ayer al agente.

En cuanto entraron en el granero, vieron que los científicos ya estaban en sus puestos a pesar de que era más temprano de lo normal, encontrándose también con el agente, que tenía una cara de sueño bestial.

– Habéis madrugado por lo que veo – les dijo el William.

– Y nosotros vemos que el director tampoco está hoy – contestó Edén con una sonrisa.

– No sé cómo se tomaría ayer el acta de vuestra misión… – Comentó el agente mirando la pantalla –. Me colgó en cuanto se lo conté todo, parece que por allí están las cosas tensas… – Pausó –. En fin, a lo que vamos… – Se giró hacia ellos para verlos –. En el salto de hoy vais al año 1912, y más concretamente, apareceréis en el interior del Titanic antes de su colisión.

– ¿Espera, qué? – Se exaltaron los dos.

– Lo que oís, hemos rastreado las coordenadas y nos llevaron al mar directamente… Extrañados, buscamos todos los barcos que pasaban por ese mismo punto hoy… Y solo hay uno, el Titanic. Así que… Entendemos que algo tiene que ocurrir en el barco que sea de vital importancia a parte de lo evidente, ¿no? O es que quieren cambiar lo que sucedió… Sea como fuese, tendréis que descubrirlo vosotros – miró a la pantalla –. El sitio es el que es, así que es probable que os crucéis con el profesor… Pero después del encuentro de ayer, supongo que ya no se sorprenderá y os aceptará en la misión, así que aprovechad para intentar sacarle toda la información posible. Aunque esta vez no podemos mentir, sería demasiado obvio – se giró de nuevo hacia ellos –. Aun así, tened cuidado y cumplid con vuestra misión. Margot, te los puedes llevar.

Los dos se fueron exhaustos al camerino y con muchas ganas de ese salto, aunque también en su interior tenían miedo, ya que si no lograban evitar el cambio antes del choque, probablemente muriesen ahogados…

Tenían muchas ganas de conversar entre los dos para hacerse todo tipo de preguntar, pero Margot no les dejó solos ni un solo momento y les cambió de la manera más rápida posible, ya que parecía que quería desprenderse de ellos. La ropa era casi exactamente igual que la de ayer, aunque era un poquito más elegante y los vestidos eran de etiqueta. Así que una vez preparados, Margot les llevó al granero y los dejó solos allí, marchándose a saber a dónde.

– Será mejor que saltéis ya si no queréis encontraros al director – les dijo el agente en cuanto los vio.

– ¿Viene hacia aquí? – Edén tragó saliva.

– Quiere ver cómo va toda la misión en general y también quiere veros para que le contéis todo lo ocurrido – les explicó William –. Pero tranquilos, se irá en cuanto haya visto todo, parece que no se puede permitir el perderse un día aquí – les miró –. Así que si no queréis verle, os recomiendo que saltéis ya.

– Sí, claro – asintió Chloe llevándose a su hermano hacia el portal –. Pero… Una pregunta… Es muy probable que tengamos que participar en la misión, ¿no? Lo digo por el sitio el que es… No hay donde esconderse y no hay donde correr. A no ser que el profesor nos deje atrapados en algún lugar…

– Que conociéndole, es lo más probable que haga – respondió su hermano.

– Puede ocurrir cualquier cosa, la verdad – reconoció el agente –. No os puedo decir nada al respecto… Tan solo que si participáis… Tened mucho cuidado y pensad antes de cualquier cosa. Idear un plan antes y no vayáis a lo loco, ya que nunca se sabe lo que puede pasar… – El portal se abrió tras esas palabras –. Suerte e id con mil ojos, incluso con Albert, ¿entendido? Aun no sabemos ni la mitad de la historia…




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