CAROLINE
—Supuse que no habías salido a comer, así que te traje una ensalada.
Dicen desde la puerta, mientras tengo los ojos pegados en la computadora.
—Gracias Bruno, Hoffmann me agarro de Asistente en cuánto me vio y no me lo he quitado de encima desde entonces.
—Es un grano en el Culo cuando se lo propone y cuando no… también, ignorarlo es el secreto.
—Quiero suponer que ha tenido un pésimo día, mañana será diferente, no es fácil dejar tu ciudad de origen y mudarte a un lugar totalmente nuevo.
—Eres tan positiva, pero lamento decirte que Adam siempre tiene pésimo humor y no es por dejar su ciudad de origen.
—Siempre trato de ver las cosas buenas, Gracias por traerme mi comida, te debo una.
—No es nada, solo no dejes que Adam Imbécil Hoffman, borre esa linda sonrisa. No me debes nada si le hablas de mí a ya sabes quién. —me sonríe.
—Sabía que había truco en tu amabilidad.
—Soy un tiburón para negociar, recuérdalo.
—Siempre, Señor Bruno.
—No soy un señor…
—Cómo digas, adulto mayor.
—Eres tan sutil.
Se marcha de mi oficina y me dispongo a comer, pongo una serie en mi Laptop, debo descansar un poco.
para ser un primer día de trabajo es agotador, había escuchado rumores de los trabajadores que tienen más tiempo que yo de que Hoffmann, era una persona irritante, mal humorado y poco social, él estuvo unos años aquí como era obvio tenía que dirigir su empresa en esta parte del mundo, pero regreso a Berlín pues estaba estudiando una especialidad por lo que no puso todo su empeño aquí y por ello decidió mandar a Bruno, todos amamos a Hartmann como jefe, pues es un gra líder y una maravillosa persona, sin duda ha sabido manejar excelente el lugar, por supuesto con las reglas que Adam impone... es la primera vez que yo lo veo, pues en videollamadas que hacía con respecto a los asuntos de aquí solo hablaba con mi amigo, lo vi un par de veces en las revistas de chismes, pero en las pocas fotos que vi, no usaba barba y su corte de pelo era muy diferente, (claro, esas fotos las vi cuando yo iba en universidad y fue un gran ejemplo, pues era sumamente joven y ya poseía una de las industrias más prometedoras y siendo hijo de una de las familias más exitosas de Alemania ya tenía al éxito de su lado) en pocas palabras era como estar viendo a un intelectual; sin duda lo es, pero ahora se ve muy sexy, tiene esa aura poderosa e intimidante, Adam Hoffmann es una persona admirable y pese a su mal genio en el fondo me enorgullece que sea mi jefe, pues aprenderé del mejor de esta rama, al menos para mí lo es, como ya dije es un gran ejemplo a seguir... Al menos en su profesión.
Pasados los minutos entra Margot.
—Ya no lo tolero, ese hombre me hará envejecer en un solo día.
—¿Qué ocurre? —apago el aparato y me concentro en ella.
—El señor Hoffmann es una pesadilla, apenas voy a sentarme y ya me esta llamando y para cosas tan simples.
—Comprende, es nuevo no sabe dónde se encuentran muchas cosas.
—¿Cómo no va a saber? Sí mando un modelo de como debería estar acomodado cada mueble y hasta dónde debe estar colocada la engrapadora.
—Bueno, creo que no sé que responderte, tus días de solo contestar llamadas se han acabado.
—Señorita Cooper, ya no tengo treinta años y tal parece que me pondrán a trabajar mas ahora con casi cincuenta que cuándo tenía veinticinco.
—Hoffmann, por lo que vi; ama ver que todos estén en sus puestos haciendo lo que les corresponde y por lo que dices, él no te considera vieja.
La mujer se sonroja y sonríe ampliamente.
—¿en verdad cree que no me considera una anciana?
—¡Por supuesto! Si no, dejaría que otra hiciera el trabajo por ti, así que anímate.
—Gracias señorita Cooper, me regreso esa satisfacción de que aún sirvo para mi trabajo.
—Es la verdad, eres una excelente asistente Margot.
—La adoro. —me manda un beso y sale apresurada cuando su timbre suena.
Me he quedado mas horas de las que debería ya que Hoffmann, tenía unas dudas sobre un aparato que estaba en prueba. Cosa que él sabe mejor que yo, no sé si lo hace para fastidiar o qué. Respiro Hondo. "Es trabajo y es el que amas". veo como se queda con el ceño fruncido viendo lo que hace en la computadora, después revisa los diseños de papel que tenemos, toma un lápiz y corrige los errores que nadie había notado, o que creíamos que eran insignificantes y no dañaban el trabajo, pero no lo eran. veo que trae los audífonos puestos y de vez en cuando cierra los ojos y en ese instante puedo ver que sus hombros se relajan por un segundo, pues esa acción no dura, es tan corto el tiempo que lo hace que si no lo observas como yo lo hago jamás te darías cuenta... después de hacer todo lo que tiene que cambiar pone el aparato a prueba y ve que tiene razón en las modificaciones que ha hecho, pues tarda en hacer el proceso que debe hacer.
todo lo hace en silencio, de hecho parece que estuviera solo, no me dirige la mirada y se concentra en lo que hace, borra-diseña, evalúa. cuando parece que haya la falla levanta la comisura de sus labios, pero apenas si es visible el gesto, ya que como no tengo nada que hacer lo observo y tan concentrado esta que no lo nota.
se pone de pie y va por una caja de herramientas. saca un desarmador y antes de ponerse manos a la obra, me mira.
—Ya puedes irte. —me dice.
—¿No se irá usted todavía?
No me gustaría irme y que él se quedará... somos un equipo.
—No.
—Bien, ¿Ocupa algo más antes de que me vaya?
—No.
—¿Solo sabe decir No?
La pregunta sale sin pensarla.
—¡No! —grita y me ve sobre sus gafas, me siento tan incómoda.
en todo el día solo ha hablado cuándo es de máxima importancia o que no entiendo sus señas con la cabeza. Esas malditas señas. me hacen sentir como si fuera una tonta.
—Si tiene problemas con el ingles, puedo hablar en Alemán, si gusta…
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Editado: 04.03.2024