Predilecto

CAPÍTULO 7

CAROLINE.

Coldplay suena en mi auto mientras me dirijo a mi trabajo, después de haber hecho una parada a comprar café. Por fin.

Miro el cielo y como sopla el viento frío ¡Hoy será un día genial! la vida es genial, nosotros decidimos que hacer con ella, es una decisión, no una condena del destino.

—Buenos días señores. —les entrego un café a cada uno.

—Gracias por el detalle, señorita Cooper.

—Usted es el motivo por el que a un creo en la gente buena.

—no exageren, que tengan un excelente día.

Subo a mi oficina dispuesta ha hacer una parada al despacho de Hoffmann. fumare la pipa de la paz, tuvo un mal día.

Toco dos veces su puerta.

—Esta en el laboratorio de prueba.

—Gracias Margot.

—No lo distraigas, déjalo allí. Por favor, no ha molestado en nada.

Ayer entendí lo que era Odiar a alguien, Hoffmann y su superioridad. Pero como no me gusta juzgar le daré otra oportunidad.

Me dirijo a dónde se encuentra, abro la puerta y la música me dejará sorda.

Engel de Rammstein resuena, la imagen que veo me deja sin palabras.

Él sentado con los ojos cerrados moviendo la cabeza y chasqueando los dedos al ritmo de la canción.

Un mechón de pelo le toca las cejas, las mangas dobladas a tres cuartos, la corbata la tiene floja y los tirantes le caen a los lados, a esto le llamo odio a primera vista, esta ensimismado.

Al menos algo le satisface.

Tocó mas fuerte la puerta, pero no responde.

Decido acercarme le toco el hombro con delicadeza y pega un brinco.

Tarda en enfocarme y sé que he cometido un gran error cuando me mira como si quisiera matarme.

—¡Disculpe que lo distraiga le traje un café!

Me ignora y se acerca a la puerta, toma su celular y desactiva la música.

—¿Qué dijo?

—¡Qué disculpe la molestia, le traje un café!

—¿Es necesario que grite? ya la escuche.

—disculpe, la música me aturdio.

Mira mi mano y luego regresa la vista a mí.

—Deposité lo en la mesa.

Hago lo que me pide.

—Espero que sea sin azúcar ..., y tal parece que ya le gusto el traerme café.

—Sin azúcar, especialmente para usted. —me siento frente a él —No es eso, simplemente pasé y decidí traerle uno.

Asiente. Ya se había tardado.

—Un gracias estaría bien.

Me mira y se voltea tomando del café.

Este hombre ignora todo, como pretende que hagamos cosas en equipo si sigue siendo tan seco y distante.

En verdad lo Odio y apenas tengo dos días conociéndolo.

—¿Cómo estuvo su día ayer?

Se voltea de inmediato, me mira y me mira, pasa un minuto y no responde.

—Mucho trabajo, pero a mí me gusta que lo haya.

Vaya, me respondió una oración completa.

Así que continuó.

—Me refería a su día después del trabajo.

—Bien, fui a cenar a un restaurante de comida alemana. No era tan buena, pero tenían un ambiente tranquilo y dejaron entrar a Dunkel.

—Eso será así mientras se acostumbran.

Asiente, toma sus cosas y se dirige a la puerta haciéndome una seña con la cabeza, ya empezamos de nuevo.

—Llegó antes, un hombre madrugador, yo amo quedarme en la cama, pero el deber llama.

Vuelve asentir y bebe de su café mientras subimos al elevador.

—¿le gusto el café?

— sí.

Llegamos al piso y al fin dejaré de sentir esta incomodidad. sí, es incómodo que alguien te conteste por obligación y no por gusto.

—Nos vemos después, si ocupa algo de mi parte hágame lo saber con Margot. —Le sonrío.

Vuelve a asentir, me doy la media vuelta y no he dado ni tres pasos cuándo escucho mi nombre.

—Gracias, Cooper.

Volteo y le sonrío ampliamente.

—De nada, que tenga Bonito día Señor Hoffmann.

Asiente y se mete a su oficina azotando la puerta.

Le saque un Gracias al señor, lo anotaré en mi diario. Creo que hoy si será un buen día como había dicho.

doy brinquitos en mi oficina y hago un pequeño bailecito.

—Oh sí, oh sí... eso es nena, eres increíble.

pero no todo dura para siempre.

Bueno, comienzo a dudar de mi positivismo, con Hoffmann todo es una adivinanza, ese hombre Cree ¿Qué puedo leerle la mente?

La pequeña conversación que tuvimos en la mañana parece que lo puso de peor humor, lamentablemente su ira se va dirigida a todo el equipo de trabajo, desde el mecánico hasta los pobres guardias.

no hiceron bien un diseño y ese diseño afecto al modelo de la prótesis que estaban haciendo el equipo, se traba cada nada y eso no le gusta a Adam, ha hecho que desarmen todo y que lo vuelvan ha hacer más de tres veces, aunque la tercera ya funcionaba los obligo a hacerla de nuevo. intente relajar el ambiente, pero hasta a mí me dio miedo y tuve que apoyar al equipo, quiénes no es por justificar, pero estaban asustados de tener encima a Adam.

—Iré a comer a algún sitio, lo veo en una hora Hoffmann.

Me mira sobre sus gafas, suspira y niega.

Odio su silencio, esta bien que sea nuevo y que tal vez no tenga tanta confianza, pero Dios; el ser humano se diferencia por el poder de la comunicación.

—¿Ocupas mi ayuda en algo? —sonrío.

—No.

—Bien, disfruta tu hora de comida.

No es novedad el que no me conteste, realmente me sorprende más cuando logro sacarle aunque sea un monosílabo, salgo sin voltear a verlo.

en el camino me encuentro con Margot, que lleva diseños de aquí para allá.

—por fin salen, ese hombre le gusta estar encerrado en ese sitio.

—al fin soy libre, Margot, me siento como si hubiera pasado días en ese sitio.

—el señor Hoffmann si que sabe intimidar. esa bola de holgazanes por fin hacen su trabajo como deben, a la primera y con calma.

—eso sí.

—claro, antes tardaban de uno a dos días en hacerlo como si no tuvieran errores.

es obvio que Adam tiene la experiencia que a muchos nos falta, sin embargo pese a que hace lo más rápido que puede sus trabajos siempre los hace con un mínimo error.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.