ADAM
He hablado bastante y no me siento raro, las miradas reconfortantes de ella me animan a seguir hablando.
A parte la mayoría de cosas que hemos hablado es sobre mi apasionante carrera, la comida resulta exquisita o tal vez no preste atención a los sabores. pero es agradable compartir el tiempo con personas que te incitan a seguir, que pregunta si tiene dudas, que complementa si sabe del tema y que sobre todo te transmiten confiaza a lo que dices, me mira como si no se lo creyera y eso en el fondo me da un tanto de pena, sé que soy una persona demandante y estresante en ciertos puntos, pero así me he acostumbrado a ser.
las horas han pasado y no es tanto el tema que hablamos sino que me resulta fácil desenvolverme con ella, antes de que se haga más tarde pago la cuenta y omito su cara de falsa indignación por querer pagar, no soy tan malo como parezco, yo jamás dejaría que una mujer pague, al menos no si ese dinero es de ella, la dejaría que pagara cuando la tarjeta que de sea una relacionada con mi número de cuenta. siempre he pensado que el dinero de parejas debería fluir en que el hombre sea él que provee y la mujer se guarde su dinero para sus cosas, bueno al menos a mí no me haría falta el dinero de mi mujer, en cambio mi dinero sería para ella sin excepciones. sé que parezco un avaro en demasiadas ocasiones, pero no es verdad, el dinero se hizo para gastarlo y aunque lo neguemos es para facilitarnos un poco la vida.
abordamos mi auto, en el camino me va explicando cosas de la ciudad, me recomienda sitios para pasar el rato como bares y clubes, y trato de memorizar algunos.
La dejo en la puerta de su casa, una casa común pero que tiene un pequeño toque invisible es un “Hogar”, se ve acogedora y muy espaciosa solo para ella.
—Gracias, por la invitación fue agradable su compañía.
—¿En verdad? —tenía mucho que no escuchaba a alguien decirme que mi compañía era agradable.
—Claro, Señor Hoffmann.
—bien, nos vemos el lunes. —no sé que más decir.
—que tenga buenas noches, y descansé.
—Gracias.
Se despide con la mano y yo solo arrancó.
Llegó a mi casa y Dunkel se me deja venir alegremente.
—eres un buen chico.
Me ladra y olfatea.
—Hoy me escape a comer sin ti, mañana te lo recompensare llevándote al parque.
Le aviento una pequeña pelota y se va a perseguirla.
Saco una cerveza de la nevera y me dirijo a mi habitación.
El celular me vibra notificándome un mensaje.
DESCONOCIDO: Buenas noches Hoffmann, te adjunto la ubicación de mi casa.
Me envía la ubicación y no le respondo. No tiene caso.
Dunkel viene y pone su hocico en la orilla de la cama, lo acaricio y pasado unos minutos se marcha.
pasadas las horas salgo a un bar, donde en cuanto llego no hay una chica que no me determine, voy con una morena de escandalo que me invita a la pista de baile y es ahí donde me libero del estrés de la semana, siento como el sudor me recorre el cuerpo mientras la risueña chica contonea las caderas por mi pelvis, haciendo que me contenga de todos mis impulsos naturales.
se me acerca al oído y con voz sensual me susurra:
—Déjate llevar, cariño. —me restriega de nuevo su trasero y solo aprieto los dientes, —el frotismo es sexy.
me muerde el lóbulo de la oreja y con decisión hago lo que me pide, el baile podría ser ya casi sexual y reconzco que me agrada que haya más gente en la pista de baile que ignora la situación. una vez que la canción se termina me lleva de la mano al estacionamiento, nos metemos en su auto y no hace falta mencionar la rapidez con la que se suelta el top negro y con rapidez se quita la falda de vinil que traía.
sus senos redondos rebotan a mi dirección, no hablo pero uff, me fascinan, una mujer es fascinante en todos los aspectos y yo voy a reconocerle este aspecto, el brasier nude y el tanga del mismo tono se los desprendo con rapidez, sus jadeos me exitan y me indican que siga.
corro el asiento y con desestreza me coloco el preservativo, me ve como si ella fuese el depredador y yo la presa, cree que va a montarme y sonrío mentalmente ante su hazaña. en cuanto termino de ponermelo se me deja venir con besos desesperados y mordidas alucinantes.
la tomo del cuello y hago que se introduzca en mí, el jadeo que suelta me infla el ego, dejo que de un par de sentones y cuando cree que tiene el mando invierto las poses. es sexo rápido de eso no tengo la menor duda, por lo que una vez que la tengo debaj de mí, la penetro con rapidez y salgo con lentitud, le muerdo las tetas y acaricio su clitoris...
—Bien dicen que los callados son los que mejor follan, —gime con cada palabra, y en lo particular me fascina cuando una mujer demuestra de esta forma el placer que sienten. bajo el ritmo y cuando siento que se va a desencadenar su orgasmo salgo y dejo de penetrarla, voy a jugar con ella como me gusta.
saco mi corbata del bolsillo y le sujeto las manos con ella, sonríe con picardía y echa arriba su pelvis, invitandome a entrar de nuevo.
una vez que he hecho esto, tomo loss auriculares activo la musica y le pongo los audífonos.
—¿Privación sensorial? —asiento.
la música se reproduce y comienzo a mover los labios, ella me ve con confusión pues intenta leer lo que digo, sin embargo dudo que hable alemán. se empieza retorcer intentando escuchar lo que le digo, mueve las manos en señal de que quiere quitarse los auriculares, la toco, la lamo y sus jadeos van en aumento cada vez más.
me apresuro con la tarea y cuando la siento más húmeda vuelvo a penetrarla y esta vez hago que ambos terminemos.
la desamarro y le quito los audífonos. me acomodo el pantalón y salgo del auto que me enorgullece que esta todo empañado de las ventanillas.
me acomodo el pelo y el reloj.
—Uff, chico, si sabes lo que haces, me volvió loca la incertidumbre de lo que decías.
#658 en Otros
#230 en Humor
#493 en Novela contemporánea
amor romance humor, jefe empleada celos comedia romantica, amor celos
Editado: 04.03.2024