Predilecto

CAPÍTULO 15

ADAM

 

Después de aguantar al idiota que se hace llamar Alex y ver como Caroline le sonríe satisfactoriamente a sus idioteces decido tomar mi celular y ver cualquier cosa mientras ellos siguen hablando. 

Tengo toda la jodida semana imaginandola sobre mí, ya sé que esta jdodiamente mal, pero es que tiene algo que me hace querer tenerla y algo me dice que si llega a ocurrir eso ya no voy a querer soltarla. mi cuerpo reacciona mal ante ella, una vez escuche que así se sentía tener química con alguien y yo parezco un maldito laboratorio clínico en estos momentos. 

Llegan Bruno y la chica por la que andaba llorando en cada esquina, haciendo que Alex tome de la mano a Caroline llevándola a la pista.

¿Quién se cree? Maldito idiota. pero la respuesta llega rápidamente a mí, es una persona cercana a ella, una persona que tiene la confianza que yo me he encargado de mandar a la maldita borda. sé que debo tener más jodido tacto, pero no sé como. y no me gusta abrirme demasiado con mis terapeutas, por ende no sé la respuesta Por supuesto que he ido con el terapeuta, sin embargo no he dicho las cosas como tal, fui porque tenía fobia a las alturas y se superó, he ido por otros asuntos sin embargo, nunca he ahondado en lo de relaciones interpersonales íntimas. 

—¿Qué te pasa? Has estado muy raro esta semana. —me dice Bruno, hasta a él le brillan los ojos al estar con su chica, todos parecen amar a alguien y que sean correspondidos, ¿cómo le hacen?

—Nada, joder.

—Oye, tranquilo.

Blanqueo los ojos y la chica me sonríe tímida.

—¿Qué no se suponía que ese idiota era pareja de ella?

—Se llama Leslie y no, es un amigo que intentaba ponerme celoso, fracasando en el intento. —dice orgulloso. admito que se ve mejor que los días pasados, pues la quiere en verdad, la maldita prensa se encargo de promover una maldita mentira, conozco a este pedazo de idiota y sé que es incapaz de romper un corazón. me alegro por mi amigo, pese a todo merece ser siempre feliz. 

—Él está enamorado de Caroline desde hace años. —habla su chica. 

Suspiro fuertemente y eso hace que Bruno me mire.

—¿Eifersüchtig? —mira a la pista y luego a mí. —joder, sí, que idiota soy.

—No lo presumas con tanto orgullo, Bruno. —digo y me pongo de pie, —te veo el Lunes.

—No me vas a contradecir.

—Disfruta tu noche, imbécil.

—Oh por Dios, no lo vi venir, tan distraído soy. — se queda hablando con su mujer. 

mi celular vibra, un mensaje de mi madre enviandome una foto con dos doctores, mi padre y la contadora. "Solo faltaste tú, Ad".  dice el pie de la foto, mientras veo como todos sonríen y se abrazan.  sigo avanzando mientras veo la familia feliz que son, y es que yo he podado mi árbol, sin embargo siempre sale maleza. 

Choco con Caroline. 

—Disculpa Hoffmann.

Asiento y salgo.

Estoy esperando un taxi, me siento jodidamente extraño. ¿Qué me sucede?

—¿por qué te vas tan temprano?

—¿ahora si me hablas? —digo molesto.

—Oye, ya en verdad, ¿te ocurre algo? — me pone su cálida mano en mi hombro, y vuelvo a sentir una corriente por todo mi cuerpo, como la vez que me tomo en el parque. tal vez me voy a enfermar de gripa.

—¿Te importa? Porque no te vas a bailar mejor con tu enamorado. —estoy actuando como un maldito imbécil Y no sé porque, quiero retenerla y decirle algo gracioso y que ella me muestre su linda sonrisa. “Tengo que volver con el terapeuta y esta vez a hablar de esto”. 

—Tienes razón Hoffmann.

Maldita sea, llámame Adam.

Se da la media vuelta e impulsivamente la tomó de la muñeca atrayendo la hacía mí. Me prometí tomar los cambios y ser feliz. 

Nos miramos y acto seguido, la tomo de sus mejillas y la beso, con desesperación.

Tarda en responderme, pero tampoco se aleja, dándome entender que lo esta aprobando, pero le apena.

Le muerdo el labio inferior, haciendo que me de un mejor acceso.

—Me equivoqué, te vienes conmigo. —digo agitado y por primera vez, siento que estoy tomando una decisión por mí y no por los demás. Una decisión en la cuál estoy dispuesto a todo lo que sea, ya estoy cansado de ir por la vida evitando a todos. 

Un taxi se pone afuera y lo abordamos, no la suelto.

—Deje  mi abrigo.

—Llama a tu amiga.

Le marca, pero no le contesta, por lo que le envía un mensaje.

Vamos llegando a mi casa cuándo su celular le vibra.

—Tranquilo, estoy bien…, me encontré con alguien y decidí venir con esa persona…, claro, todo está bien. —cuelga y atiende a Dunkel que se le deja venir.

—¿ese qué? —pregunto sin saber por qué lo hago.

—¿Qué?

—Ese idiota, porque te toma con tanta confianza.

—Es un viejo amigo, al igual que Leslie.

—¡Me importa una mierda quién sea! —grito, estallando.  —no quiero que te toque, como lo hizo.

—Oye, Hoffmann tranquilo. Es un amigo.

—¡llámame Adam! Un amigo que te incito a seguirlo aun cuando tú no querías. Lo siento por alterarme, pero no me agrada que hostiguen tanto a alguien ni mucho menos que los presionen. 

—Adam, por Dios, no pasa nada.

Sonrío ampliamente.

—¿Qué dijiste? Repite lo.

—Por Dios, no pasa nada. —dice sonriendo y ruborizándose.

Me acerco lentamente a ella, con una mano en el bolsillo del pantalón y con la otra deteniendo una cerveza Que saque del mini frigorífico. 

—No te escucho Cooper.

Se pone de espaldas a mí.

—Vamos, dime. —le beso el cuello, como si un imán me atrajera hacía ella. — Hübsch, no te escuché.

—Me haces cosquillas, —no me detengo, mi único toque son mis labios —¡Adam!

Me rio y dejo de besarla, la volteo hacía mí.

—Con que esa es tu parte sensible, ¿Tienes más?

—Muchas, Hoffmann.

—No me vuelvas a decir Hoffmann, me gusta más que me llames Adam, pero creo que me gustará mas cuando toque esas partes sensibles y me llames así.




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