Predilecto

CAPÍTULO 17

ADAM.

 

Me he pasado el fin de semana en compañía de Caroline, es una muy agradable, por cierto.

En realidad, me gusta que este junto a mí y no huya ni me juzgue como todos, tal vez lo haga; pero la diferencia es que trata de ver algo positivo que nadie más lo intentó.

Después de dos noches de tenerla entre mis sábanas voltear y no verla me hace sentir como si siempre hubiese sido así y no todo lo contrario. dicen que todo lo que se repite más de una vez es porque nos gusta y bueno, la señorita Cooper es agradable en cualquier ámbito. 

Dunkel, sube y me lametea la mano haciéndome caer en lo presente y en lo que realidad debe importarme.

veo el reloj, son las 5:00 A.M. voy y me subo a la caminadora en lo que veo avances de la empresa, una hora después me bajo a desayunar, caigo en cuenta de que mi casa no tiene ningún atisbo de vida, la estufa esta nueva, las vajillas no se usan, los únicos electrodomésticos que he usado son el refrigerador, la tostadora y el lavavajillas. la empleada solo se encarga de limpiar mi habitación, lavarme mi ropa y llenarme la despensa. y a todo esto es la única vez que he pensado en esto, pues en la casa de mis padres había movimiento al menos por la servidumbre, después de que en la primera oportunidad que tuve de irme estaba tan ocupado que no había visto cuanto había cambiado el ambiente, pese que es tranquilo el silencio, siento que le hace falta vida a esto. No quiero esta vida, de eso estoy seguro. 

Tomo mi auto y me dirijo a la empresa, veo el vecindario que esta más adelante de mi casa y veo las pelotas que los niños dejan fuera de casa, los cochecitos, las muñecas, una casa que tiene vida como la de la señorita Cooper, que pese a que hasta donde sé no hay niños se ve viva. Hoy desperte muy Nostálgico. 

 

—Buenos días señor…— los miro y los ignoro.

Aún no llega Caroline. Lo sé porque los vigilantes no tienen su café matutino traído exclusivamente para ellos.

Como si ellos no pudieran comprar uno o servirse uno dentro de la empresa. pero en fin, si a ella le nace ese gesto, no soy quién para prohibirlo.

 

Llego a mi despacho y Bruno entra como si hubiese sido invitado, veo el reloj y es muy temprano para tenerlo aquí, pero caigo en cuenta que ya no esta despechado y se encuentra productivo. sonrío internamente. 

—¿Qué diablos paso el viernes? cuestiona con una gran sonrisa.

—¿te importa?

—Por supuesto, nunca te he visto reaccionar así, estabas al borde del colapso.

—No seas dramático.

—Exageré un poco, pero ¿Te gusta?

—Define gustar. — me enfoco en arremangarme las mangas y acomodarme los tirantes del traje, mientras observo el clima por la ventana, esta fresco. 

—sientes agrado por Caroline Cooper, la mujer de cabello negro liso, piel blanca y ojos verdes, que debe medir un metro con setenta aproximadamente, que la mayor parte del tiempo tiene una extensa sonrisa y que nunca me la he podido imaginar llorando o molesta porque todo lo ve jodidamente positivo; eso te incluye, que usa trajes llamativos color pastel, sin dejar atrás que te hace hablar y que entiende tu maldito lenguaje de señas cuando no quieres hablarle o estás molesto con el mundo…

—¡Ya basta! —lo miro mal y suelta el aire que estaba deteniendo por hablar sin detenerse.

—¿Qué? Aún no termino. —habla agitado.

—ya la definiste y muy bien para ser exactos.

—La conozco desde hace cuatro años, cuándo llego a mi despacho a pedir una oportunidad de trabajo porque ya había sido rechazada mas de cuatro veces, una mujer que lucha por lo que desea y no se deja intimidar.

—muy bien, ¿cuál era el punto de tu visita?

me molesta que la conozca tan bien, mejor que yo eso es muy evidente, pero una mis tareas es conocerla lo mejor que pueda, de eso no tengo duda. me agrada. 

—que esa mujer te gusta.

—Deja de decir tonterías y vete a trabajar…

—Sé como la puedes conquistar, —se mira las uñas cuando inconscientemente capta mi atención— ...es muy reservada no suele tener relaciones, de hecho ella usa muy bien a los hombres, es mi ídolo, no conozco a uno con el que haya pasado la noche o haya vuelto a verlo, por eso no quiere nada con su amigo Alex, —la sola mención me hace Suspirar. —es una buena chica, ya dije eso…

—¿Por qué son tan buenos amigos? —me mira confuso, —tú y ella. 

—Leslie, su mejor amiga fue mi pareja y Caroline nos presento, por accidente. Desde entonces nos hicimos buenos amigos, bueno ya éramos cuando vino a pedir trabajo, me cayo bien así que solo nos fuimos conociendo más…

—Es obvio que la amiga buena onda tuvo que ver con algo, además el empleo, pero yo no soy amigo de todo el que viene a pedirme trabajo. 

—Adam, tú eres un maldito ermitaño. Caroline y yo tenemos la misma vibra. 

miro de nuevo a la ventana y me sorprende cuando vuelvo a ver la pequeña cosa amarilla y peligrosa. 

—¿Sabes de quién es eso?—le señalo. 

—La verdad, no. —sé que miente.

—Bruno, no me hagas repeitr de nuevo. 

—¿Qué tiene de malo que alguien traiga una Vespa?— se justifica. 

—Qué son un maldito peligro, además de que las llantas están gastadas. —me razco la cabeza, — iré a pedir los videos de las cámaras... 

—no es necesario que pidas informes, yo mismo lo descubriré y te lo haré saber.

—Más te vale...

—Buenos días, Bruno…— entra una feliz Caroline. —Buenos días Hoffmann.

Veo a Bruno y él idiota se queda sentando.

—Te traje un café. —me pongo de pie y lo tomo.

—Bueno, yo me largo. —se ponde pie mi amigo.

—Coincido contigo. —le señalo la puerta con la mano.

—Te veo en un rato Caroline, quiero ver unas cosas contigo, con respecto a…

—¡Solo lárgate! —grito exasperado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.