Predilecto

CAPÍTULO 18

CAROLINE.

La ventaja de traer a mi abejita, es que me puedo ir con Alex en su Camioneta y así poder venir mañana al trabajo con él. me encanta que otros manejen para mí, pero es el pretexto perfecto para manejar mi moto. pocas veces al año la saco por ello aprovecho siempre que puedo para hacerlo. 

—Ese alemán me mira como si quisiera matarme. —me interrumpe de mis pensamientos. 

—Alex, Por Dios, él ni si quiera sabe quién eres. —estiro las piernas en la guantera y es verdad, Adam es de las personas que si algo no le interesa no pierde el tiempo pensando en eso. 

—Eso crees tú. Me mira con odio. —aprieta el volante. 

—Ya, él es así.

—Conozco a los hombres, ese te ve como si fueras de él y nadie más. Los alemanes son muy territoriales. 

—Deja la superstición y llévame a comer a algún lado, muero de hambre. 

—Bien, pero si me matan ya sabes quién fue, ¿Filetes y cervezas?

—¡Suena fabuloso! —lo miro con aprecio, es mi mejor amigo. —y ¿Leslie?

—Salió con su Novio Bruno, de hecho llegó muy temprano a casa.

—esos dos se aman, pero se hacen sufrir… o bueno, se hacían ahora los dos se ven mejor.

—El amor y sus métodos de atar, tienes razón cuando hacía videollamada con Les se veía demacrada y desilusionada, ahora volvío a brillar mi chica. 

—Ya sé, ver apagada a mi Les es duró, pero a mí me toco verlos a los dos. por eso mejor no hacer nada oficial. —traigo a la mente el acuerdo que hice con Adam. No me pude resistir a nada de él. 

Llegamos al restaurante y pedimos comida como si no hubiera un mañana.

—Eso me gusta de ti.

—¿Qué? —contesto antes de comer un espárrago.

—Qué no te limitas a comer lo que gustas. —levanta la ceja, —y mira que hablo de todo. 

—De hecho sí, me arrepiento todas las mañanas antes de ir a correr y juro no volver a comer como un cerdito. —omito su último comentario. 

—Pero fallas. —se ríe. 

—¡Cállate! la comida y yo somos una pareja tóxica, amo la comida chatarra y no me gusta lo fit.

—pero quieres tener un cuerpo bien tonificado.

—Claramente, quisiera dejar el cuerpo ejercitándose, mientras yo me deleito el paladar...

Reímos juntos.

Carraspean a mí lado, ya sé de quién se trata porque Alex se ha tensado. Realmente le tiene miedo.

—Buenas noches Hoffmann.

No contesta como suele hacerlo, desde el sábado le tengo más confianza, sé que muestra una coraza pero en el fondo hay una parte tranquila. 

Me mira y después a Alex.

—Mañana tiene trabajo. —dice mientras señala con la cabeza las cervezas.

—Un antiestrés… —habla Alex, pero la mirada que le dedica Hoffmann lo hace callar.

—Sé que tengo trabajo mañana, pero llevo dos.

—Esas dos hacen la diferencia.

—Hoffmann, no pondré en riesgo mi empleo, te lo aseguro.

Tuerce la boca Suspira y se larga.

—Ese hombre es la nueva imagen de mis pesadillas, el muñeco diabólico ha sido reemplazado.

—Es un Odioso. — un odioso muy rico...

—Odioso o no, has dormido con él, cosa que no has hecho con nadie más, a lo que concluyo que te gusta.

—¿Qué? No digas tonterías.

—No las digo, solo es lo que veo.

Es un hombre muy atractivo, tiene una inteligencia que enamora, su ropa siempre va muy cuidada, esas gafas que protegen su vista color Azul, o el cuidado que le tiene a sus manos suaves; en todos los aspectos sus manos hacen magia…

—Alex llamando a Caroline… —me pasa una mano por enfrente de mi vista —¿convenciendote de qué te gusta?

—Creo que de cien me gusta mil. ¿Crees en el odio a primera vista? todos hablan del amor a primera vista, pero nunca del odio, porque sí, cuando alguien nos gusta y no nos ve, tratamos de hacer que nuestros sentimientos lo rechacen, pero solo aumenta en algunos casos la atracción. 

digo preocupada. aunque una parte de mí lo odia, si esta molesto no habla y solo señala, ama a su perro; un amor por cierto, le gusta la música y lo otro que ama es su empleo. ¿Yo llegaré estar en sus planes? ¿por qué pienso eso?

—uno Alemania, cero Vancouver.

—Alex, lo intentamos y no funcionó, llegará la que te corresponda algún día. —lo tomo de la mano y le sonrío.

—Yo solo quiero verte feliz, independientemente de todo eres mi amiga, ya lo dije hace un rato, son mis chicas y quiero lo mejor para ambas... son mi familia que elegí. 

—Gracias. — en verdad quiero a este chico como mi hermano, es el hombre en el que más confío, sabe todo lo mío y yo sé todo lo de él, además sé que lo que dice de nosotros es broma, pues cuando comenzamos a salir una noche ebrios dijimos que era mejor como amigos, pues si dabamos el otro paso lo más seguro era que se perdiera nuestra amistad y todo lo vivido. nunca nos besamos, ni nada. por ello bromea con tanta confianza que está enamorado de mí. 

—última cerveza y nos vamos, no quiero ser el causante de tu despido.

—No lo serás, disfrutemos esta noche.

Vamos al billar mientras veo como coquetea con una latina, le gustan demasiado. 

—Pídele su número. —lo ánimo. 

—Estoy en modo avión, mi chico debe descansar unos días. —hace su tiro y acierta, —mejor tú deberías hacerle caso al que esta en la barra, no ha dejado de verte. 

miro de reojo y veo al sujeto. 

—no me apetece, es noche de amigos. 

—mejor di que te reservas para tu Alemán.

me distraigo con la tiza y mi taco. 

—te haces la que no escuchas, pero bien que te trae del pensamiento. —bebe de su cerveza, —presiento que va a hacer el hombre que te vuelva loca. 

—oye, no digas eso. 

—repetiste con él, ya sabes lo que dicen, el asesino siempre vuelve al lugar del crimen. 

le doy con el taco en la cabeza. 

su celular suena y la persona que es me alegra la vida a mí también. 




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