Predilecto

CAPÍTULO 33

ADAM.

Veo como Francis guarda la compostura y veo como Caroline sale tras de él.

Ignoro la idea de seguirlo y terminar con todo esto.

¿Cómo se atreve a decir tales estupideces?

¿Cómo puede nombrarla siquiera? Antes de nombrarla debería hacerle una reverencia, ella es tan natural, tan ella, que no merece que alguien como él diga su nombre.

Es un estúpido, un hipócrita que hace que todos caigan en su juego, y yo he caído, una vez más. Debo parar esto antes de que sea demasiado tarde, ya me rindo. 

Salgo enfurecido a alcanzarla, ¿Por qué va tras de él?

Llego a la entrada y veo que ella está en el área del estacionamiento hablándole.

—Queda prohibida la entrada del Doctor Francis Archivald. Quién deje entrarlo será despedido.

Digo a los guardias.

—Si señor.

Me doy media vuelta y Bruno se me queda viendo.

—¿Qué?

—Nada, realmente nunca entenderé tu maldito comportamiento.

—No pido que lo entiendas.

—Yo no, pero ella sí, — apunta hacía a fuera con la cabeza. —lo merece, deja la idiotez de lado y explica las cosas antes de que sea tarde, Adam. 

No contesto porque llega Gladys.

—Bruno Hartmann, cuánto tiempo sin verte. Igual de fiel que Dunkel. 

—Portman, guapísima como siempre. —le dice con sorna. 

—Claro, siempre debo lucir como lo que soy… ¿la futura mujer de tu amigo, tal vez? —se ríe, —una pequeña broma. 

Ruedo los ojos y empiezo a desesperarme de que Caroline dure tanto con el doctor de cuarta.

—Querido, te ves muy feo enojado, las arrugas ya te saltan.

Suspiro y asiento.

—Los dejo, —Bruno me ve con burla, —Portman, delicada como siempre. Finísima persona. 

Gladys se me acerca e intenta tocarme la cara.

—Sigues siendo tan guapo, como la última vez que te vi… sigues encendiendome…

Asiento y escucho como carraspean a mí lado.

Trago saliva, cuando veo que es Caroline que trata de pasar. ¡maldita sea! 

—Con permiso Señor Hoffmann. —habla sería. 

¿Señor? Vaya, hace un par de días no era un señor. Incluso me siento viejo con el desprecio que lo dice.

Asiento siempre dire que sí a lo que sea que ella me pida, a todo sin refutar… Gladys me toma del brazo para que me quite.

—La comida fue espléndida, aunque me hayas dejado por volver aquí. Incluso hasta lo que más te importa lo dejaste botado por salir de prisa, no creo que la coordinadora este muy feliz…

—Tenía que sacar a la basura que conoces muy bien, ya luego me comunico con ella. 

—Adam…

—¿Qué? ¿ya no recuerdas que te encantaba revolcarte con ese Doctor? ¿Por qué te encantaba no? 

—Ya no éramos nada tú y yo… nunca lo quise como a ti. Contigo me visualicé en todo, incluso convirtiendome en la posible madre de un hijo adoptivo tuyo… conozco tú más grande sueño Adam, lo conozco y lo he guardado, porque te amo. 

Me acerco a ella y le susurro en el oído, para que solo ella me escuche.

—Me importa una mierda si me quisiste o no, pero pasaste de mil a cero y eso en vez de doler, solo fue una sensación de asco. 

—¿Celoso?

Me le burlo.

—Ni un poco, Gladys, ni un poco.  Ya sabes muy bien que nadie esta a mí altura, no puedo ponerme celoso de las inferioridades, cuando yo soy superior a cualquiera y bueno tú ya sabes cuál es tu lugar después de revolcarte con Francis. —me acomodo las mangas, —y sabes que mi plan es adoptar yo solo, no necesito de una mujer para que me acepten la solicitud así que bájate de la nube. 

—Adam, no seas cruel conmigo, después de todo yo he sido la única que se ha quedado después de ver tu lado real.

—¿Estás segura? Tres semanas se pueden superar, pero los meses yo creo que no.

Me toma del brazo, pero me suelto y subo en busca de Caroline.

—No quiere ver a nadie señor.

—Soy su maldito jefe, debe verme, Margot.

—Pero sabe muy bien que no viene a verla como jefe.

Volteo y se acomoda nerviosa en su silla.

—¿Cómo la viste?

—Bien, señor, ella es feliz, probablemente le duele la cabeza o llamará a su padre.

Asiento.

—Cuando salga dile que entre en mi oficina.

—Por supuesto, señor.

 

Me pongo los auriculares y me pongo a escuchar música, buscando una canción en específico.

No la encuentro, es frustrante, la verdad.

pienso en el tema de la adopción siempre lo he deseado, no quiero no vivir el sueño de ser padre, aunque también tengo en mente en rentar un vientre, no se que elegir, porque es difícil, no le faltaría nada de eso estoy segurísimo… 

—¿Querías verme? —Su dulce sonrisa aparece de nuevo y me trae a la realidad. 

La veo y este nuevo estilo de ropa me agrada.

Sonrío y asiento.

—Siempre, pasa y toma asiento por favor.

—Te escucho.

—Tu padre me envió las fotos, son fantásticas. Incluso mandaré enmarcar algunas.

—Papá ama tomar fotografías.

—lo veo, le quedan muy bien.

—Por supuesto.

Me mira, pero solo un breve instante.

—¿Qué me ibas a decir?

—¿Estamos bien? Lamento lo que paso con Francis, no debiste haberlo visto. Estoy muy avergonzado por eso Cooper, siento mucho mi comportamiento. 

—No te preocupes, que te recuerden a tu amor del pasado debe ser mal y más si ella esta presente. —sonríe, —además siento que Francis es muy bocón. 

Suelto una carcajada.

—¿Amor del pasado? —me quito los lentes y me pongo de pie.

—Sí, la señorita Portman... Hacen bonita pareja. 

—Gladys no es mi amor del pasado.

—¿No? Bueno, te pusiste como un demente con el pobre Francis.

Me cabrea que lo victimice.

—No, nunca me he enamorado, mucho menos amado.

Hace una O con sus delicados labios.

—¿entonces no la amaste?

—No, en lo absoluto.

Me acerco a ella y la pongo de pie.

—Entonces, no debiste golpear al pobre de Francis por mencionarla.




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