CAROLINE.
Desde que abordamos el avión, Adam ha estado callado, sudoroso, está ausente.
Vuelve a ser el hombre que vi por primera vez.
trato de evitar hacerlo sentir más nervioso de lo que ya esta, así que me reservo mis palabras, hasta que llegamos al sitio a dónde vamos, Alemania es bellísima, Adam esta en su ciudad natal.
entramos y le tomo la mano al ver que esta hiperventilando discretamente, su mano esta sudorosa pero lo ignoro.
su madre lo aborda en cuanto lo ve, es una señora de unos cincuenta y algo, su piel es cuidada y sus movimientos son elegantes, pero tímidos.
Sus padres son unos pesados, la madre menos, pero sigue siendo igual.
—¿Qué es lo que buscas en Adam? —me cuestiona después de que el padre se marcha. —si es dinero o estatus puedes ir despidiendo te en este mismo instante. Mira que presentarte como su pareja me deja mucho que pensar.
—¿Disculpe? —sonrío con amabilidad —creo que se esta equivocando.
— estoy hablando un tema serio. —contesta un poco molesta, —es mi deber cuidar de mi hijo y su herencia. Y de que ninguna mujer venga a quererse colgar de su esfuerzo.
—Madre… —Adam la mira molesto y está mi se inmuta.
—Entiendo su punto señora, pero créame que jamás estaría con alguien por dinero. Ni mucho menos quiero colgarme de la fama de su hijo.
—¿Entonces? ¿Por qué sonríes? No se si lo tomas como burla, jovencita.
¿Qué diablos? ¿Esta prohibido sonreír?
—supongo que lo hago porque estoy feliz...
Adam me interrumpe.
—Hay personas que son felices madre, disfrutan de la vida y lo demuestran sonriendo, —la mira mal, —no todos son infelices como nosotros, en tu caso, tú elegiste tu propia infelicidad. así que deja de amargarle el momento.
—Pero… —intenta hablar la mujer.
—sin pero, si ella dice que es mi pareja lo es, si dice que no, es no. Ni una palabra mas con veneno hacia a ella, que si no me marcho con ella, porque nadie le va a faltar el respeto en mi presencia ¿estamos? —enarca la ceja y su gesto serio me hace sudar.
me quedo asombrada por cómo le responde y Evi se sonroja y agacha la mirada.
—Lo siento hijo, solo trato de saber a quién eliges.
—Hay palabras, si estuviera conmigo por dinero no estaría a mi lado. y si lo fuera ¿qué? Hace feliz a tu hijo, ¿no es lo que importa?
—tienes razón Ad, me dejé llevar por comentarios absurdos. —la señora me mira y con pena en sus ojos, se dirige a mi— una disculpa, Caroline disfruta la velada y espero mis palabras no te hayan ofendido.
pienso en todo lo que él gasta conmigo, viajes, obsequios, pagar todas las prótesis por mí. Dios, cualquiera pensaría que si estoy con él por su dinero.
la madre se retira apenada. para darle llegada de nuevo a su padre.
El padre es un toca pelotas, desde que Adam dejo mi mano para ir por una copa de champaña, no me ha dejado de preguntar que si me pago por acompañarlo.
— si no te pago ¿qué haces aquí?
—acompañándolo, como ya le dije no todas las compañías se pueden comprar.
—Qué raro, —se queda pensando. —No tarda en sacar su lado real, veremos si estabas porque realmente lo quieres o por pura idealización.
—¿De qué me habla?
—Qué se esta divirtiendo contigo, adam es complicado, ¿Por qué crees que esta solo? un maniático del control, un monstruo intolerable. hay personas que es mejor que estén solas.
niego.
No había dicho tantos no en mi vida.
—ya veremos Niña, que se lo que traje al mundo.
—Doctor Alphonse…
Reconozco esa voz, sonrío al escucharla.
—Bruno Hartmann. —dice el viejo, que por primera vez en la noche lo veo sonreír.
Empiezan a hablar de futbol y yo solo escucho y miro como el doctor sonríe amablemente con Bruno.
Después se marcha a recibir a unos invitados.
—Puedes decirlo, no diré nada. —me mira con gesto burlón. —si no llego, lo hubieses ahorcado. Nunca creí que te vería exasperada, pero este señor te ha sacado de tus casillas.
—Nunca creí que existiera un ser más odioso que Adam…pero ya descubrí que no. Este es detestable. Mi aura se cargo de energía negativa. —digo con dramatismo.
Sonríe.
—no te contradigo. ¿impresionado de que su hijo trajera compañía?
—Lo único que me pregunto fue que cuánto me había pagado por acompañarlo Y fingir que era su pareja.
—No cambia.
—¿Por qué es tan mala la relación de ellos?
—no es el hijo que su padre quiere, Adam es jefe no empleado, es el que da las órdenes y no él que las sigue. Un hombre rencoroso.
—¿Qué quieres decir?
Respira hondo.
—Hay cosas que no ms corresponden, sin embargo creo que las sabrás esta noche. Y no veo a nadie contando los detalles Así que me tomaré el descaro de decirlo y que los Hoffmann me perdonen.
—¿qué Sucede? —digo con intriga.
—Él doctor Hoffmann, estaba enamorado de su asistente, pero se casó con la dueña de la clínica en la que trabajaba. El poder valía más que el amor, ese es su lema, dejo al amor de su vida y se caso con la mujer que le daría un nombre y estatus en la sociedad... sin embargo no calculó algunas cosas ya que dejó embarazada a su asistente y a su vez a su esposa…
Asiento, Adam tiene otro hermano todo pasa por mi mente, volteo buscando respuestas y veo que alguien más entra a la recepción y es nada más y nada menos que Francis Archivald.
—¿Qué hace él aquí?
voltea.
—Es hijo de la asistente y del Doctor Hoffmann, él es el fruto de la asistente y Adam el fruto de la doctora Evi, al mismo tiempo, supongo que no midió bien las consecuencias.
—¿Estás diciendo que él y Adam son medios hermanos? -—no se ni cómo pararme o qué decir.
—Él doctor Hoffmann lo llamo: un accidente que a cualquiera le pudo haber pasado....
Estoy en completo shock, ahora entiendo tantas cosas.
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Editado: 04.03.2024