Predilecto

CAPÍTULO 44

ADAM

PASADO

Estoy haciendo mis deberes, escucho música, mientras cierro los ojos, muevo la cabeza y chasqueo los dedos al ritmo de la canción. Eso me hace feliz, me imagino bailando sobre una nube, me siento tranquilo, siento como la piel se me eriza de tanta paz que siento, cuando hago esto no siento dolor. Es una de mis distracciones favoritas, para olvidar las cosas feas que papá me llama.

—¿Dónde está ese maldito?— gritan en la planta baja. haciéndome saltar del miedo. no me gusta que me distraigan de esa forma, ya que el pánico me llena.

—Doctor, tranquilo.

—¡Cállate Tammy!

Corro lo más rápido que puedo hasta dónde está él. si no lo hago me irá peor.

—Aquí estás, pequeña basura.

—Hola papá. Ya hice mis deberes.

—Me importa una mierda, por mí no hagas nada, pequeña basura.

—¡No soy una basura! —le gritó.

—¡Cállate! No hablas si no te lo autorizo.

Asiento.

—Eso es, solo debes asentir y negar, señalar y esperar.

Me levanta la barbilla y solo veo oscuro al sentir su pesada mano sobre mi mejilla.

Caigo al piso, me mareo.

—¡Ponte de pie! Basura inútil.

—No soy inútil.

—¡Cállate!

Asiento. No lloró porque si lo hago me volverá a golpear.

—¿Por qué no dejas que Francis sea el mejor? —me mira molesto, — él se siente menos con tu presencia, eres un egoísta, no dejas que mi hijo se exprese.

Niego, es mentira.

—¿No qué? Eres un envidioso, odias que Francis si tenga mi atención.

Niego de vuelta. Jamás desearía que él tuviera que soportar la mano pesada de mi padre.

—Su madre, no quiere que te juntes con él, de hecho, lo cambiamos de salón, por lo que ya no quiero que le hables, ni que lo mires.

—¿Por qué?

—¿Cuándo has visto qué a la basura la quieran?

Niego, me acaba de quitar a mí único amigo, siento como mis pequeños ojos se llenan de líquido, pero no las derramó. me cuesta decir lo que siento, ya que nunca me lo han dejado expresar, por eso solo asiento o niego, pero suelo tener cambios con la gente que quiero, les doy cosas o les sonrío y siempre les doy las gracias por quererme motivar a hablar, me siento importante. 

 

Después de ese día ya no me volvió a hablar Francis, a veces lo miro y sé que tiene algún problema, pero ya no me acerco, me mira mal y se burla de mí con los otros chicos. me suele llamar "Obeso" "mejillas grandes" o lo que es peor, "Monstruo Fenómeno" yo no tengo la culpa de que sea más listo que él. 

A veces los niños me quieren golpear, pero no me dejo. Francis paso de ser un niño tímido a uno temido. Él me ha golpeado dos veces solamente, al principio no le respondí porque es mi hermanito y es inferior a mí, la segunda porque papá me lastimo la mano y tuve que usar un yeso.

Pero ya una tercera no ocurrió ya que le golpeé y le saqué el aire. Fue la única forma que dejo de molestarme.

Hace un par de noches, hice algo muy feo. Me orine en la cama, papá llegó muy ebrio.

Estaba durmiendo y soñaba que estaba en un partido de futbol con papá y él sonreía al verme orgulloso.

Cuando de la nada comencé a sentir como mi piel comenzaba a picar, a arder y a doler.

Me desperté sobresaltado, papá me estaba golpeando con su cinturón de cuero negro.

—¡Todo esto es tu culpa!

Zas, me golpeaba.

—¡Eres una basura!

Zas, otro golpe.

—Te odio, te odio, como no puedes imaginarte… eres el peor accidente que he cometido.

Dejo de golpearme y se echó a llorar al piso, como un pequeño niño.

Miré mis sábanas de astronautas y vi que tenían una enorme mancha.

—¿Qué te sucede papi? —pregunte con firmeza.

—Ella se casará, mi hermosa Letty, se irá con otro hombre.

No comprendí mucho, se suponía que él amaba a mamá.

—…Ya no soportó que yo estuviera casado con Evi… no comprende que todo lo hago por ella y por nuestro hijo.

Lloraba como un niño, así que con mucho miedo me acerqué a él y lo abracé.

—Lo siento, papi… sé que yo tengo la culpa.

No dijo nada. Solo me miro. Sus ojos eran vacíos e inexpresivos conmigo. a comparación de que con Francis siempre desbordaban algo que no conocía, pero se veía lindo. mamá, cuándo la veía me miraba así y con algo más, pero no sé definirlo. 

—Te daré un consejo, de nuevo… —me tomo de la mano, —nunca te enamores, nunca ames a nadie, el amor no sirve en este mundo…

—Porque si existiera, tú me amarás, lo sé papi.

—Exacto, Adam. El poder vale más que el amor, así que conviértete en un hombre poderoso, la gente le teme al poder, el amor hace débiles a los humanos. Si tienes poder, nadie notará que no vales nada.

Asentí.

Cómo me había enseñado.

 

 

 

 

 

 

 




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