Predilecto

CAPÍTULO 45

CAROLINE.

Adam salió tan apresurado que no lo alcanzamos, los taxis tardan en aparecer. Tengo un presentimiento Y no me agrada para nada. 

—Tranquila, estará bien…

—Tengo miedo Bruno, mucho Y no sé el porqué.  Algo me dice que las cosas van a cambiar en todo sentido y sé que algo me va afectar aquí dentro, —me toco el pecho, —Lo quiero. 

Bruno niega con la cabeza, pone las manos en su cintura y suspira fuerte. 

—Adam no debió haber venido, aunque no lo diga, para él sus padres lo son todo, si a alguien admira profesionalmente es a ellos Y no lo merecen, no lo merecen. 

Lo dice con mucho coraje.

—Son sus padres al final del día. 

—Evi siempre estuvo cegada por el amor a Alphonse, que ignoro a Adam y ahora quiere recomponer todo. Sin embargo ya nada podrá recuperar aquellos años. 

Subimos al taxi y minutos después pisamos el hotel. Bruno me cuenta lo poco que sabe y no puedo evitar sentir asco por ese maldito de Alphonse. 

Subo a la habitación y no hay nadie, ni Dunkel.

—No están… —digo con el ansiedad al mil.

—¿Qué? —me mira aturdido.

—No están, ni él ni Dunkel.

Bruno saca su celular y le marca, pero no contesta.

—lo tiene apagado, hay que esperar.

—¿Y si le sucedió algo? 

—Espero que no.

ambos sabemos que Adam nunca a pagaría el movil, es un adicto al trabajo y al control.

—Ha pasado mucho tiempo.

—Media hora, —mira su reloj. —para ser exactos. 

En mi vida había sentido tanto miedo como el de hoy. O bueno sí, una vez y no quiero que se repita.

Estamos sentados uno frente al otro, Bruno me dice que me tranquilice, pero no puedo, siento una gran presión en el pecho. 

Minutos después mi celular vibra.

—Caroline Cooper… —me hablan en un perfecto y delicado alemán. 

—Sí, dígame.

—Le llamamos porque el señor de Nombre Adam Hoffmann, la tiene como número de emergencia, le llamamos para informarle que recibió un impacto de bala, está en sala de urgencias en la clínica… —pierdo el sentido del oído. 

No escucho, el celular se me cae de las manos y Bruno de inmediato lo toma.

no quiero pensar en nada, mi vida es tranquila, pero hay una perdida que siempre dolerá.

Anny, Anny Cooper. Mi madre.

y la situación No me da para ser razonable, la vida nos pone en circunstancias donde lo aprendido suele olvidarse. 

Me pongo de pie cuando Bruno cuelga la llamada.

—Deja voy…

—¿Cómo está? —es lo primero que pregunto.

—No está grave, solo le rozó la bala, pero está neurótico, el que recibió la otra bala fue Dunkel… —me mira, —no sabe cómo está y sabemos que para Adam lo más valioso que tiene es a él. 

—Te acompaño…

—Lo mejor será que te quedes…

—¿Qué? No, iré contigo.

Discutimos y al final accede.

 

Abordamos el primer taxi que aparece, Dios, no dejo de temblar, quiero ver con mis propios ojos que está bien.

Llegamos y se escuchan unos gritos, la sala de urgencias esta casi vacía Y el poco personal que lo ronda se ve nervioso. ¿Cómo es posible que alguien te ponga nervioso sin siquiera estarlo atendiendo?

—¡Me importa una mierda, quiero verlo! —reconozco su voz gruesa y molesta.

señor, no puede está herido…

—¡Me importa una mierda!

Ambos corremos a donde provienen los gritos.

nos asomamos y vemos como Adam se está arrancando el suero y en su costado derecho le sangra bastante.

—está herido… —la enfermera intenta hacerlo razonar. 

—el también, ¡quítame tua manos de encima! 

—señor…

Las enfermeras no pueden con él.

Bruno se mete a detenerlo y con una fuerza bruta, Adam lo quita de encima.

Adam sale corriendo, empujando me en el proceso.

—¿Qué le pasa? —pregunto al aire.

—¿Usted es Caroline?

Asiento mientras trato de pensar con claridad.

—Su esposo nos ha dado muchas dificultades desde que llegó, no ha dejado que le pongamos una sola mano encima. —me mira un poco molesta, —está herido y aunque no es grave se le puede infectar, por favor convénzalo de que se deje hacer la curación. 

Miro a Bruno, ya que lo de esposo me dejó en blanco. 

—Es un terco, pero haremos  lo posible porque deje atenderse. —mira con compasión a la enfermera. —usted no se preocupe, sabemos que si su madre se entera de que no se le atendió puede despedirla.

—Gracias. Pero los Hoffmann, no son nada fáciles de lidiar. 

Asentimos y salimos en búsqueda de Adam.

—Caroline, lo mejor es que te vayas al hotel, ya lo viste y esta bien, solo esta siendo el maldito tocapelotas que no conoces.

asiento, pero me niego a irme y dejarlo.

somos un dúo, no lo dejaré solo. si pasa a mayores con Dunkel, se pondrá peor. 

sí, probablemente estoy entrando en el papel de heroína al quedarme y probablemente lo pierda en el proceso. ¿pero como se debe de reaccionar en estas situaciones? 

 

ADAM.

Agradezco por fin que mi madre sea la dueña de esta clínica.

Mande traer al mejor veterinario y a los de su clase que pudieran con Dunkel.

El recibió la bala que iba para mí.

No se puede morir. 

Recuerdo cómo se desplomo cuando escuche el tiro, como su sangre empapo el piso y sus ladridos de dolor me llenaron los oídos.

No se puede morir. 

me lo repito infinidad de veces...

Hijo de puta, más te vale que sobreviva, porque si no… 

no quiero ni pensar en ese si no...

Están haciendo lo posible para salvarlo en realidad no se que han grave puede ser pero, ya le pusieron oxígeno y la ambulancia de mascotas lo van a trasladar al hospital canino.

—Más le vale entregármelo vivo, si no olvídese de su estúpida licencia… —digo con coraje al veterinario a cargo.

—Señor, haremos lo posible…

—¡Yo lo quiero vivo! Me escuchó.




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