Predilecto

CAPÍTULO 49

ADAM.

He pasado tres días alejado del trabajo, Bruno se ha quedado a cargo de todo. sé que en muchas ocasiones no se lo agradezco, pero en estos días me ha sido de vital importancia su amistad, sé que no le es fácil para él estar en ambos lados y que ha sabido mantener su distancia conmigo, me da mucho gusto que la ha estado apoyando a ella más que a mí, yo no necesito compañía.

 bebo el Vodka de mi vaso, Dunkel esta a mi lado. tres días haciendo esta rutina...

—Miré hacia el cielo, cuando el alba llegaba y no pude evitar pensarte, cuando la tarde comenzaba llegar a su fin, te recordé. Horas después, en la noche helada volví a mirarlo y ahora con estrellas volví a nombrarte. —digo a la nada, la mirada se me pierde en el cielo que tiene estrellas brillantes, si es verdad que las estrellas conceden deseos, pediré a cada una de ellas una sola cosa. 

Rammstein termina y comienza una canción de su artista favorito, antes de cambiarla esucho la letra y joder, que identificado me siento, Always on my mind. 

—demasiado tarde, Adam. —me digo.

me voy a mi habitación y me acuesto en mi cama, la cama que hace meses veía genial para dormir comodamente solo, ahora la siento más grande de lo que es, ya no está la chica que me enloquecía cuando la miraba dormida. ignoro el hecho y me acuesto antes de pensar en cosas que no debería.

 

me despierto, volteo de golpe esperando ver algo que no estará, me pongo de pie me aseo y me voy directamente al trabajo.

—Baja, Dunkel. —cierro la puerta y veo como los guardias se carcajean con algo que ven en el celular.

todos comentan algo, pero cierran la boca cuando entro a la empresa, los ignoro y me dirijo a mi oficina.

—Margot, lleve a Dunkel a su espacio.

—Sí señor.

—dígale a Bruno que lo necesito en la oficina en menos de cinco minutos.

—Sí señor. — le entrego a Dunkel y me encierro en mi oficina.

no sé en que se me va media hora sin hacer nada, vuelvo a mí cuando tocan la puerta.

—Adelante.

entra Bruno, con cara de burla.

—Tengo más de un minuto tocando. —se sienta frente a mí.

—Estoy ocupado, dame detalles de estos días. — lo corto.

agarra aire y comienza a explicarme, después de comentarme todo sobre la empresa comienza a hablar temas que no me interesan.

—Creí que no vendrías hoy. —me dice expectante.

—Lo mismo creí de ti. Pediste un día para nada. 

se me queda viendo como idiota y no sé que les pasa hoy a esta empresa. lo miro mal.

—Vamos, no me digas que no lo sabes.

—No sé ¿qué? —me pongo de pie, mientras me doblo las mangas.

—Los periodistas dieron con Caroline, —desbloquea su celular, —Y es tendencia por sus respuestas que dio en la entrevista de esta mañana, por eso vine al trabajo. ¿Responderás?

suspiro y le arrebato su celular, veo como responde a todo y sonrío mentalmente ante sus ocurrencias. pero antes de llegar al final el gusto se me va, ya que el imbécil de Francis la toma del brazo.

—Es increíble, mira que decir que les pateara el trasero ya es mucho. —se ríe como idiota.

me paso la mano por la cara y suspiro.

—Convoca una maldita conferencia. —suelto sin pensarlo.

—¿Qué? ¿Darás una entrevista?

me volteo de golpe y lo encaro.

—No creo que tú, es mi lío y no permitiré que sigan usando mi nombre con ella. 

—Vamos, pero jamás te ha molestado que otros usen tu nombre. 

—¡Haz lo que te digo por una maldita vez!

se pone de pie mientras marca un número.

—Siempre hago lo que dices, —me mira mal. —a las dos la tienes, y no me pidas que te ayude en nada, tu maldita conducta ya no la tolero, incluso estoy pensando en irme también yo.

—¡Haz lo que se te de la maldita gana! yo no tengo a nadie aquí por la fuerza.

—No, no detienes a nadie y ese es tu jodido problema, amigo. 
—Ajá. Como tú digas. 

se larga, dejándome hablando solo.

salgo y comienzo a desquitarme con los demás, nunca me han agradado los malditos periodistas, y ahora por culpa de alguien que no cuida su privacidad en redes tengo que salir a parar esto, no me gusta que se cuelguen de mi maldito nombre para hacer algo. esa sería una buena excusa para deslindarme de todo, pero la realidad es completamente otra.

—Señor ya hemos terminado con el trabajo, puede venir a comprobar. —me dice un hombre. 

los sigo, en cuanto entro ni siquiera miro lo que han hecho.

—Hganlo de nuevo, no está bien.

—Pero...

—¡Pero nada! aquí se hace lo que yo digo y lo que yo digo es que lo vuelvan a hacer.

se miran entre ellos, ya no hay quién los defienda por estar de holgazanes, o por simplemente porque no me parece como en estos momentos. ¿Estoy actuando como un maldito insensible? Sí Y una pequeña parte de mí me lo reprocha. 

así se me va la mañana, rompiendo diseños, desarmando equipos, eliminando programas. nada me gusta, nada me satisface, ni siquiera lo que yo hago. Siento que perdí la chispa que me quedaba en la vida. 

—Señor... la periodista llego.

—Hágala pasar.

me acomodó el traje y siento a Dunkel junto de mí. 

—Muy buenas tardes, soy Katy Thomps...

—No pierda el tiempo con presentaciones ridículas y comience con las preguntas.

se sonroja y se sienta frente de mí, con miedo de que Dunkel se le acerqué.

el camarógrafo está delante de ella y esta alistando la cámara.

—Ya pueden comenzar, —nos informa.

se queda sin decir nada. Solo viendo como muevo las manos en los reposabrazos, siempre que he dado una entrevista es con respecto a mi trabajo, no con respecto a mi vida privada. 

—¿No hará a hora su trabajo?

traga saliva y mira su tablet para comenzar, desvía su mirada de la mía y no sé porque carajos la mandaron a ella. «Respira»

—Qué mal, no sabe que preguntar ahora—niego con la cabeza, —pero para andar tras de la gente si están muy dispuestos, pero conmigo se ponen nerviosos, que pocos profesionales son. ¿No era lo que tanto peleaban? Tenerme aquí sentado como si no tuviera nada que hacer y cuando lo logran se apenan. 




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