CAROLINE
No me siento como creí que me sentiría al dejar el empleo de industrias, el empleo donde ejerzo cinco días a la semana mi profesión y el ambiente laboral perfecto, en verdad. Pese a la hostilidad de Adam el ambiente es muy bueno, nos llevamos muy bien todos, extraño el aroma a rosas de Margot, los chistes de los vigilantes y las locuras de fin de semana de John o la amabilidad de Bruno. Y eso que deje la empresa hace tres días. Otra vez. ¿indecisa no es palabra que me define? ¿Caprichosa? tal vez, o solo pudo haber sido que Adam no me detuviera.
No he cobrado el cheque, me dio mi liquidación la vez pasada, por los cuatro años anteriores que colabore con él, esta vez me dio estás cinco semanas y si me preguntan es más de lo de cinco semanas, Adam suele ser generoso cuando se lo propone, pero yo no quiero su dinero, ya me dio lo justo y se me hace bastante mal la acción que él hizo al ponerme esa cantidad. Vengo a traerle los documentos que me pidió, sí, personalmente. Con la excusa de que en persona todo es mejor, pero la realidad es que extraño todo esto Incluido al jefazo.
—Buenos días, Margot. —le doy un enorme abrazo a mi asistente favorita y claro un café, —le puedes decir a tu jefe que le traje sus documentos, por favor.
—por supuesto, aún sigo molesta con usted, pero no soy quien para juzgar sus decisiones y yo quiero que siga teniéndome estima, señorita. —me toma mis manos y me las aprieta, mientras va a llamar a su jefe.
espero fuera en el pasillo, ¿Todos hemos sentido ese sentimiento de dejar un trabajo que para ti lo era todo?
porque yo lo siento junto ahora, porque se que es mi lugar conocido, conozco hasta el sonido de cada bisagra.
—Señorita, está en una llamada muy importante, que si gusta dejarlos conmigo o lo espera. —me dice minutos después.
—Bien, si él autoriza no tengo más que hacer aquí, —le entrego los documentos y me voy. —Adiós.
Bajo a los laboratorios e ingreso a conversar con algunos empleados, aún tengo acceso de empleada y lo uso para este fin.
—Si la empresa está feliz es porque Caroline esta aquí. —dice Bruno a mis espaldas.
—Vamos, tú también tienes buenas vibras.
—hace mucho que no, estoy agotado la nueva de tu puesto es una novata y ya sabes que a mí me gusta estar en su proceso de capacitación, pero en realidad no entiende mucho, ella quería estudiar repostería, pero su padre la obligó a estudiar esta carrera. —dice cansado. —no he visto a Les en todo lo que va de la semana, ocupamos un pequeño descanso. —suspira cansado.
—Lo siento, le diré a Leslie, que te consienta tanto el fin de semana. —le guiño el ojo y sonríe. —en verdad lo siento.
—No pasa nada, pero ¿tenías que tener algo con Adam? Eras mi mejor elemento.
—Cosas que pasan. —le besó la mejilla, —Espero verte pronto en casa.
Se despide y yo también ya voy de salida, pero antes de llegar al estacionamiento, se me cruza Gladys.
—¿Viniendo a pedir un reingreso?— me mira de arriba abajo. —sería un chiste para ti.
—Buenos días, para ti también. —me acomodo la chaqueta de cuero que traigo, —No, solo vine a dejar unos documentos. Pero no debería importarte a que vengo.
—Te ves patética, en verdad. —hace un amago de burla, —pero te admiro en el fondo, encontraste la formula para tenerlo comiendo de tu mano. Me guste o no, lo admito que supiste jugar tus cartas.
—Gracias, pero eso no me beneficia ni me afecta en nada.
—¿No? Los diarios y las notas tienen razón, su dinero te hace volver de una forma u otra, vi lo que te depósito en el cheque, Adam no es nada dadivoso cuando de dinero se trata, jamás va a dar algo que no deba… por lo que deduzco que Debes de hacerle un buen trabajo.
—¿de qué mierda me hablas?
—no te hagas la tonta. Para no ofenderte supongo que el eufemismo que queda es que eres buena dama de compañía.
—No me faltes al respeto en ningún sentido, Gladys. —la miro mal e intento irme, no la soporto y no me gusta pelear con quienes no tienen importancia.
—mucha amistad con el hermano, pero Adam siempre será el jefe.
La miro con confusión.
—Un consejo, si yo fuera tú elegiría al Rey y no al peón, a ambos los tienes, pero eliges mal. Por experiencia te lo digo.
—¿de qué hablas?
—De que te quedes con quien asegure tu futuro… Francos solo es un pobre diablo que sabe decir cosas bonitas, de ahí en más no vale la pena.
—De eso no, de lo que Adam siempre será jefe.
—¿No sabes? Entonces no tienen mucha comunicación como pensaba, —se mira su manicura perfecta.
—No sé quien es mas idiota; si tú o yo por ponerte atención.
—Ignoraré tu comentario, pero tu sueño perfecto con Francis no es tan perfecto, él no hizo que tuvieras una paga como la que tienes, solo por ser una asistente médica. Ni tampoco él concede tanto permiso tuyo. eso viene de muy arriba, y tu jefe siempre será tu jefe... Y odio decirlo, pero deberías hablar con Adam y evitar que te sigan metiendo malas ideas.
No la entiendo y hago amago de irme, porque solo una tonta la escucharía.
Me dirijo a mi camioneta y comienza a gritar.
—cuestiona porque tienes más privilegios, porque él sabe todos tus movimientos, como supo que trabajarías en la clínica y sobre todo porque sabe que ese empleo no te gusta. Ese hombre te quiere.
Subo y la enciendo lo más rápido que puedo, habla en claves para que no se le pueda culpar sobre algo.
la ignoro, en el tiempo que trabajamos juntas, tomo muy mala fama como persona, yo siempre veo lo mejor de las personas, pero con ella me esta costando demasiado.
voy a casa y me preparo para salir, hoy tengo ganas de irme a consentir en todos los aspectos.
le escribo a Leslie y se sorprende por mi iniciativa.
después de cuarenta minutos, salimos al centro comerical; comprar ropa, zapatos y un accesorio extra siempre será una buena distracción y más si la compañía es agradable, como la loca de Leslie que no deja de hacerme reír con sus chistes y actuaciones extremas.
#658 en Otros
#230 en Humor
#493 en Novela contemporánea
amor romance humor, jefe empleada celos comedia romantica, amor celos
Editado: 04.03.2024