Predilecto

CAPÍTULO 59

CAROLINE.

ha sido una semana difícil y con mucho trabajo, lo mejor de todo es que hoy salimos de viaje en unas horas, no he visto a Bruno, pero me he comunicado con él para ayudarle con algo del trabajo de la empresa, ya que se las están viendo fatal, capacitar a alguien para lo que era mi lugar de trabajo es de tiempo y práctica, no digo que no lo puedan hacer los demás sino que sería muy tardado. Incluso ayer no dormí pues la chica que ocupaba mi lugar no supo cumplir con lo que le correspondía y tuvo que tolerar la furia de Adam antes de ser despedida y dejo un desastre a su paso. En Industrias Hoffmann solo trabaja lo mejor de lo mejor, y si alguien no cumple con lo que se pide es despedido sin pensarlo tanto, ya que el trabajo exige no tener equivocaciones.

Mientras que en el hospital solo me dedico a archivar documentos y hoy ha sido uno de esos días, solo acomodar expedientes. Pero quería dejar la Industria antes que el hospital, vaya lío. 

Francis desde el martes ha intentado acercarse más, cosa que no he permitido. Se molesto cuando dije que saldría con mis amigos y que mañana no vendría, se veía molesto por mucho que lo quisiera esconder. Sin embargo hay que esclarecer límites y al único Hoffmann que tolero para pareja es su hermano. 

Pero ya mi turno terminó y debo ir a casa.

Alex viene a recogerme.

—Te ves fatal, Carol.

—me siento fatal. Este empleo acabará conmigo.

—no te contradigo, —me mira con interés — me causa escalofríos cada que lo veo, y quisiera salir corriendo, pero con él si eras feliz. Adam sacaba esa chispa enamoradiza de ti y tenías ese grandioso empleo que te gustaba tanto y que a cada nada presumías. Ahora ya no queda mucho de esa feliz Caroline que trabajaba, solo porque tus gustos son caros no renuncias. 

—Que miedoso, —me le burló e ignoro lo que dice. —te creía más valiente.

—No con él.

—Pero hoy disfrutemos, —cojo el celular y activo la música en su auto. —nada mejor que una buena canción.

another one bites the dust de Queen suena.

Comienzo a mover mi melena negra, muevo mis hombros hacía delante y hacía atrás, liberando la tensión de la semana, canto las primeras estrofas y señalo a Alex incitándolo a que me siga el juego, se resiste pero en el coro me acompaña. Canta fatal y eso hace que me de risa.

Antes de que se termine comienzo a dar aplausos y él con una mano maneja y chasquea los dedos con al otra. Recordándome a Adam. «No lo olvido»

—Ya te anda por bailar, caroline.

—Tú ¿qué crees?

—Qué a dónde sea menos a tu trabajo quieres ir.

Sonrío y niego.

Guardamos silencio y antes de bajar a casa grita dejándome sorda.

— ¡nos vamos a las vegas!— silba y vuelve a gritar, —¡Vivan Las Vegas! 

Me aturde y tardó en recuperarme mientras se baja y salta cantando.

Entra a la casa y le sigo.

—Ya quiero ir a embriagarme y a bailar a la ciudad del pecado. —grita Leslie. —¿Qué dices amor?

—Por supuesto, galletita.

Ruedo los ojos, escuchar tanto romanticismo. Y no sé en que momento me he vuelto tan amargada. 

Ellos se sueltan hablando del viaje. Mientras me siento a comer comida china.

—Vamos a bailar y a beber como si no existiera un mañana—Grita Alex y Leslie le sigue.

—ha sido una semana de estrés, por lo que merecemos un descanso —Bruno me guiña un ojo.

Asiento y seguimos hablando del viaje.

Sé que en el fondo lo hacen para sacarme de aquí, adoro las vegas y ellos lo saben.

 

Alex está cantando como un loco, Leslie lo manda a callar porque la interrumpe en su trabajo.

Alex es ingeniero en sistemas, pero trabaja por su cuenta. O sea, desde casa.

Leslie es licenciada en mercadotecnia. Ambos son buenos en lo que hacen y les va bien. Ambos aman divertirse, pero son muy responsables con sus empleos.

Bruno esta desparramado en un sofá, mientras escucha música, ignorando la pelea de Alex y su galletita pecosa. Decir que está ojeroso y agotado es poco. Realmente me siento culpable por eso, porque yo me veo igual y ni siquiera estoy ahí y juro que en ninguno de mis cuatro años en ese lugar jamás me vi de esa forma ni mucho menos lo vi así a él. 

 

Me ducho y preparo mi maleta, me bebo una copa de vino mientras arreglo todo. Odio el desorden, así que acomodo mi habitación, para al volver encontrarla limpia.

Las horas pasan y Alex y Leslie alegan cada cinco minutos, porque Alex tuvo todo el día para bañarse y apenas lo hará, cuando falta media hora para salir. Subo el volumen de la canción y San Francisco borra los sonidos del exterior.

Veo las fotos de las cataratas y las personas que están en ellas.

Niego y salgo de mi habitación pasado cinco minutos, viendo como Bruno esta distraído en su celular.

Lo ignoro cuando papá me Llama.

Me alejo del bullicio y hablamos cómodamente.

—Diviértete, cielo. —me besa la frente, —no te preocupes por mí, se cocinar e iré de caza con Nick. 

—Cualquier cosa que necesites me llamas, lo que sea papá.

—lo tengo en cuenta, pero mi mayor necesidad es que mi hija sea muy feliz en este pequeño viaje, descansa, baila y canta, saca todo ese estrés que te tiene atada. Piensa bien lo que quieres y despéjate de todo lo malo, tienes las tiendas para vivir de ello por completo si así lo deseas, no necesitas matarte trabajando en algo que no te llena. Tienes la herencia de tu madre y los negocios, son tuyos. 

—Muy bien Thomas Cooper. Ya veremos qué prosigue. 

Nos despedimos y todos se encaminan a la camioneta.

—Si alguien se bañara antes, no pasaríamos por esto. —alega Leslie.

—Pero si tu novio durmió demasiado tiempo y no le dices nada, además es prestado el avión, un par de minutos de retraso no afectan. —se defiende Alex.

Se retan con las miradas y Bruno mete paz, como siempre.

Solo me rio de sus cosas que sueltan, parecen niños.




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