Predilecto

CAPÍTULO 65

CAROLINE.

 

Me estoy arreglando para ir a cenar con Eddie, Rammstein suena en mi habitación.

¿Cómo es posible que con solo escuchar o ver algo te acuerdes tanto de una persona? dejo el rimel de lado y un suspiro sale de mí.

Dios, dame una señal, no sé si estoy haciendo bien las cosas.

Creo que nosotros elegimos el camino y conforme vamos caminando vamos creando lo, nosotros elegimos que es lo que deseamos, aunque muchas veces las cosas no salgan como esperamos, eso para mí es el destino.

Y en estos momentos no sé en que parte del camino voy, no sé en que tramo estoy estancada, no veo nada sólido delante de mí.

Me quedó sentada en los pies de mi cama, por primera vez no me siento bien conmigo misma, es como si quisiera distraerme con cualquier cosa para no ver mi realidad.

—¿pensando? —dice mi padre en la puerta.

—un poco.

—¿un poco? Parece que estás tomando la decisión más difícil de tu vida.

—tal vez así sea.

—bueno, entonces no le des tantas vueltas y escucha tu voz interior.

—¿y si mi voz interior quiere algo que no puedo tener?

—todos tenemos lo que deseamos, lo que no tenemos es porque en realidad no queremos tenerlo.

Mi celular vibra, es un mensaje de Ed.

—te veo en unas horas, —le doy un beso, —cena algo saludable.

No me responde y salgo a la calle.

—buenas noches linda. —me dice Ed.

—hola. —le doy un pequeño beso en los labios.

Subimos al coche y él recibe una llamada que termina hasta llegar al sitio dónde cenaremos. siento que mi sentido arácnido se activa, cuando miro las puertas del lugar y mi voz interna me grita que no entre y termine con todo esto. pero la ignoro y entro tomada del brazo de Edmond.

Pedimos la cena y vemos el ambiente tan tranquilo al que me ha traído, pero sigo con un poco de incomodidad, como si estuviera en el lugar equivocado, con la persona equivocada...

—¿cómo te fue en tu viaje? —mato el silencio y a mis pensamientos.

—de todo un poco, cuando acomode todo el departamento fue un caos, me llevo todo un día, al día siguiente fui a la nueva oficina donde trabajaré y fui a comprar la moto que deseaba, —me mira en todo momento. —te extrañé, fui a la playa y no pude obviar que deseaba que estuvieras conmigo, pude haber contratado una organizadora para que acomodara el piso, pero quería matar el tiempo. Caroline eres única y siempre haces falta.

Sonrío con lo que me dice, a todas las mujeres nos gusta sentirnos halagadas y queridas.

Mi celular no deja de vibrar, son mensajes de Alex, de Leslie y de Bruno. probablemente no es urgente y solo quieren que vaya con ellos a algún club.

—¿no responderás? puede ser urgente. —me pregunta Ed.

—no, de seguro quieren salir esta noche, si fuera urgente me llamarían.

—me gustaría salir con tus amigos, así que si nos invitan a salir, acepta. Claro si puedes.

—perfecto, —bebo de mi copa de vino.

Terminada la cena nos traen postre.

Observo el mío, una rebanada de pastel de chocolate, con fresas. Y con chocolate líquido esta escrito en el plato “¿Quieres irte a vivir conmigo?”

Sonrío ante sus ocurrencias.

—no respondas hasta que lo termines. — me sonríe tímido.

Y no puedo evitar pensar en que Adam jamás se pondría tímido ante una propuesta. Hoffmann denota seguridad y poder, jamás timidez.

—¿todo bien? —me mira preocupado.

—sí.

—bueno.

—mi respuesta es sí.

Me mira con ternura y se pone de pie y yo le imitó.

—Acept…

Escucho que discuten detrás de mí.

Pero no sé el motivo de discusión, así que vuelvo a lo mío.

—¿qué ibas a responderme? —me pregunta con galantería.

—que acepto …

—tú no puedes aceptar nada, —dice la voz que conozco de memoria, suena agitado y molesto —y tú quítale las manos de encima. —intenta irse sobre Edmond, pero el guardia del lugar lo toma de la chaqueta.

Yo estoy confundida.

Mi celular cobra vida en mis manos y eso me trae a la realidad.

—señor haga el favor de salir. —le dice amablemente el guardia.

—por supuesto que lo haré, —le contesta Adam, —pero tú te vienes conmigo. —me toma la mano de malos modos.

—deje de molestar a la señorita....

—es una Señora, por favor—vuelve a jalar mi mano, pero me resisto, no entiendo nada, mi cerebro esta paralizado.

—no quiere ir con usted. —dice Ed, poniéndose entre los dos.

Adam suspira fuertemente y niega.

—dije que vengas conmigo.

—y ella no quiere ir con usted, amigo.

Adam y Ed se retan con la mirada.

de la nada ed se le deja ir a Adam, pero acciona rápido y le mete un golpe en el estómago a Edmond.

este cae al piso y yo intento ayudarle.

Adam empuja a un lado al guardia del lugar cuando también intenta golpearlo, los comensales llaman a la policía, la cual me sorprende que aun no llegué.

—¿Qué te pasa? —es lo único que le digo, estoy en shock. intento ayudar al que yace en el piso.

—ponte de pie y ven conmigo, —me dice agitado mientras se acomoda el traje y el reloj.

—vete a la mierda, Hoffmann. —estoy muy molesta con él.

Asiente y sin que pueda hacer nada, me toma y me echa sobre su hombro.

—no me gusta repetir lo que digo y lo sabes. —me dice.

—bájame… —grito y pataleo.

—me estás lastimando deja de patear.

—¡Bájame!

Me ignora y me sube a su auto.

Me pone el cinturón de seguridad y bloquea mi puerta.

Se sube apresurado, por el retrovisor veo que las luces de las patrullas se acercan, Adam las ve y acelera.

Jamás lo había visto tan agitado, me voltea a ver y me sonríe.

—¿no le alcanzo para hacer una propuesta mejor? —me pregunta. —con que poco te quieres conformar.




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