Narrador omnisciente
Iris Dalila Al-Husayni creció en un ambiente lleno de amor cuidados y cariño, sus seis hermanos se mantuvieron unidos a pesar de lo sucedido con sus madres y mientras la pequeña crecía la llenaron de amor y protección.
El rey Amín estaba feliz con la madurez de sus hijos, pues al principio sintió temor que los tres menores no aceptaran a la niña, ya que sin importar nada ella era la menos culpable de lo sucedido.
Por nacer tan prematuramente Iris estaba constantemente enferma en sus primeros años, no obstante, mientras pasaba el tiempo se hizo fuerte, era curiosa y mantenía a todo el palacio en constante alerta, ya que cada miembro que habitaba el lugar sabía que si algo le pasaba el infierno se quedaría pequeño para lo que sucedería con ellos.
El hijo heredero Amín V tuvo su primer hijo tres años después ya que él y su esposa así lo decidieron, dos años después vino el segundo, no quisieron tener más hijos ya que no querían altercados o enfrentamientos entre ellos.
Hassan también tenía dos hijos de edades similares, así que Iris creció juntos a sus cuatro sobrinos siendo ella la mayor y una líder nata, todo el que la veía se admiraba con su inteligencia y astucia, pero sobre todo con su inigualable belleza.
Era una pequeña liebre en libertad dentro de un gran palacio, donde cada persona se desvivía por cuidarla y brindarle lo que necesitaba, aunque muchas veces extrañaba a esa madre que nunca conoció y solo veia por fotos y algún que otro video casero.
A pesar de tener una tía y cuñadas que la cuidaban como si fuera su propia hija ella nunca supo lo que era decir mamá a alguien, nunca lo dijo, pero siempre pidió en su cumpleaños que Ala le enviara una, cuando cumplió 10 años y le pidio a su padre una madre este le explico que ya no deseaba pareja pues no podría amar a nadie mas después de su madre, que era feliz con sus hijos y nietos y que eso era mas que suficiente.
Ya el rey tenia pensado entregar el trono pero su hijo le pidio que le diera unos años ya que deseaba educar a sus hijos sin la presión de la corona, este estuvo de acuerdo ya que él mismo se perdió cosas de los suyos, Tenia las fuerzas y tiempo para esperar a que sus nietos estuvieran mayores.
…
—Padre te presento a Haidar Sadde es el esposo de mi cuñada, nació aquí en marruecos pero al enfermar su padre se fue con su madre a Dubai y allí permaneció hasta que vino a buscar esposa, es el dueño de las empresas Sadde heredadas de su padre y abuelo—musito Said presentándole al rey su nuevo amigo.
Tenían un poco más de dos años conociéndose ya que este se la pasaba ocupado con sus empresas y sus tres esposas.
Haidar a pesar de tener solo 28 años era extremadamente inteligente y rico, su padre siempre tuvo cuatro esposas y él siguió sus pasos, desde los 21 hasta el momento ya tenía tres esposas y estaba en búsqueda de la cuarta, aun no tenían hijos, pues quiso esperar aunque ya estaban en esos procesos, no obstante ninguna mujer llamaba su atención, porque no era que simplemente las elegía, sino que se tomaba el tiempo de salir con ellas y conquistarlas, tenia un poco de las costumbres que aprendió estudiando fuera del continente y las practicaba en su vida cotidiana.
—Es un placer conocerte Haidar espero te sienta bien recibido en mi hogar y tu estadía sea placentera—musito el rey sonriendo al joven.
—El placer es mío su majestad mi esposa Ada estaba entusiasmada con venir a vivir aquí en marruecos y al fin poder estar con su hermana y futuro sobrino, espero mis negocios vayan también como en Dubai—musito, el hombre se había instalado en Marruecos semanas atrás ya que había decidido ampliar su negocio, sus esposas estaban felices porque que estarían cerca de sus familias.
—Te iría bien en tus ojos puedo notarlo, serás grande y poderoso—repuso el rey llenándolo de ánimos.
Haidar presento a sus esposas y luego de algunas preguntas generales recibieron algunos aperitivos típicos cuando tenian visitas.
—Papá mira al fin logre hacer….—la pequeña Iris entro al salón sin percatarse de que su padre no estaba solo.
—Me disculpo, pensé que mi padre estaba solo—musito la pequeña dándoles una brillante sonrisa, las tres damas desconocidas que estaban iniciando sus veinte quedaron fascinadas con el rostro y cabello de la menor.
Hacia mucho que ninguno de los desconocidos presentes veian una niña tan hermosa y que con su sola presencia te dejara encantado, su aroma a flores y frutos rojos los embriago a todos que la miraban embobados.
—Ella es mi hermanita, mi pequeño sol, nuestra princesa Iris Dalila—musito Said, recibiéndola entre sus brazos, Iris era la causa principal de que su madre enloqueciera y matara a su madrastra, pero también había sido la luz que lo hizo ser feliz cuando sintió que no tenia nada.
—Eres una niña preciosa tus ojos son los más hermosos que vi jamás—dijo sincero el empresario mientras ella lo miraba con asombro.
—Tu eres muy guapo, si quieres puedes pedir mi mano y cuando crezca me caso contigo, me gustas—expreso sonrojada y todos rieron, el empresario no tomo esto en serio ya que ella podría ser su hija, sin embargo, el rey vio en los ojos de su pequeña algo que por un instante le preocupo.
—Si cuando crezcas aún tengo solo tres esposas, te avisare por si aun estás interesada—bromeo y ella asintió aun colorada y las esposas la halagaron por su buen gusto.
—Es un trato—le respondió con voz dulce.
Después de ese día iris vio en varias ocasiones a Haidar, pero nunca se acercó demasiado ya que no le gustaba verlo siempre en compañía de sus esposas, el primer día le habían caído muy bien, pero ya sentía molestias cuando las veia cerca de Haidar.
Su pequeño corazón se rompió cuando unos meses después de conocerlo descubrió que sus esposas estaban embarazadas las tres al mismo tiempo, aunque nunca consigo la cuarta esposa, logro pasar de no tener hijos a tener cuatro en menos de dos años.