Princesa Marroqui

6-Deseos escondidos

Narrador omnisciente

—Si madre es muy extraño, pero espero que sea algo bueno y beneficioso para nosotros—el hombre hablaba con su madre del comunicado recibido desde el mismo palacio real firmado por el rey.

—Si te ofrecen algo que nos convenga acepta de inmediato luego buscamos la manera de moldearlo a nuestro favor —se escuchó otra voz, el hombre no respondió nada y solo asintió con su cabeza.

—Yo iré a Dubai por dos dias con tu padre debemos resolver algunos asuntos, espero no demorar, pero si las cosas con el rey se complican pueden avisarme—la mujer beso la mejilla de su hijo, al igual que la de su acompañante y se retiró.

Ambos pares de ojos la miraron hasta que su silueta desapareció, luego se miraron y con un suspiro pesaroso uno de ellos hablo.

—Ve con el rey —el otro asintió y ambos se fueron en distintas direcciones.

—No quiero ir con la abuela—rezongo la pequeña niña de apenas 5 años, no les gusta ir con esta pues ella siempre la presentaba a la gente y decía que aun no estaba comprometida, ella no entendía nada, pero no le gustaba estar con su abuela.

—Lo sé pequeña, pero ya sabes que sucede si no obedecemos —la hermosa castaña asintió de mala gana.

Con su bolsa en mano y como toda una dama en miniatura se alejó de su madre para viajar con su abuela, desde su corta edad estaba aprendiendo que quienes tienen dinero y poder obtienen más cosas que los que no, por eso deseaba de todo corazón ser tan poderosa no como su abuela sino como la princesa marroquí.

Las tres esposas de Haidar tenian varios hijos con él y por suerte no habían vuelto a quedar embarazadas, ya que para ellas no era fácil estar bajo el yugo de su suegra.

Una de ellas tenia tres hijos y las otras de a dos cada una, ninguna se sentia superior a la otra ya que tenían claro que la unica reina y señora sería la madre de su esposo.

Malena Sadde era la unica con poder para dominar a cada miembro de esa familia asi fuera en contra de su voluntad.

En el palacio el rey junto a algunos de sus hijos estaban esperando la llegada de Haidar necesitaban hablar con el y proponerle aquella descabellada idea que habia dicho su hija.

El rey no se podía decir que estaba nervioso, pero sí ansioso, ya que se sentia como un mal padre al desear que este se negara a lo que le pedirían.

—Su majestad la persona que espera ha llegado—musito uno de sus asistentes el rey miro a sus hijos y asintió hacia este para que lo dejara pasar.

—Espero no nos estemos equivocando—dejo salir con un suspiro el príncipe heredero.

No estaba seguro de que ese camino fuera el correcto pero no era como que hubieran multiples opciones.

—Yo tambien hijo mio, yo tambien…

—Su majestad gracias por invitarme a su morada, príncipes—Haidar le extendió la mano al rey para luego hacer lo mismo con los seis hijos presentes.

Le pareció bastante extraño su presencia pero decidió no darle mayor importancia ya que estaba muy curioso por saber a qué se debía esa citación tan repentina.

—Haidar puedes sentarte tenemos una propuesta que hacerte—expreso el rey con gran seriedad, él lo observó inquisitivamente esperando que al fin hablara y saciara su curiosidad.

—Lo escucho—respondió amenamente.

—Como sabes debido a situaciones externas tenemos un cargo de suma importancia vacante y queremos que tu lo tomes pero a cambio queremos proponerte algo que nos dé seguridad que siempre estarás de nuestro lado—musito con un tono algo intimidante.

Haidar sabia a que cargo se refería y sin duda eso le haria subir varios escalones de una sola vez y asi lograr cumplir las metas deseadas.

—¿Cuál es la propuesta?—cuestiono, esperando que no sea algo descabellado.

—Quiero que desposes a mi hija y ella se convierta en tu cuarta esposa...




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