Iris Dalila Al-Husayni
Tocan mi puerta mientras peino mi larga cabellera, doy permiso para entrar ya que nadie entraría si no pudieran verme sin velo, bueno al menos los hombres que no sean de mi familia.
Es temprano apenas he desayunado y eso porque le pedí que lo trajeran a mi habitación ya que hoy me sentia algo nerviosa.
—Princesa ha recibido un presente, su padre nos dio la autorización de traérselo—me pongo de pie y recibo la caja que trae una de las empleadas y detrás de esta viene una chica con un gran arreglo floral el cual apenas puede sostener de lo pesado que parece estar.
Suspiro encantada y recibo todo con una gran sonrisa llena de emoción, es la primera vez que recib algo de esa magnitud que no sea de mi padre o hermanos.
—Muchas gracias—trato de no gritar emocionada hasta que estoy sola, leo nota en las flores.
"Para la princesa de los ojos más hermosos del mundo"
Atte. Haidar Sadde
¡Dios!, él es tan perfecto y maravilloso que no dudo que pueda enamorarme con solo unos dias de convivencia luego de casarnos o incluso antes.
Huelo el arreglo y abro la caja esta tiene un hermoso brazalete de oro, es uno de los principales gestos que indican un cortejo.
Todo esto me emociona y asusta al mismo tiempo, pues quiero estar en el radar del hombre que llevo amando un tiempo, pero tambien tengo temor de no ser aceptada por sus esposas e hijos, sin embargo, lo que más temo es que su madre ponga baches en nuestra relación.
Me coloco la hermosa joya en mi muñeca como símbolo de aceptación al cortejo, debo hablar con mi padre y preguntarle que sucedió con su conversación.
Mis cuñadas estaban emocionadas con el cortejo aunque no creo que sepan quién es mi futuro prometido ya que Lisa no parecía preocupada por su hermana.
Busco a mi padre sin éxito hasta que al fin me dicen que está en una reunión y debo esperar a que se desocupe, asi que fui a ver a mis sobrinos.
—Padre quiero que me cuentes que dijo Haidar, por cierto, mira que bonita—le muestro la joya y el sonríe para luego proceder a contarme todo lo sucedido en la reunión
—Precisamente en un rato vendrá con su familia y haran la petición oficial o eso supongo—dice y yo no puedo estar más nerviosa.
...
Llevo varias horas tratando de escoger un atuendo adecuado para la ocasión no puedo usar algo muy llamativo, pero tampoco muy soso.
Una de mis cuñadas Layla me ayuda a eleguir y luego de tomar una ducha elijo las joyas, me decidi por cosas que me ha dado mi padre y en mi muñeca el brazalete del cortejo.
La pieza es de oro blanco tejido con pequeños zafiro y diamantes rosas alrededor, una pieza que parece tan unica como el regalo que me dio su familia el día de mi cumpleaños.
Una vez lista baje para esperar a nuestros invitados, ya todos mis hermanos, sobrinos y cuñadas estaban presentes al igual que mi padre, mi tía tambien estaba y eso me dio calma ella no ha estado de acuerdo con todo lo que deseo hacer pero me respeta.
—Ya están entrando, esperemos todo salga bien, compórtense—musita mi padre divertido, justo cuando empiezan a entrar cerca de 15 personas.
—Buenas noches, sean bienvenidos—saluda mi hermano el príncipe heredero.
Todos comienzan a saludar y presentarse a los que aun no los conocen, puedo notar cierta hostilidad antes no manifestada por sus tres esposas, supongo ya saben bien el motivo de su presencia esta noche en el palacio.
—Esto es para usted princesa—musita Haidar al estar frente a mi con una caja de lo que supongo es la segunda joya.
—Con este obsequio la familia Sadde inicia el cortejo para con la princesa—expresa el padre de Haidar.
—Nosotros como los representantes de la familia real aceptamos el cortejo...
—Su majestad me permitiría tener unas palabras con la princesa—Haidar en ningún momento me miro, habíamos terminado la cena y el postre y a pesar de todos llevar algunas pequeñas conversaciones incluyéndome no recibí una sola mirada lo cual me tenia algo desanimada.
—Por supuesto Haidar, hija enséñale a tu prometido las nuevas flores que has sembrado en el jardín luego pueden alcanzarnos en mi despacho estaremos hablando con sus padres, tu hermano y yo—asentí nerviosa, camine guiando a Haidar hasta el jardín.
—¿Quiero saber que piensas de nuestro compromiso?—me interrogó antes de llegar y me detuve, sé que mi padre no le contó que fui yo la de la idea y eso es lo mejor.
—Me parece bien, necesito y quiero casarme, eres un buen hombre que se guia por las costumbres y eres casi familia, todos ellos te conocen desde hace muchos años, has mostrado ser un buen marido y padre y estoy segura de que a tu lado seré feliz—comente todo lo que pensaba.
—Considero que eres muy joven aun para casarte, pero tratare de ser un buen esposo, eres una chica hermosa, amable y considero que tenerte a mi lado no sera ningún sacrificio al contrario—dijo tomando mis manos, pero por alguna razón lo sentia diferente, aunque no sabia ni como explicarme.
—Yo...
—Princesa su padre los espera—nos interrumpieron y el soltó de inmediato mis manos. Caminamos algo alejados uno del otro, me sentia apenada y confundida.
Una vez dentro del despacho estaban mi hermano Amin, mi padre y los padres de Haidar, tomamos asiento en los espacios vacíos y mi padre dijo algunas cosas que se esperaba del matrimonio, incluyendo mi residencia.
—Su majestad con todo respeto la casa de mi hijo fue hecha para albergar las cuatro esposas, todas teniendo todo lo que necesitan —comento la que sera mi suegra y mi padre sonríe de medio lado.
—Tengo claro todo sobre sus vidas y sus bienes raíces, pero mi princesa no es la simple hija de un comerciante o empresario, es la unica hija mujer del rey de Marruecos y por ende no puede simplemente compartir casa con usted y las esposas de Haidar, ella tendrá su propio lugar y pondrá sus propias reglas en esta como debe ser y manda las costumbres, espero usted se encargue que de que se cumplan las reglas al pie de la letra y que de esa manera las cuatro esposas reciban el trato que merecen, por otro lado como manda la ley la semana siguiente a la boda sera exclusivamente ellos dos de luna de miel sin nadie inmiscuyéndose luego que regresen el horario sera restablecido—la madre de Haidar pareció incómoda pero miraba a mi padre tratando de intimidarlo, recordé las palabras de Said y pense que mi padre cedería, sin embargo, este no se inmuto.