Príncipe de Hielo

Saliendo de la zona de confort

Pasaron los días, semanas, incluso meses y mi actitud no mejoraba ni un poco, seguía llorando y no aceptaba que nadie me viera, a mi madre le preocupaba mi situación ya que había días enteros en los que no comía nada. Creí que mi vida sería de ese modo por siempre, hasta que mi madre me hizo recordar la historia de mi abuela.
Mi abuela fue una mujer muy dulce y amable, ella siempre se preocupó por mi madre y por sus nietos. Mi abuelo era un hombre maravilloso y su relación con mi abuela era hermosa. Cuando tenía cinco años mi abuelo murió por un infarto agudo de miocardio, mi abuela quedó destrozada, lloraba día y noche fue de ese modo por un año, hasta que murió. Ella nunca superó la muerte de su amado y todo acabo cuando terminó con su vida. 
No quería terminar como mi abuela, en el fondo sabía que debía salir y volver a vivir, mi familia me necesitaba y yo a ellos. En ese momento había decidido volver a vivir.

Después de algunas semanas bajé a la cocina para desayunar con mi familia, mi mamá estaba preparando el desayuno y cuando me vió bajando su miraba se llenó de brillo.
-Hija, ¿Pasa algo?- me dijo con un tono de preocupación.
-No mamá, todo está bien. Solo quería desayunar con ustedes- le dije con una leve sonrisa.
-A tu padre le dará gusto, ven sientate- me dijo señalando mi lugar en la mesa.

Cuando mi madre terminó el desayuno llamó a mi padre y hermano para que nos acompañaran en la mesa.Ellos me miraron con asombro pero se veían felices.
-¿Has estado bien?- dijo mi padre.
-Sí- no dije nada más.
-Ahora que has decidido salir de tu cuarto deberías acompañarme por un helado- me dijo mi hermano con una sonrisa en su rostro.
-Tal vez- 
-Hija, han pasado tres meses desde tu última presentación, el director me preguntó cuándo planeas regresar- dijo mi madre con cierto miedo.
-Yo, ...no planeo regresar a bailar- le dije con una sonrisa algo entristecida.
-¿Qué?- dijo preocupada.
-Madre, no soy capaz de caminar por mi propia cuenta, necesito de ese tonto bastón para dar unos cuantos pasos. Así que no puedo bailar- le dije en tono serio.
-Entonces, ¿Dejaras tu sueño?-
-Temo que sí- 
-¿Qué harás con esas zapatillas?¿Las botaras?- 
-¿Revisaste la caja?- dije en tono defensivo.
-No-
-Entonces,¿Cómo lo sabes?-
-Porque yo lo acompañé a comprarlas, le ayude a preparar todo- dijo con voz suave.
-Entiendo. Iré a la academia a presentar mi renuncia- dije evadiendo el tema.
-No puedes, perderás tu lugar de forma definitiva- dijo mi hermano 
-Lo sé- finalizando esas palabras, ninguno dijo nada más. Terminamos de desayunar, le ayudé a mi madre a lavar los trastes y después subí a mi cuarto para arreglarme.

Caminar por primera vez en la calle después de esas semanas en casa me causaba un poco de pánico pero supe manejar la situación. Tomé un taxi que me llevara a la academia de ballet, miraba por la ventana lo lindo que lucía el día, llegando a la entrada tuve miedo de continuar, pero debía hacerlo, ya no podía bailar ni siquiera quería intentarlo. Justo cuando iba entrando me encontré a ese chico que me había ido a ver al hospital.
-Señorita Lee, que gusto verla- me dijo en tono amable y con una sonrisa que me provocaba algo de gracia.
-Hola- le dije 
-¿Regresaras al grupo, verdad?-
-Me temo que no-
-¿Por qué? ¿Es por ese bastón?¿Aún no puedes caminar?-
-Sí es por eso, vengo a renunciar-
-No puedes, eres la mejor bailarina de esta academia, tienes un gran futuro-
-Lo tenía, ahora debo encontrar algo más que hacer-
-¿Es por Kang Jeong-Hyun?-
-¿Qué?- dije algo desconcertada.
-El siempre fue tu inspiración, siempre bailaste por él, y ahora que no está lo dejaras,¿No es así?-
-¿Quién te crees para decir eso?-le dije algo molesta
-Soy tu compañero de baile-
-Tan solo eres eso, ni siquiera sé cómo te llamas, no eres mi amigo así que no me hables como si lo fueramos- le dije con molestia y de forma grosera, terminando mi oración me aleje de él apresurando mi paso.
-Mi nombre es Kim Taeyang- gritó de forma molesta. No sabía porqué se había molestado, no tenía razón para hacerlo, él no sabía nada.

Seguí caminando hasta llegar a la oficina principal donde se encontraba Choi Dong-Sun, él era tío de Jeong-Hyun y dirigía la compañía, iba a despedirme de él.
-Hola, ¿puedo pasar?-
-Claro que sí querida Young-Mi- me dijo con una sonrisa en el rostro.
-He venido a renunciar a la academia-le dije de forma directa.
-No te dejaré, eres lo mejor de lo mejor en la danza clásica, haré como que no escuché eso- 
-La única razón que me mantenía aquí era Jeong-Hyun y ya no está, lo mejor sería irme-
-No te dejaré señorita Lee-
-El fue quien me trajo aquí, no es justo que siga cuando ya no esta-
-Te ganaste tu lugar en esta academia, te daré tiempo para que lo reconsideres mientras tomas terapia para recuperar tu movilidad total, ¿De acuerdo?-
-¿Sí?....de acuerdo- le dije algo confundida, no había pensado en tomar terapia.
-Despues de que te recuperes volverás y harás "El cascanueces" de forma espectacular igual que la última vez.- Yo tenía el papel principal de aquel ballet. 
Me despedí de él y salí de su oficina.Justo cuando iba a salir de la academia una voz me detuvo
-Molesta Young-Mi, espera- era la voz de aquel chico que me había encontrado cuando llegué.
-¿Qué?- le dije de forma fría.
-¿Por qué eres grosera conmigo cuando incluso te lleve flores?- 
-¿Y por qué no?- le dije mostrando una leve sonrisa.
-Salgamos- 
-¿Qué?-
-Una salida, tu y yo. Hoy a las 7 de la noche, pasaré por ti-
-Eatas loco si piensas que saldré contigo-.
-Entonces lo estoy, dijiste que no era tu amigo, así que haré todo lo posible para serlo- 
-No pierdas tu tiempo conmigo y busca a alguien más quien molestar-. 
- Asumiré que es un Sí, te veo en la noche señorita Lee- me dijo guiñándome el ojo y alejándose de mi dando unos brinquitos- Debo admitir que eso me causó gracia y me sacó una sonrisa, aunque lo dejé pasar.




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