Prisionera

1.- Damisela en apuros

   —Si sabes que no tienes que hacer esto, ¿Verdad?

     —Mamá, creo que es hora de que dejemos atrás el miedo del primer día, he echo esto demasiadas veces.

     Miro por la ventana polarizada y mi estómago da un vuelco.

     —¿Necesitas compañía?— la miré con una sonrisa. Ella parecía aún más nerviosa que yo.

     —Si. Pero no la tuya, sino la de un chico lindo.

     Abro la puerta con rapidez provocando que el calor de fuera choque con el frío del aire acondicionado del auto.

     —Te veré a la salida— asentí con una sonrisa y la vi marcharse a toda velocidad. Ella sí que se sentía en Rápido y Fuirosos.

     Devuelvo mi vista hacia el edificio. Es realmente enorme y tiene alrededor de cinco pisos, o al menos esos logro ver yo. Su fachada entera esta cubierta por yedra verde y bien cuidada; un estilo rústico por completo la adornaba. Las puertas son de una madera antigua pero muy elegante. El último piso parece mas descuidado que los demás, y he de admitir que era intrigante para la exploración.

     Me dispuse a entrar. Con cautela observé todo el interior, a lo largo del pasillo iban y venían alumnos. Unas chicas con vestidos cortos, chicos con chaquetas y pantalones elegantes, otros casuales, y puedo asegurar que miré a un chico en pijama. Esto es el claro ejemplo de una Universidad privada y de alto prestigio.

     La escuela es inmensa por dentro, es aun mas hermosa que en fotografías. La mayoría de los edificios son antiguos, pero en su interior todo irradia modernidad. Hay tantos caminos que dirigen a distintas puertas y jardines, que mi miedo en estos momentos es perderme. Todo parece sacado de un cuento de hadas, y estoy tan enfrascada en mi burbuja de belleza que no me di cuenta de el par de pies corriendo hacia mi a toda velocidad.

     Todo ocurrió muy rápido.

     —¿En serio estás bien?— escucho decir al otro lado de la puerta.

     —Si, tranquilo.

     De todas las formas posibles de iniciar mal el año escolar definitivamente...

     'Terminar en el suelo con una malteada de chocolate sobre mi blusa, gracias a un chico que iba corriendo, buscando su edificio en Google Maps'.

     ... No era una opción.

     Tomo el último pedazo de papel húmedo y lo lanzo al bote de basura.

     —Lo vez— digo una ves que salgo del baño de chicas.

     —En serio lo siento, estaba completamente despistado...

     —Lindo atuendo— menciono con una sonrisa burlona.

     Se miró a si mismo y sonrió, —Alguien adelantó mi reloj. Cuando esta mañana desperté me volví loco al ver la hora y salí literalmente corriendo de mi casa y con lo que llevaba puesto: una pijama.

     No diré nada, yo suelo ser más extraña.

     —Tengo que irme— me despedí y camine en busca de mi clase.

     Su voz me detuvo, —Te veré después.

     Me giré a sonreírle y asentí.

★ 

 

     Ya en mi asiento y con un par de lápices y hojas fuera, una mujer que no pasaba los sesenta se presentó como "Srita. Cobama", si, tal y lo como lo dije, ella remarcó la palabra "Señorita".

     Las presentaciones no pasaron desapercibidas. Savvanah, Riley, Jacob, Liam y entre muchos, muchos otros mas, llegó mi turno.

     Me puse de pie, —Soy Forza Dallas, tengo 18 años, y...

     Un chico, bastante apuesto, levantó una mano, —¿Me das tu número?— dijo con una sonrisa.

     ¿Really?

     —Disculpa, estoy haciendo mi presentación.

     —Lo lamento, pero me dejó de interesar cuando mencionaste tu estúpido nombre. ¿Si me das tu número?

     ¿Really de nuevo?

     —¿Estúpido? ¿Estúpido? Te mostraré quién es el estúpido.— camino en su dirección pero a medio paso la profesora me detiene.

     —Sabes, puedo hacer llegar un reporte a tu historial— habló.

     No quiero un reporte en mi historial, gracias. Las presentaciones se volvieron a retomar y presté atención.

     Un par de minutos después alguien me susurró, —¡Psss!— mire hacia atrás. —¿Entonces me das tu número?

     A este paso los really se me acabarían.




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