—¡Te lo dije! —dijo un contento Luke. Alzó ambos brazos al aire y me me regaló una sonrisa victoriosa.
Rodé los ojos con hastío —Sí, si, me lo dijiste un millón de veces —una sonrisa bailó en mis labios.
—¡Todo el mundo me ama! nadie puede resistirse a mis encantos, nena —dijo guiñandome un ojo. Lo ignoré e hice que no lo escuchaba. Odiaba perder—. Oh, vamos, Eva, aprende a perder.
Hice una amago de ignorarlo. Luke me abrazó por la espalda y dejó un beso en mi mejilla. Intenté apartarme de él, pero como dije, intenté, porque el deseo de besarlo me ganó.
Luke sonrió sobre mis labios —Siempre gano, lo sabes —luego se alejó de un golpe y sonrió con malicia—, ¡perdedora!
—¡Luke!