-Prohibido Enamorarse-

C-08-

-aquí no pasó nada Santiago-susurré, tratando que Sara no me escuche-

-como quieras-levantó las manos en gesto de inocencia-

-chicos les estoy hablando desde allá, ¿qué pasó aquí?-nos miraba muy fijamente
-que, ¿qué pasó de qué? –titubeé nerviosa-

-¿Porque...?

-tranquilos cualquiera diría que hicieron algo malo.- sonrió casi soltando carcajadas-

-no, no nada de eso...- reí tontamente.

-sí, sí no pasó nada- Santiago se rascó la nariz para simular sus nervios-

-bueno -suspiró- vine hablarte Andrea tu mamá no habló pero si hay alguien que llamó.

-quien puede llamarme-revolví los ojos sin creer lo que dijo Sara-

-tu hermana Lorena-respondió tranquila-

-¿Lorena llamó? -dije emocionada-

-sí, pero no pidió hablar contigo, solo preguntó si es verdad que estabas internada aquí- respondió Sara.

-ah era eso-bajé la mirada -

-bueno es hora de segunda sesión vayan ya a sus aulas-ordenó-

Me dirigí hacia el aula. Y cuando la clase pasó fui al comedor, al menos a mirar la comida, caminé por el pasillo algo pensativa, mi mente estaba en la llamada de Lorena, llegué a centarmeen una mesa aparte de todos, Camila no estaba y yo ni loca hablaría con Santiago, élestaba con algunos chicos más, solo cruzábamos miradas, él y sus benditas miradas  que ocasionaba un hormigueo dentro de mí. ¿Qué demonios estaba pasando?

Pasaron 3 días, todos esos fueron iguales, Santiago y yo peleando en todas las clases, causando las risas de nuestros compañeros, y matándonos con las miradas, cada vez que nos encontrábamos en el comedor o en  algún pasillo solo nos mirábamos, no había necesidad de hablarnos, nuestras miradas expresaban todo.

Estaba escuchando música en uno de los pequeños parlantes que había en cada habitación, y una de las enfermeras tocó la puerta la hice pasar y me dijo:

-hola Andrea, te están buscando en el patio y no es alguien de acá es de fuera, es un joven dice que se llama Jack- informó tratando de recordar el nombre.

-¿Jack? Pero ¿qué hace él aquí?- Pregunté muy sorprendida y vaya que lo estaba ¿Quién le dijo que yo estaba aquí?- Ahora bajo gracias.

Bajé a ver a Jack, es mi casi novio y digo casi porque se alejó de mi cuando mis papás se separaron y la verdad es que no me afectó, últimamente ya no me hablaba y siempre me esquivaba, así que me sorprendió que él vaya a verme.

Bajé y sí ahí estaba también Santiago con algunos chicos y chicas del internado quien me soltó una mirada de esas que solía ponerme los pelos de puntas y no de miedo si no de nervios. Me acerqué a Jack y él me abrazo muy fuerte por cierto, se separó y me dijo.

-no pensé jamás venir a verte aquí, mírate como estás te haces mucho daño-miró cada parte de mi cuerpo rápidamente-

-¿Jack qué te pasa?- le pregunté tranquila- Hablas como si fuera una adicta o una alcohólica-respondí entrecerrando los ojos-

-pero estás en un lugar donde sí lo hay-señaló rodeando el lugar-

-no te entiendo- le dije- ¿para eso has venido? ¿A decirme esas cosas?-exclamé molesta-

-la verdad vine a pedirte perdón y sí tal vez no lo sepas pero...-se quedó callado-

¿pero qué?- intenté que siga, fue inútil- Ay ya habla no te quedes callado-me desesperaba cuando me dejaban con información a medias-

-no, ya lo entenderás, y creo que debo dejarte recuperarte bien así te dejaré en paz hasta verte 100%, bien-suspiró- Adiós- se dio media vuelta y se fue-

-¡Jack! ¡Ven acá! Esperaaa!- grité ganándome algunas miradas de los que estaban por ahí.

Se fue, me dejó con la duda de porqué dijo esas cosas sin sentido, y más con esa actitud tan rara, él de por sí ya era raro, bueno, conmigo porque con sus amigos y amigas siempre estaba bien, se reían juntos y se hacían bromas, con migo lo hacía en pocas ocasiones y en 7 meses nos teníamos un cariño raro pero especial.

Me di la vuelta aun de rabia, Santiago se paró delante de mí y me dijo de manera sarcástica.

-¿qué pasó? ¿Cortaron?-cruzó los brazos y mostró media sonrisa burlona-

-que te importa, ¿andas pendiente o qué?- mostré fastidio-

-tienes razón no me importa.-bajó los brazos-

-idiota- seguí mi camino-

-¡gracias!-respondió desde atrás-

Fui directo a mi habitación y me encerré me quedé dormida toda la tarde y la noche no bajé a cenar, Sara me trajo fruta y hablamos mucho, de todo un poco pero me hizo bien hablar con ella. Sara siempre sabía como mejorar mi animo, ella no me aconsejaba como lo haría cualquier perosna, ella me explicaba como funcionaba la vida y yo tendría que sacar mis conclusiones.

Al día siguiente por la tarde me llamaron a dirección, cuando entré ahí estaba mi papá.

¿qué? ¿Cómo es que se enteró que estaba ahí? le pedí a mi mamá que no dijera nada, pero había alguien más que si puedo hablar, mi adoradísima abuela.




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