-Prohibido Enamorarse-

C-23

Llegamos al centro en silencio, nadie dijo nada. Bajamos y Sara nos dirigió a su oficina, donde nos reclamó bastante, alrededor de una hora, Santiago y yo no hablamos nada, por más que yo quería defenderme yo misma me lo impedía al no saber la reacción de Santiago, solo permanecimos en silencio.

Primero Sara me dejó salir y fui directo a mi habitación. Supongo que después de eso Santiago hizo lo mismo.

Esa noche fue larga para mí, necesitaba hablar con él, qué pasaría después de eso, tenía la cabeza a punto de explotar, y pensé en ir al baño a vomitar.

''No, no Andrea ya has avanzado mucho como para que botes todo lo valioso a la basura''

Sabía que era incorrecto y por eso no lo hice, vomitar era una de las cosas que me habían prohibido y ya lo había dejado desde hace mucho tiempo. Pero también me habían prohibido enamorarme y eso era difícil de dejarlo porque ya estaba avanzado, ya estaba dentro de mí y no podía ni quería dejar de hacerlo. 

Me desperté abruptamente al escuchar golpes en mi puerta, me sobé los ojos y fui a ver. Una enfermera estaba ahí.

-hola Andrea- sonrió nerviosa entrando a mi habitación- seré muy rápida niña- dijo y yo fruncí el ceño al no entender lo que decía.

-no te entiendo, ¿Qué pasó?- pregunté.

-esto es para ti- sacó una hoja doblada que estaba dentro de su folder- por favor no le digas a nadie, esto va en contra de mi trabajo lo sé, pero confío en ti, confío en ustedes- dijo antes de entregarme.

Lo recibí, y sin dejarme hablar ella salió de mi habitación reclamándose algunas cosas que no escuché.

Estaba nerviosa y curiosa, no sabía de quien era esa hoja escrita que aparentaba ser una carta.

La abrí lentamente, tragué saliva antes de leer las palabras escritas con tinta negra en aquella hoja. Grande fue mi sorpresa al leer las primeras líneas, con el corazón acelerado y las lágrimas que empezaban a salir, leí.

''Andrea, no tengo ni la más mínima idea de cómo empezar, pero sí tengo clarísimo todo que sentí, siento y sentiré por ti, esto que yo sabía que estaba mal y aun así no lo evité ¿sabes por qué? Porque era consiente que eso te hacía feliz y a mí también. Discutir contigo me daba vida, porque nos desquitábamos de la manera más linda, créeme que tus labios nunca los olvidaré, los guardaré dentro de los recuerdos que me hacen sonreír.''

Todo eso sonaba a una despedida, al principio sonreí, ya que nunca lo había escuchado decir eso y saber que se guardaba aquellos sentimientos me hizo tener una electricidad dentro de mí. Mis ojos se cristalizaron y continué leyendo, aunque aun así me duela esas palabras.

''lo estuve pensando toda la noche y decidí que no quiero ni me permito hacerte daño, tú has sufrido y pasado por mucho dolor, y lo seguirías haciendo si yo estoy a tu lado. Me quieres y yo también, eso está claro, pero también quiero y necesito que te recuperes al igual que yo, estando juntos en un lugar donde no podemos serlo, ni demostrarle a todos lo que siento por ti, es una tortura, no soportaría verte y no abrazarte ni besarte. Lo intenté te juro que lo hice, trataba de ignorarte, pero cada vez que te veía era como si quitaran la cortina de una habitación oscura para que pueda iluminarse, te observaba desde lejos aguantándome las ganas de ir a decirte todo lo que causas dentro de mí. Esto no es fácil para mí, aunque lo parezca. te quiero Andrea y por eso me estoy alejando de ti, iré a otro lugar para que pueda recuperarme mejor, sé que nada será lo mismo porque ya no te veré, pero ten en claro que jamás te olvidaría. Espero también que tú hagas lo mismo. Me quema el corazón saber que en estos momentos estás sufriendo por mí culpa, pero te prometo que será la última. Miraré los atardeceres recordando la vez que me dijiste que te han prohibido hacer lo que te hace feliz, y que ya era demasiado tarde, te confieso que yo pensaba lo mismo. Hasta pronto Andrea, me duele decir esto, pero es para permitirte estar bien. No olvides que no merezco una lagrima tuya y tampoco olvides que te quiero. SANTIAGO''

Me dejé caer en la cama analizando todo lo que había leído, como era posible que después de todo lo pasado juntos, él estaba huyendo prácticamente, pero yo no tenía que ser egoísta porque él no lo fue.

Camila llegó a mi habitación, me encontró con los ojos llorosos, se sentó junto a mí intentando dar algunos pasitos, ella también había prosperado en su tratamiento. Me abrazó y yo sollozaba en su hombro.

-ya me enteré de todo- dijo acariciando mi cabello- pasó por mi casa a las 6 de la mañana- levanté mi mirada a la de ella- me traía aquí, en el camino me contó todo.

-me está matando por dentro, ¿sabes? - dije limpiándome algunas lágrimas- no sé en qué momento pasó todo-

-Yo sí- confesó Camila mirándome- Andrea-suspiró- le encantaste desde el primer día que te vio, ambos sabíamos aquella regla y a él lo desesperaba, me pidió que te haga mi amiga algo de lo que no me arrepiento-sonrió- traté de hacerle olvidar ese sentimiento por ti, porque sabía que ustedes saldrían lastimados, él no tuvo mejor idea que hablarte mal para despistar todo-

Me quedé mirándola cuando decía todo eso, confieso que me causaban más ganas de llorar al escuchar de su boca todo lo que no pude oír de la boca de él.

-su mejor manera de olvidarte no funcionó, al contrario, aumentó más su cariño hacia ti, que poco a poco lo iba demostrando ¿no es así?- dijo sabiendo que yo pensaba a lo que se refería.

Estuvimos hablando, me iba enterando de algunas cosas más. La noche anterior Santiago había hablado con Sara para que lo trasladen a otro centro de rehabilitación y pues partió al día siguiente a las 8 am con la autorización de sus padres.

Pasé una semana casi encerrada todo el día, me recuperé algo cuando Sara llegó hablar conmigo, esta mujer tenía la manera correcta de ayudarte a salir de tus problemas y yo se lo agradecía todo el tiempo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.