El dolor siempre ha estado allí. Instalado en ese lugar, ¿en qué demonios me convirtió ese infeliz?, de una chica llena de vida a una solitaria qué desconfía de todos.
¿Así se siente la paz?, solo sé que lo único que hago es reflexionar sobre mis actos, si tan solo no hubiera conocido a ese hijo de puta mi historia sería otra totalmente diferente a lo que es ahora.
Arruinó mi vida como pensé que nadie jamás lo haría. ¿Cómo alguien puede causar tanto dolor, infringir tanta amargura y hacer odiar la vida? Benjamín está tan podrido que lo único que hace es eso... Llevar a otros a su agujero.
Mi mente trabaja, busca algo que me ate a este mundo, ni se lo que digo porque... ¿Esto se siente estar muerta?, pensé que mi mente trabajaría en olvidar todo, no que se quedaría intacta para recordarme toda la amargura con la que vivo día y noche.
—Por favor responde—una suave y asustada voz se escucha a lo lejos, ¿veré ya la tan anhelada luz blanca que me llevará al mundo de los muertos?
—Sé que puedes—siento que algo me ahoga, necesito expulsar todo, el sentimiento es agonizante.
Toso incontrolablemente mientras que mantengo los ojos cerrados, trato de buscar aire, necesito oxígeno. Agua sale de mi boca mientras trato de respirar, no puedo. Esto me pone en alerta y entro en desesperación.
—Tranquila—alguien toca mi espalda dando leves toquecitos que me ayudan.
Cuando me atrevo a abrir los ojos maldigo interiormente, alguien me ha salvado de la muerte. Una lágrima se escapa de mis ojos. Ni para eso sirvo. Quiero morir, ¿tan difícil es entender eso? Luego de esa lágrima, varías salen de manera incontrolable, la noche ya ha caído, pero solo hago llorar.
La persona de antes abraza mi cuerpo y me deja llorar, no me importa nada, solo quería morir, dejar por fin de sufrir tanto.
Me aparto de manera lenta cuando un aroma masculino filtra mis fosas nasales. Unos increíbles ojos me miran curiosos. Dios, son los ojos más hermosos que he visto jamás. Ese color gris me deja atrapada en ellos sin siquiera poder escapar.
El sujeto que me salvó de la muerte me mira... Esperen, ¡él fue quien me salvo!
—¿Quién demonios te crees para no dejarme morir?—mi pregunta lo toma por sorpresa.
A cualquier persona normal también. No es todos los días que salvas a alguien de morir y esta te reclama por eso.
—Una persona que no dejaría que otra acabe con su vida—responde con su voz molesta.
—No tenías derecho—me levanto y un frío me invade el cuerpo por lo cual me abrazo a mí misma para buscar algo de calor.
—No te iba a dejar morir—es su gran respuesta.
—Ni para morir sirvo—pronuncio bajo, pero él alcanza a escuchar. Mis sollozos bajos se vuelven fuertes, él trata de abrazarme, pero esta vez huyo. No soporto a ningún hombre cerca de mi cuerpo.
—¿Por qué querías morir?—pregunta confuso.
—Porque cuando el dolor ya no lo puedes aguantar, cuando ya no puedes seguir luchando contra la corriente, lo único que quieres es dejarte ir—respondo muerta de frío.
—Toma mi chaqueta, estas temblando—la acepto con miedo, no quiero me haga daño.
—¿No quieres nada a cambio?—pregunto temerosa.
—¿Por qué lo iba a querer?—la acepto mientras me la coloco.
—Me tengo que ir—me muerdo el labio.
—Espera—el miedo se instala, no quiero que me haga daño.
—¿Qué?—mi voz sale como un susurro.
—Promete que no tratarás de hacerlo de nuevo. No sé qué pasa en tu vida, pero esta no es la solución. Encuentra algo que te haga aferrarte a la vida—no prometo nada y me marcho. El dolor de cuerpo que traigo es insoportable.
Cuando llego a mi auto me rompo en llanto, no quiero vivir, ¿es difícil de entender? Conduzco en dirección a mi infierno. El infierno que tengo en la tierra.
Gracias a Benjamín ya no creo en mí, solo creo que merezco todo el dolor por ilusa que fui. ¿Por qué sigo aquí sí solo hago sufrir? Solo sufro, ¿esto es lo que merezco?, ¿sufrir toda mi vida? Años de dolor, años de tortura. Solo le brindé mi amor, ¿por qué pagarme se está manera tan vil?
¿Cómo fue que me dejé engañar de este modo?, siempre me creí mejor cuando estaba con él, me hizo creer que yo podía ser lo que soñé. La verdad golpeó fuerte, pero tarde. Nadie es lo que parece. No, Benjamín no es ni la mínima parte de lo que creí. Mi verdugo. Ese maldito destructor.
Cuando llego a casa todo está apagado y ruego en silencio porque él no se encuentre. Abro la puerta con temor y suspiro aliviada, no está. Si supiera que llegué a esta hora no quiero imaginar lo que me iba a esperar.
Entro a la habitación y me miro en el espejo. Una sonrisa pasa por mis labios y luego desaparece. La chaqueta de cuero del chico que me salvó sigue en mi cuerpo. Paso un dedo sobre la tela de esta, pero luego lo dejo caer. Tengo que ocultarla, si Benjamín la descubre me mataría. Pensaría que le soy infiel y no quiero saber lo que pasaría conmigo.
Entro al baño y la dejo caer al igual que toda mi ropa. Me baño mientras busco una solución, ¿abandonarlo?, ni en juegos, me mataría y luego a mi familia. Suspiro pesadamente, no quiero seguir con esta miserable vida, pero el miedo me controla.
Cuando salgo me envuelvo en una toalla, llevo la ropa mojada a secar y la chaqueta la oculto en lo último de mi clóset dentro de una caja de recuerdos que tengo. Benjamín nunca ha molestado esa caja, la doblo bien y la entro allí. Me pongo mi pijama, una que cubre todo mí cuerpo y me acuesto. Tantos planes tronchados. Suspiro y me arropo apagando todas las luces y dejándome caer en los brazos de Morfeo. Aunque el día de hoy solo quería caer en los brazos de la muerte, aquella que quería que me abrace y que jamás me suelte.
Jasper
Estoy furioso. Otra vez mi padre me compara con mi hermano. No es mi culpa que no haya encontrado una mujer para casarme, para tener hijos con ella, no luego de lo que pasó. No es mi culpa que la mayoría de mis amigos tengan sus familias hechas, no quiero eso. Estoy muy joven aún, pero al parecer mi padre no lo entiende. Sé que sería un increíble padre, digo, amo a mi sobrina con toda mi alma, la trato como a una hija, a la que no soporto es a mi cuñada, es una maldita víbora que solo el estúpido de mi hermano es capaz de controlar.
Editado: 24.10.2023