Al escuchar voces fuera salgo, pero para lo que no estoy preparada es que Jasper se encuentre en mi casa y que ahora me mire como si fuera una total desconocida. Sus ojos grises se encuentran petrificados sin dar crédito a lo que ven. Yo estoy muy sorprendida y entonces caigo en cuenta de que él sabe demasiado ya sobre mí. Mi miedo se acumula.
Él es como Benjamín.
Debe ser como Benjamín, porque solo de esa manera me encuentro el que sea su amigo. Se muere los labios y pestañea cuando los brazos de Benjamín me envuelven. El rechazo que le tengo hace que me tensa un poco, solo un poco y agradezco que Benjamín no se da cuenta. No puedo controlar eso, es como si cada vez que él intenta acercarse a mí ya mi cuerpo reacciona de manera nerviosa. Mi cuerpo y mente le temen.
—Ella es mi esposa, Jasper—Benjamín sonríe—cariño, él es Jasper Lewis, ya te había hablado de él antes—una perezosa sonrisa se forma en mis labios, espero que nadie se dé cuenta de lo incomoda que me encuentro.
Tener que fingir, tener miedo. Todo eso es parte de mi vida, pero ahora cuando tengo a Jasper cerca no puedo actuar como siempre. Porque él sabe demasiadas cosas de mí, sabe que trato de matarme y si ese psicópata de mierda se entera será mi final y el de mi familia. De solo pensarlo siento que palidezco.
—Claro—susurro despacio y con alegría fingida.
—Es un placer al fin conocerte—dice Jasper y le paso mi mano la cual toma y deja un beso en ella. Sus ojos son dos pozos oscuros e infinitos de preguntas contenidas porque no puede hacerlas justo ahora. O eso espero, espero que mi mirada me delate y él entienda que no quiero preguntas ahora.
—El placer es todo mío, señor Lewis—susurro respirando aliviada cuando su mirada pasea por otro lugar que no sea yo.
—Estás esplendida cariño—las náuseas de tenerlo cerca de mí atacan, pero trato de controlarlas.
—Pasamos al comedor que ya tengo todo listo—anuncio y ellos asienten. Benjamín es el primero que camina dejándome atrás. Todos entran menos Jasper.
—¿Quién demonios eres?—pregunta apretando los labios con el ceño fruncido. Mi cuerpo se tensa por la molestia en su voz, pero respiro hondo para calmar los alocados latidos de mi corazón que van a millón. Justo ahora la adrenalina en mi cuerpo es mucha.
—Te lo explicaré, pero por favor, no comentes que me conoces. Por favor—él asiente y entra al comedor. Suspiro queriendo llorar.
Ingreso al comedor y sirvo todo. Ellos hablan animadamente y me sorprende que Benjamín tenga a personas tan educadas y agradables como lo son estas que se encuentran en el infierno que suelo llama hogar.
—Esto está delicioso Allen—cometa Ana, esposa de Ben con una sonrisa.
Ana es una hermosa joven de rasgos finos, cabello rubio y unos ojos azules. Parece alguna modelo famosa, pero la dulce sonrisa que posee en sus labios me hace saber que es una encantadora mujer.
En cambio, Ben es de cuerpo fuerte con un bronceado que seguro debe enloquecer mujeres, ojos negros y cabello castaño.
—Muchas gracias—Benjamín acaricia mi muslo por encima de mi vestido y mi cuerpo entra en tensión sintiendo el pánico.
No quiero. Aleja tu mano infeliz.
—¿Por qué no invitaste a tu novia Santiago?—pregunta Benjamín limpiando sus labios.
Y llegamos a Santiago. Un hombre con los ojos azules más bonitos que he visto, cabellera oscura muy abundante, poseedor de una sonrisa que encontraría encantadora si no sintieras que le temas a todos los hombres en general.
—Tenía asuntos que atender—responde él con una pequeña sonrisa.
—El único solterón aquí es Jasper—se burla Benjamín.
—Ni te creas, éste ahora tiene una obsesión por una chica que conoció—murmura Ben para luego dar un bocado al pollo en su plato.
—En serio?—pregunta Benjamín visiblemente sorprendida—¿Quién es, Jasper?—Jasper mantiene la mandíbula apretada como si hablar de esa chica lo molestara mucho.
—Alguien—murmura distante.
—Es una chica que ayudó un día que trató de suicidarse—mi cuerpo se tensa y soy consciente de que todos en la mesa se han dado cuenta.
—¿Una chica que trató de acabar con su vida?—pregunta Benjamín mirando a su amigo.
—No quiero hablar del tema—dice tajante.
—Ben—ahora es Santiago quien le advierte con los ojos.
—De seguro es una pobre infeliz que no sabe disfrutar la vida—dice Benjamín relajado—no es como que fuera la primera, seguro su novio la dejó o la engañó y ya quiere matarse, las mujeres son tan dramáticas a veces. La suerte es que tengo una mujer muy inteligente que jamás intentaría algo así. ¿Verdad Allen?—la amenaza en su voz solo yo la reconozco, por eso le regalo una sonrisa preparada, como todas las que les doy a él.
—Exacto—miento descaradamente y me hace sentir horrible.
—Una esposa muy hermosa y sexy—me besa y me obliga a corresponder de manera entusiasmada.
—Creo que ya no puedo comer más, es usted una gran cocinera, Allen—me halaga Jasper con un toque de ironía.
—Gracias por el cumplido—todos terminan y se van a la sala mientras recojo la mesa.
—Te ayudo—Jasper aparece y muerdo mis labios.
—Creo que yo puedo sola—susurro y él niega.
—Estas hermosa Allen—no sé porque siento mis mejillas calentarse, no puedo creer que me esté sonrojando por un cumplido.
—Gracias—susurro terminando y respirando hondo.
Camino hasta la sala y Benjamín me da una mirada extraña, trato de no estar nervioso. Ana me habla de manera alegre y yo trato de socializar lo cual es un reto enorme cuando todo lo que quiero hacer es estar lejos de aquí.
—No crees que es momento de que ya tengas un hijo Benjamín?—pregunta Ben besando la mejilla de Ana.
—Puede ser—susurra entonando sus ojos a mi dirección. Trago en seco al ver la lujuria desplazándose en sus ojos.
—Necesito ir al baño—le digo a Benjamín y él asiente de manera distraída. Necesito aire, siento que me ahogo.
Editado: 24.10.2023