Prohibido para ambos

Capítulo 10

Respiro hondo antes de salir de casa. No quiero ver a Jasper, sé que va a preguntar y no quiero responder a nada. No me siento preparado para hablar con él de lo que pasa en mi vida. Ya ni confío en él, es amigo de esa bestia y eso ya es suficiente para hacerme sentir inquieta.

Benjamín representa todo lo malo que hay en mi vida, es mi miedo, lo que me estanca. Todo lo que soy ahora es obra de la maldad que habita en su ser. Porque ese hombre es el ser humano más horrible que ha pasado por mi vida.

No evito una pequeña sonrisa, al menos hizo lo que le pidió y sacó a Benjamín de la casa. No sabe lo agradecida que estoy con él luego de eso, pero no le puedo decir la verdad, sé que me verá como la culpable de todo y no me va a creer nada. Benjamín es su amigo desde hace años, yo solo soy una loca que se lanzó de un puente y que él ayuda para que no se mate.

Pensé en luchar, y lo que hice anoche me ha dado un poco de coraje, coraje para salir de este abismo en el que me encuentro. Tengo años ignorado algo y es que necesito ayuda. Diana no me dio aquella tarjeta para que no la use, fue para que me ayude. Anoche vi varios documentales de mujeres como yo y ellas pudieron salir adelante, quiero hacerlo. Quiero que este miedo desaparezca de mí, quiero ser libre, quiero a mi familia, quiero mi vida de regreso y voy a luchar para conseguirla nuevamente.

Anoche di un paso, quiero dar más como esos.

Al llegar a la empresa suspiro con pesadez, es hora de que hable con Jasper.

—La peste llegó a este lugar—Frida grita y los demás se ríen. Me hago de oídos sordos y sigo caminando al área de diseño donde debe de estar él. Porque Frida solo es un mal personaje que se cree la mala del cuento con sus comentarios hirientes. Si, muchas veces logra que duela, pero ahora solo necesito enfrentar a un hombre de mirada profunda y ojos grises.

Al abrir la puerta en silencio me quedo paralizada. Raisa está aquí y tiene una conversación bastante privada con Jasper.

—Te extraño Jasper—dice ella y pestañea haciendo que se vea adorable. Raisa es una mujer sumamente hermosa, de esas mujeres que no deben envidiar algo a otra persona porque parece poseer todo, pero lo cierto es que un poco de humildad a ella no le caería nada mal.

—Ya dije que no quiero nada contigo Raisa, busca otro título para jugar—ella sonríe de manera maliciosa y muere su labio de una manera descarada. Me muevo con intención de salir del lugar, porque esto no es algo que deba estar escuchando.

—Tengo que recordarte lo bien que se siente estar conmigo?—pregunta de manera sensual y me quedo quieta en mi lugar.

—Déjame en paz, no quiero absolutamente nada de ti, entiéndelo—ella abre los ojos con sorpresa.

—Respuesta equivocada Jasper—lo rodea—sabes que aún estoy en tu mente, no sé por qué tienes todo ese drama del chico plantado, eres un adulto ya supéralo—murmura como si aquello fuese lo más aburrido que tuviera que vivir. Me siento mal por esas palabras dirigidas a un hombre que seguramente la amó con locura y ella no valoró.

—Sabes que no me gusta ser grosero con las mujeres—dice Jasper quien parece que se está molestando con cada segundo que pasa.

—Y esa es una de las cualidades que más me gustan de ti—responde con una sonrisa macabra en sus labios.

—Por esa razón te pido cordialmente que te marches de este lugar, por favor—Raisa sonríe y se aleja.

—Sabes que soy a quien amas todavía—él se queda en silencio y ella se ríe—cuídate Jasper, porque puedo hacer que caigas en mis redes más fácil de lo que crees—Jasper solo la mira en silencio. Me oculto cuando ella sale y respiro aliviada al saber que no me vio y no estará en problemas por ello.

Entro y veo a Jasper con la cabeza baja, me quedo en silencio, nunca he sabido consolar a nadie, mi silencio es lo único que le puedo brindar en este momento. Creo que esa chica tiene una belleza externa que cualquier mujer desearía, pero que carece de mucha belleza interna porque por dentro está muy vacía y horrible.

—Allen—dice Jasper mirándome—o… ¿debería llamarle señora?—cierro los ojos y muerdo mis labios en señal de nerviosismo.

—Yo...

—Tú tienes mucho que contarme Allen, no sé quién demonios eres—miro a otro lugar evitando su mirada—dime la verdad, por favor—ruega en voz baja y yo lo miro. Esos ojos grises atrapan los míos y no puedo evitar mirarlo más tiempo del necesario. Luego aparto la mirada para suspirar con mucha pesadez.

—Yo...

Recuerda que la vida de tu familia está en mis manos Allen, dice algo que no debes y puedes saber que al día siguiente no existirá ni rastro de ellos.

La voz de Benjamín llega a mi mente recordándome que estoy atrapada en su cuerda, que tengo todo amarrado, estoy atada a él. Es frustrante que ese hombre engañe a todos mostrándole una sonrisa y palabras amables cuando solo yo sé la clase de bestia que es. Una a la cual no le desearía a nadie jamás, por muy mal que me caiga.

>> Ese día estaba muy deprimida—susurro lentamente—yo engañé a Benjamín y mi conciencia no me dejaba vivir en paz—Jasper me escucha en silencio y me siento horrible—estaba en una etapa muy fuerte y como soy una cobarde intenté acabar con mi vida—sus ojos me observan como si supiera que miento y que todo lo que sale de mis labios no es más que una falsedad, pero es todo lo que puedo decir porque se de lo que es capaz Benjamín. Mentir se ha convertido en algo en lo que soy buena, porque tuve que aprender a hacerlo para que las cosas no fueran peores para mí.

—Benjamín ¿sabe eso?—pregunta despacio mirándome neutro.

—No tengo el valor para decírselo—suspira con pesadez, veo como pasa las manos por toda esa cabellera castaña.

—Por qué mientes?—pregunta de repente, abre los ojos con sorpresa y trato de mantener mi serenidad intacta. Mi corazón comienza a latir acelerado ante esas palabras inesperadas.




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