Prohibido para ambos

Capítulo 11

No sé qué me sucede, pero el temblor de mi cuerpo continúa. Estoy temblando y al momento de Jasper tomarme y abrazarme todo dentro de mi da una sacudida y las lágrimas salen sin control. Ya no poseo ese control característico en mí, quiero que alguien entienda mi dolor, que sepan que estoy rota sin yo tener que recurrir a las palabras.

Le dije que le temo. Y es cierto, Benjamín es a la persona que más le temo, no hay nada a lo que le tema más que a él. Él y sus ojos calculadores, su abuso sobre mí, sus gritos, todo.

La colonia de Jasper se filtra en mis fosas nasales como un suave aroma que me tranquiliza. Es muy acogedor. Mis manos cobran vida y envuelve el cuerpo de Jasper contra mí. Es extraño. No siento miedo, al contrario, es como si él estuviera recogiendo los pedazos rotos de mi alma e intentara unirlas.

Mis ojos se abren sin saber qué hacer, estoy abrazada contra él y no quiero dejarlo ir, abrazada contra un hombre al cual debería de temer porque es algo que ni yo puedo controlar, pero mis manos solo lo sujetan con más fuerza como si no quisieran. que se alejara de mí. Como si él fuera la última gota de agua en el desierto. Como si buscara con eso sujetarme un poco a la poca esperanza que tengo.

Nunca me había sentido tan bien en los brazos de otra persona, me siento tan reconfortada que me abruma, me abruma mucho. Se supone que debo temerle, que debo tenerle asco a su cercanía, pero aquí estoy, buscando consuelo en los brazos de un hombre que no conozco de hace mucho tiempo, un hombre que me salvó de la muerte cuando intenté morir, un hombre que de de alguna manera me hace sentir bien.

Levanto la mirada y esos ojos grises me miran con ternura y tristeza. Muerdo mis labios separándome de él. Jasper levanta la mano y con sus dedos limpian las lágrimas que hay en mis mejillas. La suavidad con la que me trata me deja idiotizada por un segundo. Quiero correr, pero temo arruinar todo. Todo esto parece tan irreal.

—Jasper—susurro, pero mi voz parece amortiguada. Estoy ronca y mi garganta se siente seca.

—¿Quieres agua?—pregunta él con una pequeña sonrisa para romper la tensión que establecí.

—Por favor—susurro nuevamente y él asiente. Se aleja de mí y me trae un vaso con agua. Lentamente la bebo y trato de calmar mi corazón que tarde a una velocidad que no puedo controlar, pero que trato.

—¿Cómo te sientes Allen?—pregunta regalándome una pequeña sonrisa, sé que trata de liberar la tensión en el ambiente.

—Yo… olvida lo que dije por favor—su rostro se torna serio y acaricia mi mejilla. No sé por qué dejo que lo haga, pero mi cuerpo queda calvado sin hacer ningún movimiento. Jasper reparte caricias en mi mejilla y me encuentro eso tan extraño.

—Habla Allen, yo estoy para ayudarte—me dice suavemente—cuando respondiste a lo que más le temas te refieres a Benjamín ¿verdad? —sus ojos grises me miran en busca de respuesta. Yo solo muerdo mis labios impidiendo su mirada—Allen, tienes que poner de tu parte para que pueda ayudarte—me dice.

—Te puedo pedir algo?—pregunto despacio y él asiente—¿me puedes abrazar como antes?—abro mis ojos con sorpresa y él también. Traga en seco y se acerca. Sus brazos me envuelven nuevamente y me recorta el sentirme protegido.

Cierro los ojos disfrutando de la colonia de Jasper. ¿Por qué no le temo a él? Creo que es hecho de que su madre es Eva. Sé que ella nunca criaría a un enfermo mental que le guste maltratar a las mujeres. Porque Eva es una mujer grandiosa que no celebraría que un hombre maltrate a una mujer.

Sé que debo hablar, pero me atemoriza mucho. No quiero que Jasper se aleje de mi por saber la verdad, tampoco quiero ver esa mirada de última en su cara, quiero que me siga mirando como hasta ahora: como a una persona normal.

No quiero que eso cambie porque me rompería el corazón, él poco a poco se ha ido colando y aunque no es la persona que más quiero cerca de mí, que este a mi alrededor me provoca una tranquilidad muy extraña.

Me gusta como huele. Su aroma es tan suave como las caricias que repartía en mi piel hace un momento. Sus brazos tan cómodos que me gustaría estar encerrado en ellos para que Benjamín no me maltrate.

—¡Allen!—la puerta se abre y ambos nos separamos. Diana me mira con los ojos abiertos y bastante sorprendida—disculpen, no sabía que estabas ocupada—dice mirando a Jasper con recelo.

— ¿Necesitas algo?—pregunto intentando darle una pequeña sonrisa.

—Necesitaba ver a mi mejor amiga quien me ha traicionado por semanas—la culpa me cae como un tarro de agua fría y la miro.

—Lo siento, estaba tan ocupada terminando todo lo que...

—Olvídalo, necesito que me ayudes con algo, ya la señora autorizó para que salgas conmigo—responde—¿no hay ningún inconveniente en eso?—pregunta siendo bastante bordes.

—¿Le pasa algo señorita?—la voz de Jasper se muestra tranquila, aunque sus ojos estén serios.

—Solo tenga cuidado con ella—le dice—la últimas y se las verá conmigo—me mira—te espero afuera—sale y me deja con Jasper.

—Discul...

—No te disculpes, se ve que te quiere—asiento y camino a la puerta— Allen—doy la vuelta y lo miro—me encanta tu aroma—mis mejillas se tiñen y salgo de ahí sintiendo mi cara caliente. Diana me mira interrogante, pero no hace ningún comentario al respeto.

Caminamos en silencio, o bueno, yo la sigo porque ella sigue caminando sin mirar atrás para confirmar que la sigo. Llegamos a mi antiguo lugar de trabajo y ella cierra la puerta y me mira en espera de respuestas.

—¿Qué fue eso?—pregunta luego de un momento en silencio—¿Qué está pasando Allen?—pregunta sin despegar su mirada de mí.

—Muchas cosas Diana—murmuro mordiendo mis labios—demasiadas cosas—ella suspira y se sienta.

—Te escucho—cruzo mis brazos—espero que no trates de engañarme—asiento y camino a sentarme en una silla que está al fondo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.