—Aun no me acostumbro—escucho a Sabrina y la veo mirándome, le regalo una sonrisa mientras continúo deslizándome por la cocina—aunque creo que es porque viví toda mi vida en otro lugar, creo que es normal, es cuestión de que me adapte, aunque tengo que decir que me siento orgullosa, mi francés mejora mucho y es algo que me alegra—comenta cerrando la revista que estaba leyendo antes de que yo entrara a la cocina para preparar nuestra cena.
—Me siento orgullosa de ti, me alegra que mejores, ¿la escuela te gusta?—pregunto deteniéndome un momento para darle toda mi atención. Ella sonríe divertida.
—Sí, son un poco, no sé cómo decirlo, pero no está mal, pensé que podía ser peor—ella toma un chocolate de la barra y sonríe—aun no me creo que llevamos dos meses aquí, como corre el tiempo—susurra asombrada , tanto como yo—me alegra haber comenzado mis clases de francés desde antes de viajar, porque habría hecho el ridículo de no ser así—le sonrío y me centro en cocinar.
Mi traslado fue un éxito, de hecho, he congeniado con algunos de mis compañeros de manera exitosa, puede que siga siendo un poco tímida, pero trato de dar lo mejor de mí. El día de ayer nos estuvimos presentando algunos modelos, tengo que admitir que ver personas de Londres fue como un aire fresco, porque me hace sentir de alguna manera un poco ligada a mi hogar.
Muchas veces siento ganas de correr y volver a casa, pero me detengo porque, aunque a veces es difícil, es mi elección y quiero agotarla hasta que decida que ya quiero volver.
Tengo que admitir que lo que más que hace que quiera volver es extrañar a las personas que quiero. Hablo con mamá y Romeo en cuanto nuestros horarios coinciden un poco, pero no es siempre. Diana me escribe todos los días, cosa que me alegra mucho y Santiago también me escribe de vez en cuando, en cuanto a Jasper, bueno. Él ha respetado mi decisión. No tengo un solo mensaje de él, eso me entristece, pero sé que es lo mejor. No puedo dejar que se comió a mi cuando tiene posibilidades de encontrar una buena mujer que lo quiera en la misma medida que él la querrá.
Mi terapeuta me asignó una colega aquí, por lo que continuo con mis terapias, eso puede notarse en las continuas mejoras que tengo. Las batallas conmigo misma continúan, pero ahora tengo puntos a mi favor porque me doy cuenta de que siempre estoy ganando cada una de ellas. Eso me hace sentir muy orgullosa de mí.
—Podrías invitar a tu amiga—comento y Sabrina me mira con los labios abiertos haciéndome sonreír—me encantaría conocer a los amigos de mi hija—veo como sus mejillas se tiñen de rojo haciéndola ver tiernamente.
A pesar del tiempo que tenemos juntas, Sabrina sigue siendo tímida para muchas cosas, por lo menos conmigo ya no se cohíbe y se muestra en todo su esplendor, a excepción de ocasiones en los que parece perdida en sus pensamientos. Ella también va a terapias porque lo que pasó puede dejar secuelas en una persona tan joven como lo es ella. Por lo que le sugirió la idea y ella accedió, es una niña muy obediente.
—Bueno, podría preguntarles—susurra ella—pero no me avergüences por favor, no quiero que mi reputación muera—niego divertida.
—Bien, pero no prometo nada—ella rueda los ojos, pero termina riéndose conmigo.
***
Miro a la hermosa rubia frente a mí, parece una hermosa muñeca. Su piel pálida, su abundante pelo rubio, ojos verdes y labios súper carnosos. Ella habla sin parar mientras un chico a su lado rueda los ojos, la verdad es que no comprendo que la trajo hasta mi oficina, pero lo próximo es que ella habla sin parar. La chica frente a mi es más joven que yo, pero parece que no tiene problemas con desenvolverse fácilmente. Ella suspira y hace un puchero de lo más tierno, el chico comienza a babear y sonrío un poco.
La verdad es que Darleen O´Connell es una joven llena de vida que comienza a escalar muchas portadas de revistas, es muy entusiasta y además de que sabe lo que hace, no es solo por hablar.
—Eres tan bonita—dice de repente haciéndome verla a los ojos—¿eres pelirroja natural?—cuestiona y de manera distraída llevo una mano a mi pelo antes de darle una sonrisa.
—¡Darleen!—exclama el chico haciendo que ella sonría divertida.
—Tranquilo, es como si me preguntan si soy rubia natural, lo soy por si te lo preguntabas—habla ella con rapidez—no quise sonar grosera, pero he visto mujeres que se tiñen el pelo y ya se creen pelirrojas naturales—hace una pequeña mueca.
—¿Ahora eres anti pelirrojas falsas?—cuestiona el chico que me hace apartar los ojos de la rubia para enfocarlos en él. Lo veo cruzarse de brazos serios, pero en realidad veo las comisuras de sus elevar labiosse. Darleen suelta un suspiro y pasa una mano por su cabello.
—Te acusaré con Duncan—comenta ella, de ahí parte una discusión en la cual no entiendo nada, pero si me mantiene riéndome.
Pensé que las cosas aquí iban a ser difíciles, pero no lo es tanto. Bueno, mis compañeros no son unos amorosos, pero al menos tengo a las modelos, como Darleen que son ángeles enviados del cielo hacia mí.
—Te animas?—parpadeo sin comprender la pregunta que me hace el chico.
—¿Qué?—balbuceo.
—Iremos a tomarnos unas copas el sábado, ¿te apetece?—por un momento siento un pequeño pánico, pero niego con tranquilidad.
—Tengo una niña—les hago saber—me hubiera encantado—Darleen suspira.
—Y si las copas son en mi departamento? La verdad es que me consiguieron uno realmente bonito y espacioso, mi hermano vendrá a pasarla con nosotros, me encantaría que te conozca, eres como la única amiga que tengo—dice con rapidez—tienes que conocer a mi mejor amiga, es más, te Contaré una historia súper divertida entre mi hermano y ella—yo estoy intrigada por lo que me acomodo.
—Te escucho—ella sonríe ampliamente antes de proceder a contarme todo.
Jaspe
Editado: 24.10.2023