En la escuela solo podían verse durante el receso, mientras tanto tenían a sus amigos provisionales.
John hablaba con sus compañeros de clase y sin problemas, sus antiguas compañeros habían ido tomando distancia hasta el punto de solo hablarse ocasionalmente, Sarah que era menos sociable se sentaba junto a John y sus amigos para almorzar.
— ¿Vieron el nuevo episodio de *******? — les preguntó Trevor.
— ¡Sí!, ¡estuvo genial! — dijo John — Sarah y yo lo vimos en la casa, y luego Sarah casi logra la patada voladora.
— Estuve a poco de partirle la cara a John de una patada — cuenta ella riéndose.
— Pero te caíste.
— Sí, por tu culpa.
Los chicos conversaban de manera fluida sobre sus cosas y se olvidaban de todo lo demás, para cuando volvía a sonar la campana entonces se separaban y no volvían a verse hasta la hora de marcharse.
Sarah iba caminando a buscar sus cosas en su casillero cuando fue interrumpida por su prima Kristine.
— ¿Qué haces de este lado? — le preguntó Sarah de manera algo brusca — ¿Te mandaron a repetir grados?
— No es gracioso Sarah — le dijo Kristine — vine a decirte que te comportes, todos aquí saben que somos familia así que compórtate a la altura. Haces que me avergüence.
— ¿De que estas hablando?
— Te comportas como un chico, y eso arruina mi reputación, no quiero que cuando te vean piensen que mi prima es una marimacho loca, así que comienza a compórtate bien, como una chica que ya estas grande para juegos de niños.
— No me sermonees por tonterías — le dijo Sarah — No tienen que saber que somos familia; y no me comporto como un chico, simplemente no soy tan falsa como las otras chicas.
— Ambas somos Alexandre — le reclamó Kristine — Y que se sepa no hay muchos Alexandre que no estén relacionados. Empieza a comportarte como una señorita que ya estas grande, si sigues así ningún chico te va a hacer caso...
— Alexandre es tu segundo apellido; y sobre los chicos, no me importa — le dijo Sarah — si para que alguien se enamore de mi tengo que cambiar lo que soy y comportarme como las demás cabezas huecas no quiero, prefiero quedarme sola.
— Dices eso porque no te ha gustado ningún chico.
Sarah respiro algo enardecida por los sermones de su prima y de la gente que le exigía cambiar y comportarse como "una señorita".
Kristine cerró la boca al ver que se acercaba un muchacho, Sarah miró en automático, era George.
— Mira lo que te digo, ese es George Harrison — dijo Kristine casi totalmente abobada — Creo que ya está en la universidad... pero míralo, es casi perfecto.
— Cierra la boca se te va a salir la baba — le dijo Sarah — no es para tanto.
— ¡Viene para acá! — dijo Kristine algo emocionada — viene directo hacia mí.
— Hola — dijo George con una gran sonrisa muy galante.
Kristine no se podía creer lo que le estaba pasando y Sarah se encargó de romperle la burbuja.
— Hola George — dijo Sarah — ya estoy lista; solo falta que llegue John.
Kristine miraba extrañada el espectáculo.
— Ella es mi prima Kristine — la presentó Sarah.
— Hola Kristine, es un placer — le dijo George.
— Sí, hola — le respondió ella — ¿cómo es que se conocen ustedes? — les pregunto.
— Sarah y mi hermano son muy buenos amigos y Sarah se está quedando en mi casa hasta que vuelva su padre del viaje en el que está.
— Ya veo... los amigos con los que se está quedando Sarah son ustedes...
— Exacto.
En ese momento llegó John, y se convirtió en la dicha de Sarah y la desgracia de Kristine pues ella quería seguir hablando con George.
Los chicos se subieron en el auto de George y se fueron a la casa de los Harrison.
Una tarde que no tenía más de particular que el hecho de ser de en primavera pasaron por un jardín que estaba lleno de tulipanes, Sarah se detuvo y se quedó mirando las flores y acaricio suavemente la flor mientras embozaba una cálida sonrisa.
— ¿A ti te gustan las flores? — le pregunto John.
— Claro que me gustan las flores — respondió Sarah mientras sostenía un tulipán— en especial estas, el mejor recuerdo de mi mamá es de cuando fuimos a Holanda, visitamos el jardín de tulipanes de Keukenohf y ame el lugar... A mí me gustan los tulipanes, son flores aparentemente sencillas, no tienen tanto glamour como otras flores, pero son realmente hermosos.
Ante aquello John robo para ella un tulipán y salieron huyendo del lugar para que no los atraparan.
El tiempo seguía pasando y ellos comenzaron a cambiar de a poco.
Como las tardes ya eran calurosas lo mejor que a los chicos se les ocurrió era quedarse todo el día en la piscina, pero les dijeron que no podían hacerlo hasta después de estudiar, y con lo tedioso que es estudiar más bien se estaban molestando uno al otro, John afilo la punta de su lápiz tanto como pudo y con ella comenzó a picar un lunar que Sarah tiene en el cuello.
— Esa cosa se va a convertir en una horrible verruga cuando seas más grande — le dijo.
— Tú pareces una fea verruga, deja de molestarme con ese lápiz o lo vas a lamentar.
Se concentraron unos diez minutos y luego se estaban fastidiando otra vez.
— Termina rápido — le decía John — Lenta.
— Lo que pasa es que no soy un Nerd como tú y me pusieron mucha tarea. Cuando estoy aquí siempre me ponen a hacer la tarea
Solo faltaban las clases de matemáticas de Sarah y por muy buena suerte para ella John siempre fue un genio en esa materia (que ella odiaba) y él la ayudaba.
Inmediatamente Sarah término fueron corriendo a cambiarse para bajar a la piscina, estaban prácticamente solos en la casa, los rodeaban los sirvientes que les atendían cualquier antojo. Se pasaron la tarde en la piscina.
— Sarah — la llamo Abigail — Te llaman por teléfono.