Era sábado, John estaba esperando a Sarah para ir al hospital a ver a Hanna y al recién nacido. Dado que Dereck había nacido antes de tiempo estaba en una incubadora y necesitaba cuidados especiales no era fácil velo, las visitas estaban restringidas siempre iban de dos en dos y por periodos de apenas 10 minutos por par.
Como era de esperarse John y Sarah entraron justos a ver al bebé, estaban emocionados casi parecía que era hijo de ellos dos.
— ¿Cómo puede ser tan lindo? — dijo Sarah — Lo quiero cargar.
— Aun no podemos — le dijo John — Mi primer sobrino, no puedo creer que sea tan pequeño.
Ellos estaban teniendo una conversación sobre bebés.
— ¿Te imaginas con hijos? — le pregunto Sarah a John — Solo de imaginar hijos tuyos me duele la cabeza.
John miro a Sarah.
— Te aseguro que los tuyos serán peores que los míos.
— Tus hijos le harán bullyng a los míos.
En eso una enfermera les dijo que ya era hora de salir.
Seguían burlándose uno de los futuros hijos.
Hanna los miro y se rio.
George llegaba con algo de comida para Hanna.
George estaba orgulloso y feliz por su bebé, aunque también estaba preocupado, pese a que los doctores le dijeron que no había ningún peligro Dereck. Hablaban sobre la experiencia del parto, y si las cosas seguían como iban pronto podrían irse a su propia casa.
John y Sarah salieron del hospital, no tenían nada que hacer y ambos tenían el resto del día libre y querían aprovecharlo.
Desde que John entro en la universidad no estaban juntos tan a menudo, y aunque a veces no lo parecía él había madurado mucho y por supuesto Sarah también, entre ellos y solo entre ellos hacían y decían estupideces a plena confianza.
— ¿Qué tal si nos escapamos a la playa? — sugirió Sarah — hace mucho calor.
— Vámonos; después de todo no hay nada mejor que hacer.
— ¡Rayos! — dijo Sarah
— ¿Qué pasa? ¿no podemos?
— No, no eso — dijo Sarah — me acabo de dar cuenta que eres el adulto responsable.
— Déjate de bromas.
— No estoy bromeando — dijo ella — tienes 19 años.
Sarah estaba en una especie de crisis existencial, el tiempo había pasado tan rápido que no se dio cuenta.
John se dio cuenta y se burlo de ella por lol que ella le dio un golpe en el hombro.
— ¿Entonces vamos o no a la playa? — le pregunto John.
— Sí — dijo ella — solo déjame pedir permiso y buscar mi traje de baño.
— uuy, la niña tiene que pedir permiso — se burló John.
— Cállate baboso.
Por supuesto a Sarah le dieron permiso y luego se fueron a la playa, fue un viaje largo y todo el camino fueron con la música a todo volumen cantando.
La tarde fue genial, amena y divertida.
Estaban bajo un árbol hablando y a lo lejos vieron un heladero y Sarah le dijo a John que quería un helado, aunque John refunfuño un poco se levantó para buscarlo.
Sarah se quedo sola recostada del tronco y mirando a John a lo lejos esperando su helado.
— Hola bonita — le dijo una voz — ¿Cuál es tu nombre?
Sarah se incorporo y lo miro arqueando la ceja.
— Eres muy hermosa — le dijo el sujeto — te vi y no pude evitar querer acercarme a ti.
— Disculpe — le dijo ella — pero no hablo con desconocidos.
— Pero podemos conocernos — le respondió — mi nombre es Leo. ¿me dices el tuyo princesa?
Sarah intentaba alejarse lentamente del sujeto.
— Pero no te vayas mi amor — le dijo él obstaculizándole la salida.
Sarah acelero el paso para alejarse y el sujeto de la mano.
— Pero háblame no seas así.
— ¿Por qué no le haces un favor al mundo y vas y te ahogas por ahí? — le respondió Sarah forcejeo para zafarse la mano — si me vuelve a tocar le arrancare la cabeza.
— ¿Qué está pasando aquí? — pregunto John en tono rudo.
John era apenas un muchacho, pero era muy alto así que el sujeto miro a Sarah y se alejó…
— No te puedo dejar sola ni 2 minutos — le dijo John.
— No sé por que hay tantos idiotas sueltos — le dijo Sarah.
— Tardo un poco mas y lo hubieses hecho comer arena — le dijo John y luego la miro de arriba abajo.
— ¿Qué me miras?
— Bueno — dijo John — admito que tienes buen cuerpo; pero se te nota que eres menor… él debe ser alguna especie de pervertido raro.
— Viejo asqueroso.
Ella miro a John.
— ¿Y mi helado? — le pregunto Sarah.
— aquí tienes — dijo pasándole el cono de helado un poco derretido.
— ¿Te lo estabas comiendo?
— Se estaba derritiendo.
— Esa no es escusa — le dijo ella — dame del tuyo.
— Ya deberíamos irnos — le dijo John — es tarde.
John amanecería en casa de sus padres en su habitación, buscando algo vio su viejo reloj que ya no le quedaba, era de hombre, pero a Sarah le gustaba así que fue al relojero y lo hizo encoger un poco. Se lo dio como regalo antes de volver a la universidad.
Pasaron días tranquilos la familia estaba mejor y a Dereck le dieron de alto por lo que por primera vez todos (además de sus padres claro) lo cargaron. Sin embargo, descubrieron que Dereck era sordo, George y Hanna lo llevaron a revisión luego de que la puerta de su habitación se cerrara de golpe y el bebé ni se inmutara; en las primeras revisiones no se dieron cuenta porque el oído del bebé parecía normal, pero estudios mas profundos revelaron que era sordo y faltaban otras pruebas para ver si tenía algún otro padecimiento