John y Sarah se habían pasado el día juntos (día que John tenía libre) jugaron videojuegos, vieron una película, un comentario de John los llevó a tener una guerra de almohadas, en ese momento llegó Olivia.
— ¿Qué está pasando aquí? — preguntó Olivia.
— Estábamos teniendo una pelea de almohadas — dijo John en modo casual.
— Sí — dijo Sarah sacándose una pluma del desarreglado cabello — y yo estaba ganando.
— Eso no es cierto — dijo John.
Sarah le dio un último cojinazo y se burló de él.
— No puedo creer qué sean tan infantiles — les dijo Olivia — deberían aceptar qué ya están grandes para esos juegos.
— Vengo ahora — dijo Sarah — voy al baño.
John se quedó con Olivia en la sala.
— ¿Cómo te fue hoy? — le preguntó John a Olivia.
— Bien — respondio ella — ya sabes mucho papeleo.
— ¡¡John!! — llamó Sarah desde el baño.
— Dime… — respondio él.
— ¿Podrías venir un momento?
John se paró y fue a la habitación en donde estaba Sarah.
— ¿Pasa algo?
— Necesito que vayas a buscarme toallas.
— …
— Por favor.
— ¿Enserio? — le dijo John — ¿cómo puedes no tener?
— No sabía que estaría aquí tanto tiempo.
— Cómo sea — le dijo John — deberías ser más precavida con eso.
— No me regañes cuando estoy menstruando… — le dijo — No es mi culpa que me llamaras porque estabas aburrido, tú fuiste quien me dijo que viniera.
— Pregúntale a Olivia si ella tiene.
— Pregúntale tú — le dijo Sarah — me da vergüenza.
— ¿Y conmigo no te da vergüenza?
— No.
— … — John dio un pequeño suspiro y llamó a Olivia.
— Te odio — le dijo Sarah y John se rió un poco.
Olivia llegó a donde estaba el par.
— Sarah quiere saber si tienes toallas sanitarias, ya qué tu si eres una chica normal. — le dijo John.
— … No, no tengo ahora — respondio Olivia un poco incómoda.
— ¿Pero cuando tienes la menstruación andas con toallas verdad? — le dijo John.
— Bueno sí, pero yo no uso esas — dijo Olivia.
Era notorio qué para ella era un tema incómodo.
— John — dijo Sarah — Ya deja de perder el tiempo y ve a la tienda.
— ¡Bien! — le dijo John en tono de queja — ya bajó a comprarlas.
— Ven rápido que tenemos que ir a ver los apartamentos — dijo Sarah — solo estábamos esperando que Olivia llegará.
John salió y Sarah se quedó sola con Olivia.
— ¿No crees que para John es demasiado incómodo ir a comprar toallas femeninas? — le dijo Olivia a Sarah.
— No creo — respondió Sarah — Aunque la primera vez que lo hizo si parecía avergonzado, pero eso fue hace mucho.
— Aja.
Un pequeño silencio incómodo tuvo lugar entre ellas, Olivia sentía que no podía hablar con Sarah y a Sarah aún no le resultaba cómodo conversar amablemente con Olivia, porque sentía que ella guardaba una distancia.
— No creo que a esta hora podamos ver muchos apartamentos — dijo por fin Olivia.
— No te preocupes — le dijo Sarah — ya seleccione el apartamento; solo falta que John lo vea y firme los papeles.
— ¿Qué? ¿Tú elegiste el apartamento de John?
— Sí — respondio Sarah — él casi no tiene tiempo y me pidió que lo hiciera por él; encontré el apartamento perfecto, vas a ver.
— …
En eso llegó John y le dio la bolsa a Sarah.
— ¿Me trajiste chocolates?
— Sí — respondio John — están en la bolsa; y también papitas sabor limón.
— Te amo.
— ????!!!
John y Sarah se echaron a reír.
— Perdón — le dijo Sarah a Olivia — suena raro, pero es solo una manera de decir gracias.
Sarah se retiró al baño a cambiarse.
— Sé qué lo del te amo es raro — le dijo John a Olivia — pasa qué cuando Sarah era pequeña sus hermanos la enseñaron a decir “Te amo” en vez de “gracias”…un dia le regale algo y se emocionó y me dijo “te amo”, comencé a burlarme y luego se convirtió en algo nuestro.
— Entiendo — respondio Olivia — pero cuando volvamos tenemos qué hablar de eso.
Sarah salió del baño.
— Mucho mejor — dijo Sarah sintiéndose limpia y fresca — ya podemos irnos.
Llegaron al apartamento y en efecto era perfecto, gran espacio, dos habitaciones, buena vista.
— Tengo qué admitir qué está muy bien — dijo Olivia — tiene una excelente ubicación.
— Me imagino qué harás remodelar la cocina — le dijo John a Sarah.
— Claro — respondio ella — estará listo antes de qué te mudes.
— Pero la cocina está bien — dijo Olivia abriendo los gabinetes.
— El espacio podría distribuirse mejor — dijo Sarah — y necesitamos un buen horno, un lavaplatos y otra mezcladora de agua.
— Y un tope mas resistente — agregó John.
Seguían inspeccionando el apartamento.
— Vengan a ver esto — les dijo Sarah parada frente al ventanal.
— La vista — dijo John — ya me fijé, me encanto.
— No es eso — le dijo Sarah — Fijate en ese edificio.
— ¿El quemado y abandonado? — dijo Olivia.
— Si — dijo Sarah — lo compre.
— ¿Para tu restaurante? — le preguntó John.
— Sí — respondio Sarah — el edificio se incendió hace un par de años, me lo vendieron a un excelente precio.
— …
— …
— ¿Lo quemaste? — le pregunto John en tono de broma.
— Shhh — dijo Sarah — ¡Callate, aquí hay testigos!
Ellos miraron la cara de desconcierto de Olivia y el agente y se echaron a reír.
— Estamos bromeando — dijeron casi al unísono.
— No veremos otra opción — le preguntó Olivia a Sarah.
— Había otro apartamento — respondio Sarah — y la verdad estaba muy bien.
— ¿Y qué pasó con ese?
— No te lo vas a creer pero el agente se me insinuó, no me sentí muy segura así qué lo descarte.
— Si te diste cuenta no fue qué se te insinuó — le comentó John.