Propuesta Millonaria

Capitulo siete

Melissa Wilson
 


 

Estoy a punto de agarrar el café que me ofrece mi padre hasta que mi madre me lo arrebata.
 


 

– Nada de cafeína para tu cuerpo hasta que mi nieto este fuera de él, no queremos que tengas ningún problema.
 


 

Ruedo los ojos porque sé lo que significa que diga esto frente a Thomas.
 


 

Y hablando de Roma...
 


 

– ¿Como que la cafeína afecta al embarazo? No decía nada de eso en internet y ella ya ha tomado bastantes tazas... - me mira mal y luego vuelve a mirar a mi madre. - ¿que más sabe acerca del embarazo señora Wilson? Necesito estar bien informado.
 


 

Mi madre se ríe ante su curiosidad y su leve entusiasmo.
 


 

– Dime Carolina, cielo, y sé lo justo, nada de alcohol ni cafeína, nada de estresarse, debe de estar lo más tranquila posible, nada de levantar cosas pesadas y no puede hacer mucho esfuerzo.
 


 

》Pero cada embarazo es un mundo cariño, y todo lo deben de aprender con su ginecologo.
 


 

– ¡Ginecologo! ¿No has pedido cita?
 


 

Ruedo los ojos, por enesima vez en una hora y me sirvo un poco de jugo de naranja.
 


 

– Si he pedido, la semana que viene tengo turno.
 


 

– Iré contigo.
 


 

– No esperaba menos.
 


(...)

Meto un puñado de frituras en mi boca y me rio con las frases sarcasticas de Chandler.

– ¿Otra vez mirando esa serie? - Thomas se sienta a mi lado.

Asiento y no le presto más atención mientras me dedico a mirar la pantalla frente a mi.

Me sorprende riéndose ante una ocurrencia de Phoebe.

– No es cierto, es gracioso.

También agarra un puñado de frituras y se acomoda a mi lado, me apoyo en su hombro y continúo con lo mío hasta que mi móvil nos interrumpe.

《Alexia》

15:57 PM: ¡Meli! Mi madre quiere que vengan a cenar la semana que viene, avisale al idiota de Thomas que parece que tiene el puto móvil de adorno.

《Melissa》

15:59 PM: Esta bien, le digo, besos.

– ¿Es enserio? - cuando miro a Thomas esta viéndo la pantalla de mi iPhone.

– Iremos.

– Eso significa que mi madre sabe que estas embarazada. - se pasa la mano por el pelo, un gesto que demuestra frustación. - me matará por el hecho de no haberselo dicho, trataré de esquivarla a toda costa hasta esa cena, si voy a morir que sea en ese momento, sin tantas amenazas.

Me rio y lo golpeo juguetonamente.

– ¿Por qué no se lo haz dicho?

Se encoje de hombros.

– No lo sé, la verdad es que sabía que querría organizar una cena y toda la cosa, mi madre llega a ser intimidante, más junto a mi padre.

Pongo los ojos en blanco.

– No los veo intimidantes, quizá ante tus ojos son diferentes porque son tus padres y te disciplinaron toda tu vida pero conmigo son un amor y estoy segura de que con junior seran igual.

Ahora es su turno de poner los ojos en blanco.

– Como digas.

(...)

Pasamos toda la semana junto a mis padres y no ha podido ir mejor.

Thomas ha acompañado a mi padre a su lugar de trabajo todas las tardes, pasando tiempo juntos y siempre volvían embarrados los dos mientras que con mi madre preparabamos la cena.

Carol me ha enseñado muchas comidas nuevas para cocinar cuando este en casa, no puedo estar más agradecida con mi mamá, no es posible vivir a base de delivery.

Me despido de mis padres con lágrimas en los ojos.

– No estas tan lejos hija, ya iremos a visitarte.

– Confio en eso, nos vamos a estar llamando más seguido.

Mi padre asiente y me aleja, muy a su pesar, de él para estrechar la mano de Thomas y hacerlo prometer que me va a cuidar.

(...)

Abro los ojos cuando siento unos brazos a mi alrededor levantandome.

– Shsh nena... vuelve a dormir, ya llegamos al apartamento.

Me acomodo más contra su pecho pero no me vuelvo a dormir.

El camino del aeropuerto hasta aquí ha sido cansador al parecer, tanto que ni siquiera me di cuenta de que me había quedado dormida.

Cuando entramos al apartamento; Thomas se dirige directamente a la habitación, me acurruca en la cama y dandome un beso en la frente habla:

– Iré a por nuestras cosas al auto, no te levantes.

Asiento y me doy una vuelta en la cama, prendiendo la lampara que ilumina levemente la oscura habitación.

Busco con la mirada el control de la televisión y cuando lo encuentro pongo netflix.

No se que mirar por lo que opto por la misma pelicula de comedia de siempre.

We are the Miller.

Estoy a quince minutos de haberla empezado en el momento en el que Thomas entra con nuestras maletas.

– El imbecil del portero no ha querido ayudarme y he tardado un millón de años tratando de sacar las maletas, cerrar el auto y ensima meterlas al edificio.

Ignoro sus protestas y continúo mirando la pelicula.

– ¿Que estas viéndo? - se sienta a mi lado.

- We are the Miller.

Asiente.

– ¿Tienes hambre? ¿Quieres delivery?

Niego con la cabeza.

– ¿Te pasa algo?

– Estoy cansada Thomas, dejame mirar la pelicula tranquila.

Asiente y, después de levantarse de la cama, sale de la habitación.

Gruño frustrada y hago lo mismo que él, siguiendolo hasta la sala.

– Perdón, no quise hablarte de esa manera, supongo que son las hormonas del embarazo.

– ¿Así va a ser? ¿Me tratas mal cuando quiero cuidarte y despues me pides disculpas?

Parece un niño dolido, quiero reirme pero sé que no es justo.

– No controlo mi humor y lo siento, llevo días sintiéndome así, pero mañana iremos al ginecologo y le diremos todas nuestras dudas.

Asiente y abre los brazos.

– Ven aquí. - lo hago y envuelve sus brazos a mi alrededor-  despues de un viaje tan largo esperaba que nos bañaramos juntos y luego durmieramos abrazados.



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En el texto hay: amor, miedos, embarazo

Editado: 15.08.2021

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