Propuesta Millonaria

Capitulo dieciséis

Thomas Drew 
 


 

– ¡Necesito sexo! ¿Que es esa mierda de dos semanas sin nada? No tuve el maldito aborto.
 


 

Escuchar la melodiosa voz de Melissa me hace despertar feliz y lleno de paz.
 


 

》¿Ni siquiera puedo meterme un puto consolador? ¿Que clase de estupido doctor es usted? No sabe que una mujer embarazada tiene necesidad...
 


 

Le arrebato el teléfono.
 


 

– Disculpe las molestias doctor, no se me volverá a escapar.
 


 

No pasa nada señor Drew, lidio con mujeres como ella todos los días, que tenga bonita tarde.
 


 

Cuelgo y la miro.
 


 

– ¿Anoche te quejabas por la dieta y ahora por el sexo? ¿No te bastó con espantarlo cuando te dio la noticia que lo tenes que llamar por teléfono? El hecho de que estés embarazada no te da derecho a hacer eso, el hombre solo hace su trabajo que es cuidarte.
 


 

Me mira como una niña que está siendo regañada.
 


 

– Lo sé pero simplemente me gana el impulso, no todo es intención mía.
 


 

Pongo el teléfono nuevamente en la mesa de noche y voy hacia el baño.
 


 

– Yo estoy en esto contigo, no estás sola en la dieta y tampoco estás sola en la abstinencia sexual por dos semanas. - pongo pasta en el cepillo y la miro a través del espejo cuando se adentra al baño.
 


 

Me meto el cepillo en la boca y bajo la mirada hasta su vientre de diez semanas, se ve tan hermosa.
Se acerca coqueta y me abraza por atrás, acariciando mi torso desnudo y repartiendo besos por mi espalda.
 


 

– Perdón, estoy siendo egoísta.
 


 

Frunzo el ceño y escupo la espuma.
 


 

– No lo estás siendo, solo que estás loca y tus hormonas lo empeoran. 
 


 

Me muerde y me nalguea juguetonamente.
 


 

– Iré a hacer el desayuno, aunque como estoy loca no querrás que te alimente.
 


 

Sale del baño y mi mirada va a su culo, si, en definitiva ella es perfecta.
 


 

(...)
 


 

– Alexa esta subiendo ¿estarás bien si me voy al trabajo? Podría cancelar todas las juntas y quedarme aquí contigo, de paso echar a mi hermana.
 


 

Me sonríe dulce y me abraza.
 


 

– Ve a trabajar que estaremos bien, miraremos unas películas.
 


 

– Bien, no laves nada de los trastes ni intentes limpiar algo, recuerda que en la tarde viene la chica que contraté.
 


 

Asiente y me besa.
 


 

– Te extrañaremos pero ve a ser un papi de negocios. - vuelvo a besarla y bajo a besar su vientre.
 


 

– Tratare de llegar antes.
 


 

Al salir me topó con Alexa que viene cargando bolsas de supermercado.
 


 

– Espero que no sean hamburguesas o comida chatarra.
 


 

Me mira seria.
 


 

– No, le haré un arroz con verduras, cuidare bien de mi amiga y mi ahijado no te preocupes.
 


 

Asiento y luego de besar su frente me voy del edificio.
 


 

En el camino a la empresa recibo un par de llamadas que me recuerdan que esta tarde es la boda de Alexander.
 


 

Lo había olvidado mierda.
 


 

Por el manos libres marco el número de Melissa, al segundo tono responde.
 


 

— ¿Que te olvidaste?
 


 

— Quería recordarte que esta tarde es la boda de Alexander, si no te sientes en condiciones no vayas pero yo debo ir cielo.
 


 

Rezo internamente que no me regañe.
 


 

Lo había olvidado, pasa por mi a la hora del almuerzo.
 


Cuelga la llamada y continuó mi camino hacia la empresa.

Es sábado pero debo terminar el trabajo que no termine ayer ya que no vine. Y de paso debo de terminar temprano, según Alexander la ceremonia comienza a las 14 horas.

Son las ocho treinta de la mañana cuando entro a la primer reunión del día. Me centro de lleno en el tema que estamos tratando.

— Y esos son los activos que tendríamos si aceptamos dicha sociedad.

Asiento.

— En mi opinión debemos firmar la sociedad ya que necesitamos esas ganancias.

Frunzo el ceño en dirección al hombre que ha dicho eso.

— ¿Y por qué crees que necesitamos dichas ganancias? ¿Acaso la empresa esta pasando por una crisis y yo no me he enterado?

— No lo tome a mal señor Drew pero sabemos que pronto se va a casar, va a tener un hijo y si ya se está ausentando pronto lo va a hacer más. No podemos permitirnos rechazar asociaciones cuando el jefe casi ni está aquí.

Me levanto y apoyo ambas manos en la mesa.

— Tengo a muchísima persona trabajando para mi, no estoy dejando de lado mi empresa porque aunque me encuentre en mi casa o de luna de miel sigo trabajando. No tienen porque reclamarme nada ustedes, en todo caso la única con derecho a eso es mi mujer porque trabajo aún estando con ella.

》Ahora si me disculpan tengo otra reunión, no quiero más mierdas como las que acabas de decir porque tendrás otro jefe, ya que tanto te quejas de mi.

Salgo de la sala echando humos por las orejas, no estoy para estas porquerías, ahora mis propios empleados se creen con el derecho de quejarse de mi. Se piensan que tengo que vivir de esclavo con el trabajo y no tener vida social.

El resto de la mañana transcurre más tranquila y cuando llego a casa Melissa se encuentra en el baño de la habitación así que para no tener distracciones me dirijo al que se encuentra en el pasillo.

Me baño y cambio rápidamente, al salir a la sala Melissa se encuentra cambiada y comiendo extraño una ensalada.



#1480 en Otros
#426 en Humor
#3931 en Novela romántica

En el texto hay: amor, miedos, embarazo

Editado: 15.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.