Propuesta Millonaria

Capitulo veinticuatro

Thomas Drew
 


 

Andrew apoya su mano en mi hombro y me sonríe levemente.
 


 

— Comprendo tu miedo pero no estás solo en esto, tenés a Melissa, ambos pueden ayudarse mutuamente.
 


 

Suspiro recordando su historia, él no tuvo a nadie que lo ayude con su hija, quedó solo debido a que su mujer murió en el parto.
 


 

De repente un dolor enorme se apodera de mi pecho, no quiero pasar por lo mismo. No podría imaginar mi vida al lado de la personita que tanto ahnelamos, pero sin Melissa, no podría hacer nada sin ella.
 


 

Los ojos se me llenan de lágrimas y Alexander me mira confundido.
 


 

— ¿Que ocurre Thomas? ¿Lloraras como una niña? Déjale eso a tu hija cuando nazca.
 


— Estoy sensible cabrón, cuando estés en mi situación me comprenderás. Tengo miedo de pasar por lo mismo de Andrew, y no es por ser malo amigo, pero te admiro por aguantar algo que yo no hubiese aguantado.

Me sonríe.

— Conocí a Chloe y mi vida mejoró, no todo fue malo.

Comenzamos a contarnos anécdotas de cuando éramos jóvenes y arrasabamos con todo, nuestro mayor miedo en esos momentos era que las chicas con las que salíamos descubrieran que también salíamos con otras chicas.

Y no, viejos no somos, pero pasamos de esas andanzas a estar recordándonos cosas, los tres con un anillo de casamiento, tomando café en un centro comercial, porque vinimos a comprar cosas para decorar la habitación de Adara.

— A Isabella le encantó el nombre que le eligieron.

Un rayo de tristeza pasa por la mirada de mi amigo, Alexander es una persona muy cerrada, con el tiempo hemos aprendido a qué si él no nos cuenta las cosas no debemos preguntarle nada.

Pero estoy casi seguro de que algo malo paso y le duele.

Cerramos nuestra tarde de compras con unos helados, nos reímos porque parecemos de todo menos empresarios serios. Y es que con otros lo seremos pero entre nosotros o con nuestras familias nunca.

Respiro paz el tiempo que conduzco hacia casa, los chicos también se han ido y estoy ahnelando llegar y estar a solas con mi mujer, aunque al mismo tiempo no.

Hoy es el día al que tanto le huí.

Un WhatsApp llega a mi celular recordando lo que haremos apenas llegué a casa.

Espero tu mente esté lista,
porque ya tengo los vídeos
de parto que veremos.
16:43PM
 


 

¿Ya estás viniendo?
16:43PM
 


 

Si cariño, estoy en camino.
16:44PM
 


 

Este es el momento en el que me preguntó ¿Que mujer, en su sano juicio, quiere ver lo que le harán al momento de tener a nuestra hija?
 


 

Y es que está bien prepararse mentalmente, pero, según tantos de los libros que he leído, el parto es uno de los dolores más fuertes del mundo, yo si fuera mujer no querría ver y traumatizarme.
 


 

Preferiría esperar al momento y sorprenderme.
 


 

(...)
 


 

Mi rostro debe de reflejar el horror porque Melissa no para de partirse de la risa.
 


 

— ¿Realmente se puede abrir tanto?
 


 

— Me dilatare bastante, no es cualquier cosa lo que va a salir, va a ser un bebé.
 


 

Asiento.
 


 

— Pero seguro te va a doler ¿No te da miedo?
 


 

Me acaricia el rostro.
 


 

— Más miedo me da el que no vayas a buscarme el helado que está en la nevera, voy a traer a mi hija al mundo, soportaré los dolores que sean necesario.
 


 

Asiento besando sus labios, me levanto rápidamente y corro hacia la cocina, en busca del helado que tanto quiere.
 


 

Antes de darle el helado dudo en decirlo pero finalmente lo hago.
 


 

— Así como vas a soportar los dolores que sean necesarios, espero que de esa sala salgas viva y con nuestra hija.
 


 

Me mira como si estuviera viendo el ser más dulce del mundo, se levanta con cuidado y me abraza.
 


 

— Comprendo que te asusté lo que pasó Andrew, pero yo no soy Hannah, soy una mujer sana que va a salir de esa sala de partos con su hija en los brazos, no te vas a librar de mi tan fácilmente Thomas Drew.
 


 

(...)
 


El vientre de mi mujer es una bomba de tiempo, a dos semanas del día estimado para el parto y mis nervios no pueden más.

La casa está preparada para la llegada de un bebé, su habitación está amueblada perfectamente, muchos juguetes y peluches llenan los estantes.

En la sala hay otra cuna pero es más pequeña, el placard de mi hija va a reventar de tanta ropa y aún no ha nacido.

El baby shower es esta tarde, el patio está decorado para la celebración y las personas están llegando.

Mis padres entran con una sonrisa de oreja a oreja, ambos traen un enorme oso en sus manos.

— A dos semanas de conocer a la princesa, me haces la madre más feliz del mundo hijo. - besa mis dos mejillas y debo de alejarla sin ser brusco.

— Ahora voy a ser padre mami, no puedes darme esas muestras de afecto.

Se va riendo presa de la felicidad.

Es un baby shower un poco tardío, ya que lo debíamos de hacer hace uno o dos meses antes pero Melissa lo quiso ahora e Isabella en una semana ya tenía todos los preparativos listos.

Observó a mi mujer rodeada de sus amigas y familiares, que le tocan el vientre a cada nada y la sonrisa que tiene en la cara no se me va a borrar nunca de la mente.

— Estás a dos semanas de ser un hombre responsable hermano. - Andrew apoya la mano sobre mi hombro.

— Ya lo soy, y gracias a ustedes y su compañía, por estar ahí en todo.



#1482 en Otros
#428 en Humor
#3944 en Novela romántica

En el texto hay: amor, miedos, embarazo

Editado: 15.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.