Y vivieron felices para siempre. Con esta singular frase culminan todos los cuentos de hadas que conozco. Bueno, mi historia empieza un poco después de dicha esa frase, en realidad justo instantes después de que mi línea vital dejara de transmitir, exactamente después de ver el famoso túnel lleno de luz.
Todo marchaba muy bien, dejé mi cuerpo y me dirigía a toda velocidad hacia aquella luz de mil y un colores en la cual podía escuchar la voz de miles de personas susurrar mi nombre y pedirme que siguiera el sendero marcado por aquella luz sin par. Todo marchaba muy bien, hasta el instante en que oí aquella voz y mire hacia atrás justo sobre mi hombro izquierdo. La verdad es que no vi nada pero al dirigir mi mirada de nuevo a la luz esta desaparecía rápidamente dejándome caer en un inmenso vacío; Confieso que aquellos instantes fueron los más terribles de toda mi vida (o pos vida), no solo por saber lo que había dejado escapar instantes antes sino por comprender el destino que me esperaba para toda la eternidad, y si contemplamos la terrible magnitud de la palabra “eternidad” es comprensible el inmenso temor que sentí aquella ocasión.
Lo siguiente que recuerdo fue la inmensa soledad de aquel vacío, en el cual caí por horas y horas, día tras día en los cuales solo podía recordar sucesos de aquella vida que días atrás había perdido en aquel estúpido choque con otro conductor que como yo manejaba con tragos, pero eso es otra historia que en realidad no viene al caso.
En aquella caída hacia lo desconocido todos mis recuerdos se perdían en un mar de inmensa soledad, en realidad sentía que todos eran drenados de mi mente a increíble velocidad y se quedaban muy arriba en aquel túnel insondable repleto de recuerdos de otras personas que como yo, habíamos alegado nuestras miradas de aquella luz inigualable y nos habíamos extraviado de nuestro destino final. Confieso que me aterró al comienzo, pero días después y viendo que no podía hacer nada para impedirlo lo único que se me ocurrió fue relajarme y esperar mi horrible destino.
Recuerdo que comencé a preguntarme en que consistía ese destino que me esperaba en aquel túnel donde no podía ni ver las palmas de mis manos, y es que si lo pensamos bien durante toda nuestra vidas nos enseñan como será la vida en el cielo y ese tipo de cosas pero jamás nos explican o nos preocupamos por saber a ciencia cierta como será nuestra eternidad si es que acaso no llegamos a aquel destino marcado de felicidad sin par. En realidad pensé en aquel instante que era una gran falla en el sistema de educación moderno y que hablaría con la junta de padres tan pronto regresara a casa para que temas de tanta importancia fueran incluidos en el pensum escolar el siguiente año. Luego recordé que estaba muerto y que jamás volvería a ver a mi esposa y a mis hijos; Comencé a llorar como un niño de brazos pidiendo a su madre que lo alimente, luego sin ninguna razón aparente comencé a reír al pensar que el sacerdote en mi funeral les diría a mi esposa e hijos que ahora yo me encontraba en un lugar mejor y ellos trataría de encontrar consuelo en aquellas palabras; Si ellos supieran la verdad se caerían para atrás. Comencé a reír y llorar sin ninguna razón lógica para hacerlo, pero por mas que suene loco esto me tranquilizó; Lloré y reí por horas y horas hasta que en mis ojos no quedó ninguna lagrima más y en mi alma no quedó ninguna risa. Si lo pienso bien en realidad eso era lo que me hacia falta dejar en aquel túnel, la capacidad de reír y llorar, ya que las dos son las expresiones más puras del alma humana. En aquel instante lo entendí muy bien… Ya estaba listo para conocer mi destino porque había dejado atrás todos los recuerdos de mi pasado y lo que en síntesis me hacia ser un ser humano. En ese instante lo comprendí todo, aquel túnel había cumplido su labor muy bien, ya no era un ser humano como tal sino un despojo del cual se podían deshacer en cualquier momento.
Dormí… Por primera vez en meses dormí, al despertar mis lagrimas se habían secado en mi rostro y el eco de mis risas ya había desaparecido, solo quedaba el silencio puro y simple silencio. Por días no hice otra cosa que esperar, solo esperar a que pasara algo, lo que fuera sería mejor que el tedio en que se había convertido mí caída sin fin. Este lugar ya nada tenia que hacer en mí, todo lo que me era importante y valioso lo había dejado atrás, se había alimentado de mi humanidad por completo quedando tan solo los despojos del ser humano que un día fui.
En aquel instante me relaje completamente por primera vez y comencé a disfrutar del tedio y la rutina, por que si lo pensamos bien era un castigo muy simple, y al fin un ser humano hasta al tedio se puede acostumbrar. Que equivocado estaba al pensar que eso tan simple seria mi castigo eterno.
Tiempo después algo cambió en el túnel por primara vez podida ver el final, ¿acaso había terminado mi castigo o solo comenzaba en realidad?. Me alegre un poco que la rutina cambiara por primera vez en meses o ¿eran siglos?, ¿o acaso años?, ¿Cuánto tiempo estuve en aquel túnel? jamás lo sabré pero pronto todo terminaría ¿o comenzaría? No lo sabía en aquel instante pero me prepare mentalmente esperando lo peor y deseando lo mejor. Pronto el final del túnel se vio muy cerca.
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Editado: 20.03.2020